Después de finalizar los engorrosos trámites que conlleva una mudanza, me disponía a realizar el primer paso de adaptación que consiste en localizar el videoclub más cercano, hacerme socia, y alquilar mi primera película en la nueva ciudad.
A sólo una manzana, encontré un Blockbuster, y aunque no es precisamente de mis favoritos, me pareció correcto para salir del paso (no había visto otro) y me acerqué el domingo, con mi recibo de la luz, y mi D.N.I. para apuntarme.
Cual fue mi sorpresa cuando la dependienta, con una sonrisa de oreja a oreja, me informó de que no hacían más socios, porque cerraban en un mes. Le pregunté si iban a abrir otra sucursal en la zona, y me dijo que no, que cerraban todas las sucursales de Blockbuster en España.
Parecía tan contenta, que hasta me resulto extraño, pero buscando por la red, varias noticias me lo confirman. Blockbuster cierra los 105 establecimientos que tiene repartidos por la península, en motivo de la creciente disminución del número de transacciones de alquiler, que ha pasado de un 5% a un 60% en los últimos tres años.
Como siempre, vuelven a culpar a la piratería, de tan increíble descenso, pero a mí me parece que sus precios tan excesivos (ya sale casi más a cuenta comprar algunas películas cuando están de oferta), la falta de variedad (200 copias del taquillazo de turno y una o ninguna de esa película europea que tantas ganas tienes de descubrir) y el no disponer de cajeros 24 horas, podrían tener también mucho que ver.
Eso sí, de momento, yo sigo sin videoclub.