Después de dos semanas de ahondar en estrategias militares, el capítulo de esta semana, 'No one' ha devuelto la acción a 'Juego de Tronos', aunque sin entrar en la gran batalla. Últimamente nos había faltado algo de sangre, pero "Nadie" nos ha deleitado con escenas -patrocinadas por Los Clegane- que podríamos incluir en el top gore de la serie. Y ha reestablecido de alguna manera lo que podríamos considerar un orden natural; si es que lo hay en este juego, en el que la maldad y la bondad no son formas de vivir, sino algo variable, moldeable, cuestionable y al servicio de un interés (individual o colectivo).
Todo depende de lo que esté en juego. Como le recuerda Jaime a Lord Edmure (el auténtico Lord), "las cosas que hacemos por amor...", parafraseándose a si mismo y haciendo así un guiño a esa frase con la que, ya en el primer episodio, nos dejaron claro que Esa no era una serie cualquiera).
'Juego de tronos' 6x08: 'No one'
"Una chica es Arya Stark de Invernalia. Y vuelvo a casa".
Arya ha marcado el ritmo del capítulo. Primero, con la alegría inicial al confirmar lo que ya intuíamos (que es difícil de matar) y que no es bipolar, pese a esa teoría fandom que estaba arrasando en Reedit. Después, haciéndonos sufrir con el momento de mayor tensión del episodio: esa huida por las calles de Braavos con la versión femenina del T1000 de Terminator pisándole los talones mientras -esta vez sí- nos inquietábamos un poquito. Pero el entrenamiento de Syrio y el de la niña y maestra -ahora superada por su aprendiz- además de la sabia decisión de conservar a Aguja y su astucia al conducir a su perseguidora a una trampa ciega le han salvado de la muerte. De su destino, sólo se ha salvado ella, porque ha intervenido.
Ella ha decidido ser alguien. Una chica tiene un nombre. No es el episodio haya escatimado en épica dialéctica, pero la frase de Arya (y su decisión final) es más trascendental de lo que parece, por lo que supone: los Stark se recomponen; los malos "pierden". Ese es el orden natural que debería gobernar y el que ha hecho que Arya sea Arya y la niña, sólo un rostro ensangrentado en el salón de los muchos rostros. No es casual que la espada que Jon le regaló le haya ayudado. Igual que ahora Jon ayuda a Sansa. Un nuevo y optimista futuro empieza a dibujarse para los Stark y eso que parecía que habían desaparecido del mapa.
El amor y el honor en los tiempos de guerra
"Elijo la violencia"
Cersei Lannister
Igual de intensa -a otros niveles- ha sido la escena entre Jaime y Brienne; dejando claro el abismo que les separa, sí. Pero también que comparten más valores de los que -sobre todo él- creen. Lo de Brienne y Jaime es amor porque sólo quien te ama es capaz de sacar lo mejor de ti; Brienne actúa sólo por honor y sabe como nadie practicar el juego limpio. Jaime está atrapado entre su apellido y su verdadera ética. Algo me hace pensar que se está allanando el terreno para una nueva evolución del personaje, siguiendo los pasos de Tyrion, y que con la espada le entrega a Brienne algo más que un trozo de acero. Teoría revalidada al verle suspirar cuando sus caminos vuelven a separarse.
En cuanto a Cersei, su final podría estar cerca. Ya es algo tácito: ha perdido su autoridad y ha sido relegada -literal y metafóricamente- a la galería, con "el resto de damas de la corte". Y su única baza hasta el momento, La Montaña, resulta inútil sin un juicio por combate. Podríamos decir que Tommen ha vendido a su propia madre por amor/encaprichamiento (y en el Festival de la Madre, para más ironía): pero no es más que un niño/títere en manos de La Fe.
De todas formas, sus pajaritos -la ex-agencia de noticias de Varys- le han informado de que aún podría tener otro as bajo la manga; Cersei es una mujer de recursos y una madre guerrera. Y La Fe le está robando al único hijo que le queda: es en este punto cuando recordamos que (aún) no podemos desestimar su poder, pese a lo mal que pinta el futuro para ella.
