Treinta y tantos fue una de las primeras series en ser programadas por Cuatro cuando comenzó su emisión hace unos meses. Un clásico del drama de calidad de los años ochenta, el programa era una visión de las relaciones de pareja entre los llamados yuppies, profesionales blancos y de clase acomodada, en vena de algunos clásicos de Woody Allen. En cada capítulo no pasaba gran cosa y los personajes hablaban sin parar de las miserias de sus confortables vidas mientras se prodigaban en el relato sus ensoñaciones en una estrategia que precedió unos cuantos años a Ally McBeal.
Los creadores de Treinta y tantos Edward Zwick y Marshall Herskovitz continuaron sus retratos de las relaciones personales con Es mi vida (los adolescentes), Relativity (los adultos jóvenes) y Una vez más (los cuarentones divorciados), pero el escaso éxito comercial les llevó a abandonar la televisión en favor del cine, donde han dirigido o producido títulos tan diversos como Shakespeare enamorado, Leyendas de pasión, Yo soy Sam o El último samurái.
Sin embargo, los tres protagonistas masculinos han tomado su relevo y se han asentado en la industria en calidad de directores-productores ejecutivos en series de éxito. Ken Olin (Michael) estuvo en Alias desde el comienzo y ahora prepara Brothers & Sisters, el regreso a la televisión de Calista Flockhart. Timothy Busfield (Eliott), que tuvo un papel recurrente en El ala oeste de la Casa Blanca, es uno de los responsables detrás de la cámara de Sin rastro, mientras que Peter Horton (Gary) lo es de Anatomía de Grey.
En ¡Vaya Tele! | Vuelve Sin rastro en Antena 3