Como suelo hacer cuando no encuentro sobre qué escribir —y no hay una lista salvadora en derredor— me di una vuelta por la página de trailers de Apple a ver qué hay de nuevo.
Sorpresa. No hay nada nuevo. Hay novedades, sí. Pero ninguna es nueva. Me explico.
Por ejemplo, el trailer de Big Momma House 2, versión hip hop de Mrs. Doubtfire, o versión femenina de The Nutty Profesor, no me decido. Por cierto, ¿ya sabían que van a hacer una segunda parte de Mrs. Doubtfire? Sí, como si no fuera suficiente, vuelve Robin Williams, vestido de señora, a castigarnos. Pero tranquilos, todo está bien: aún no se anuncia la continuación de Patch Adams.
Suele decirse que nunca segundas partes fueron buenas —y El Padrino II es la excepción que confirma esta regla—, pero en el caso de Big Momma House, ni siquiera la primera parte lo era. ¿Cómo se le ocurre a nadie hacer una continuación de una mala película? También está el avance de Monster House, otra película de animación computarizada —una más— producida por Spielberg y Robert Zemeckis y, como su trailer lo aclara, dirigida por Gil Kenan. Yo también me pregunté lo mismo: ¿quién diablos es Gil Kenan? En fin.
Hay cosas peores que decir sobre esta película. Para empezar, su trama: unos niños se enfrentan a una casa, que en realidad es un monstruo. Una casa, tal como se lee. ¿No podían haber escogido algo más dinámico o, que al menos, pudiera desplazarse? Espero que para la continuación no elijan un edificio ministerial.
No se pierdan el trailer de The Producers —otro remake, otro más— que sabe sacarle partido a las interminables piernas y las virtudes pneumáticas de una deliciosa, apetitosa, elástica y divertida Uma Thurman.
¿Y qué puede decirse del trailer de Nine Lives de Rodrigo García? El hijo del Nóbel colombiano Gabriel García Márquez, se ha especializado en un género que podría describirse como drama femenino—climatérico de múltiples tramas entrelazadas.
¿Captan la idea?
Varias mujeres de distintas edades y clases sociales, sufren cuando sus respectivos maridos no les preguntan cómo les ha ido hoy, y como que las ahoga la rutina o el descontrol hormonal y al final sus destinos se cruzan, lo que hace surgir en la mente de los espectadores profundas reflexiones sobre las relaciones humanas, el eterno femenino o sobre el precioso tiempo que están perdiendo sentados en la sala de cine, viendo esta película, cuando pudieran estar haciendo algo de provecho.
Pero como esta vez produce Alejandro Gonzalez Inarritu (antes González Iñárritu, digo, antes de trabajar en Hollywood, donde sus apellidos perdieron acentos y la eñe), el cuento es en tiempo real. Esto me provocó un ataque de caspa terrible y un sueño insoportable. Así que aquí lo dejo, por ahora.