Focos conflictivos
A Jaime no se le ha olvidado las cosas que se pueden hacer por ese amor salvaje e irracional por la familia y recurre al chantaje para convencer a Lord Edmure de convertirse en el caballo de Troya que, como bien apuntaba Marina la semana pasada, tanto necesitaba para ganar el asedio. El argumento de la sangre no sirvió para el Pez Negro pero sí para que Lord Edmure "tome" también otra decisión, aunque forzado: rendir el castillo. Aguasdulces es, con esta jugada y la muerte del Pez Negro, que aún se oponía y no apoyaba la tregua, territorio Frey.
Se consuma así la ejecución del plan que se inició en la Boda Roja, pero, al mismo tiempo, se inicia otra posible venganza: con el ejército Tully siendo "pacíficamente conducido al norte" y disponible para pelear, el empoderamiento de los Stark es cada vez más real. La prueba definitiva se librará la semana que viene, en "La batalla de los bastardos" que da nombre al episodio. Al mismo tiempo, Lady Crane nos ha recordado en rima un conflicto sin resolver: la venganza por la muerte de Joffrey, que puede acabar con Sansa si Cersei consigue cumplir su amenaza.
Lo que también queda por decidir es el futuro de los hombres liberados por Daenerys y de su reinado en Meereen. Su entrada triunfal en plan "es que no os puedo dejar solos" no podía haberse producido en mejor momento. Los amos no entienden de honor y no juegan con las mismas reglas que sirven en Desembarco del Rey para defender un apellido o gobernar un reino ; han violado el acuerdo, dejando a Tyrion, por primera vez, sin argumentos. Suerte que tienen dragones y a Varys en misión diplomática.
La forma de introducir la trama ha sido también una lección de cómo hacer "explotar" nuestras mentes, por obra y gracia del giro dramático: cuando nos estaban dando un respiro con Tyrion jugando a los monólogos y haciendo lo imposible por conseguir amigos de borrachera, incluso cuando habíamos conseguido ver sonreír a Gusano Gris y todo parecía en (irreal) calma, la realidad irrumpe en forma de flota enemiga sembrando el caos y cambiando las perspectivas de la aspirante Daenerys. Cabe esperar que otra flota (la de los Hijos del Hierro encabezada por Euron Greyjoy o la de Theon y Yara) protagonice otra escena triunfal en el futuro y que los Dothraki también tengan su momento de gloria en los conflictos de su Khaleesi.
El Perro: de ex-asesinos anónimos a la Hermandad de los Estandartes
La ausencia de Sandor Clegane durante todo este tiempo no nos impide entender su evolución. Nos bastó esa desconcertante escena a lo amish compartiendo -a su manera- su vida con una nueva comunidad y buscando la redención, como nos ha bastado otra escena para entender que no hay redención posible con una venganza pendiente, cuando algo ha destruido y oscurecido todo ese proceso de humanización. Su vena carnicera se ha despertado de nuevo y la Hermandad sin Estandartes llega en el momento adecuado para persuadirle.
Que acabe uniéndose a ellos supondría una transformación radical (casi más que la de su hermano) de su personaje en la serie: compartiría destino con el que una vez quiso matar a su hermano y a quien él mismo mató (Beric es ese caso insólito al que se refirió Melissandre antes de resucitar a Jon Snow) y se rebelaría contra los Lannister, a los que anteriormente sirvió. Para ciertos personajes, también el honor es un concepto revisable, como la bondad: también le vimos proteger a Arya, aún cuando la conducía a su propia sentencia de muerte.
¿Jugará un papel importante, ahora que ha vuelto? ¿Se verá las caras con Arya en su camino de regreso de a casa? Tal vez sea una de las tramas que 'Battle of the Bastards' ignore para poder despacharse a gusto con la guerra por el norte, que promete una buena dosis de épica, a juzgar por el tráiler.
En ¡Vaya Tele! | Seguimiento de 'Juego de Tronos'
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