Hay quien sigue estando chapado a la antigua, hasta en 'First Dates'. Como Silvia, que no se sintió cómoda hablando de sexo tan pronto, pero casi se muere del gusto cuando Rafael quiso pagar la cuenta.
La invitación
Rafael tiene 38 años, es mecánico industrial, trabaja en Vitoria y vive en Burgos. Lo suyo es la gasolina y busca a una persona medianamente normal, que quiera conocerle y a ser posible guapa: "Que para feo ya estoy yo".
Silvia tiene su misma edad, es auxiliar de enfermería, nació en Valladolid pero vive en Pamplona. Se tatuó la palabra "dreams" porque es una gran fan de Disney, y dice que puede ser una persona frágil: "Soy Piscis, para lo bueno y para lo malo". Al verle, Rafael le gustó físicamente y le pareció que venía con la barba "muy arregladita".
Se dieron cuenta de que habían hecho un Chenoa, ya que justo cuando Rafael se había mudado desde Sevilla, Silvia había aprobado una oposición y estaba dudando entre irse a vivir a Sevilla o a Málaga.
Ella le confesó con miedo que tenía una hija de 19 años y a Rafael no le pareció mal. Silvia relató que sus relaciones anteriores habían sido bastante egoístas y no habían mirado demasiado por su bienestar.
Él le contó que le metieron en una relación poliamorosa sin previo aviso, pero se sentía bien tras dejarlo: "Yo ahora tengo un folio en blanco por escribir". Silvia le contestó con admiración, ya que ella no era capaz de no sufrir cuando acababa una relación.
El ambiente estaba relajado hasta que llegó el Rasca del amor y les salió la pregunta de si alguna vez les habían pillado teniendo sexo. Silvia se negó a hablar de eso en la primera cita: "Soy muy antigua". Lo volvió a demostrar cuando casi se derrite al ofrecerse él a pagar la cuenta. Los dos dijeron que sí a una segunda cita.
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