Parece que la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas ha querido saldar una deuda con un gran cineasta habitualmente denostado. Se trata de otorgar el Goya de Honor al cineasta Jesús Franco, que recibirá el galardón en honor de multitudes durante la gala de entrega de los premios Goya, el próximo 1 de febrero de 2009.
Y es que se trata de un cineasta que ha engrandecido la serie B y que ha sido, durante décadas, admirado fueras de nuestras fronteras y despreciado en su propia patria. Algo habitual con algunas figuras que no han comulgado con lo impuesto. El caso es que con 78 años y una filmografía de más de 180 películas en su haber, parece que es buen momento para resarcir cualquier resquicio de olvido.
Un talento prolífico que estuvo influenciado por el jazz en sus orígenes, un bohemio e intelectual que un buen día encontró en el séptimo arte su mejor forma de expresión. Elogiado por franceses y admirado por los alemanes, sus títulos se fueron sucediendo forjando un estilo único. Franco se movía como pez en el agua con exiguos presupuestos pero con una imaginación desbordante. Sin olvidar que ha sido amante del terror, del suspense, de la ciencia ficción y de lo erótico (quizás las razones por las que en España no interesaba demasiado), y todo ello incluso mezclado de forma única.
Jess Franco bien merece una revisión exhaustiva, porque desde que se ganara el prestigio con 'Gritos en la noche' (1962) y tras 'Necronomicon' que le abriera las puertas de American International (la productora que acogía a Roger Corman, con el que guarda ciertas similitudes). Bajo distintos seudónimos (Clifford Brown, James P. Johnson, Jess Frank, Lulú Laverne,...), llevó a cabo sus distintas facetas: director, productor, guionista, actor, director de fotografía, montador y músico. E impulsado por su facilidad para sacar adelante películas imposibles y variopintas, logró hasta rodar una decena películas al año.
Sus títulos nos deja una galería de personajes únicos y algunos inolvidables (doctor Orloff), pero todos ellos malvados, abyectos y también mujeres pérfidas, dispuestas a distraer a sus víctimas con su físico, para acabar con ellas. Fue capaz de llevar a cabo 'Drácula contra Frankenstein', 'La noche de los asesinos', 'Los amantes del diablo' o 'La maldición de Frankenstein', todas bajo su personal sello.
Me alegra especialmente este premio, aunque no signifique mucho, pero sí al menos sirva para que muchos recuperen algunos de sus títulos y sientan miedo, excitación e intriga con sus historias únicas. Un maestro de la serie B, nacido en Madrid, que es hoy día un referente indispensable para muchos cineastas y aficionados.
Vía | Abc
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