Termino con este artículo la cobertura del IV Festival Cines del Sur, celebrado en Granada del 12 al 18 de este mes. Voy a comentar la película coreana 'Running Turtle', programada dentro de la sección "Itinerarios", y por último os dejaré mis conclusiones sobre el certamen granadino y las ocho producciones de la sección oficial que pude ver, cuyas críticas he ido publicando desde la semana pasada.
'Running Turtle'
Fue para mí una verdadera sorpresa encontrar 'Running Turtle' dentro de la programación de un festival como el de Cines del Sur, pensado para descubrir nuevos talentos y autores y películas de zonas geográficas pobres, con pocos recursos. La película se produjo en Corea del Sur, pero dudo mucho que este país pueda incluirse en el área a la que está dedicada el certamen granadino. De hecho, hay allí una industria cinematográfica realmente envidiable y es raro que su taquilla no esté coronada por algún título nacional, superando a las superproducciones made in Hollywood que arrasan internacionalmente. De hecho, 'Running Turtle' fue uno de los mayores éxitos comerciales de 2009 en Corea.
Pero bueno, gracias a este desliz de los programadores, tuvieron los granadinos la oportunidad de acercarse, de manera gratuita, a una película de lo más divertida y emocionante, que por su procedencia posiblemente jamás habrían ido a ver al cine (en el fantástico caso de que los distribuidores de este país consideraran estrenarla algún día, que va a ser que no). Sentado en una de esas diabólicas butacas de madera, dejándome el cuello para poder leer los delgados subtítulos entre tantas cabezas (se instaló una especie de "cine de verano" en la plaza de la catedral), pude comprobar que la gente se lo pasó en grande, no tuvo problemas para seguir la trama, y aplaudió con ganas durante los créditos finales. Todos encantados, todos alegres. El cine, ya sea de Corea, de España, de Estados Unidos, de Irán, de Argentina o de Egipto, puede lograr esta maravilla.
'Running Turtle' ('Geobuki dalinda', 2009) es el segundo largometraje de Lee Yeon-woo, siete años después de ópera prima ('2424'). Escrita por el propio Lee, la película nos presenta a Jo Pil-Seong (Kim Yoon-seok), un auténtico antihéroe, un policía de pueblo que encadena una serie de infortunios mientras se obsesiona con un peligroso criminal e intenta demostrar a su familia que pueden confiar en él. Descuidado, algo bruto y aficionado al juego, sus métodos poco convencionales acaban por llevarle a la ruina; tras el desafortunado interrogatorio a un proxeneta, que casi acaba fulminado por un ataque al corazón, Jo es suspendido de empleo y sueldo.
Agobiado económicamente, el ex-policía no duda en arrebatarle los ahorros a su propia mujer (que evidentemente no se lo toma muy bien) para poder realizar una gran apuesta; sorprendentemente, le sale bien y le reporta un dineral. Pero un famoso fugitivo, experto en artes marciales, llamado Song Gi-tae (Jeung Kyeong-ho), sigue la pista del botín y no sólo se lo roba a Jo, sino que le da una paliza tremenda, le quema el cuello con un cigarro y lo ridiculiza poniéndole sus propias esposas. Jo comenta lo ocurrido en la comisaría, pero nadie le cree, piensan que se ha emborrachado y que Song está muy lejos de allí, así que para recuperar su honor deberá emprender la aventura de su vida.
Creo que con lo que os he contado del argumento ya os podéis hacer una idea del tono y el estilo de esta entretenidísima 'Running Turtle'. A pesar de la foto que he puesto y el cartel de la película, el nuevo trabajo de Lee no pertenece al género de acción, sino que como suele suceder con el cine surcoreano, su historia tiene toques de comedia, drama, thriller... y también, sí, una generosa dosis de acción. En el libreto del festival la comparaban con 'Memories of Murder' y 'The Chaser' (también la protagoniza este Kim), pudiendo haber incluido también la igualmente taquillera 'Public Enemy'; ciertamente, 'Running Turtle' se parece a estas tres en cuanto al tratamiento desmitificador, cómico y patético, del típico héroe que debe atrapar al malo, así como en la manera realista de filmar las escenas de acción, mucho más espectaculares que las que se ven en la gran mayoría de películas del género (tanto hechas en EE.UU. como en otros países).
La buena noticia es que los coreanos, aunque cuentan las cosas a su manera, han tomado muchas de las virtudes del cine norteamericano (también muchos defectos), y esto hace que muchas de sus películas puedan ser disfrutadas por cualquier tipo de público a lo largo del planeta, a pesar de ese absurdo miedo a ver algo oriental, asociado normalmente a narraciones lentas y huecas, donde apenas pasa nada. Desde luego, no es ése el problema de 'Running Turtle', al contrario, pasan muchas cosas. Demasiadas, en realidad, cayendo en ese error, también muy propio del cine de allí, de alargar la historia más de la cuenta, de complicar demasiado las andanzas de sus protagonistas y retrasar constantemente la resolución de sus conflictos. Si Lee no tardara tanto con los hechos previos al robo del dinero de la apuesta, que es donde comienza realmente la acción, y hubiera recortado toda la trama del muelle, que resulta repetitiva, su película sería más redonda, ágil y compacta.
Conclusión
Si bien me he encontrado con un certamen muy descuidado, organizado de manera lamentable, que apenas ha tenido invitados relevantes (y me refiero a directores o protagonistas de cinematografías modestas), y con una sección competitiva de sólo nueve títulos (eran diez pero a última hora no pudieron traer la interesantísima 'Apart Together'), como me dijo un buen amigo hace poco, creo que debo quedarme con el lado positivo, con el buen cine que me he encontrado. He tenido la oportunidad de descubrir tres estupendas películas que seguramente no habría podido ver de otra forma. Espero que los distribuidores españoles se animen y tras el paso por el festival lleguen a nuestra castigada cartelera la brasileña 'The Famous and the Dead' (ganadora de la Alhambra de Oro), la vietnamita 'Adrift' y la egipcia 'Heliopolis', que fue la que más me entusiasmó.
Sobre la tarea de la prensa y los "profesionales" acreditados en el festival prefiero no decir nada más de lo que ya he apuntado en anteriores artículos. Sólo reitero que me parece bochornoso que en uno de los pases sólo estuviésemos dos personas, y que en otros se entrara con bastante retraso, alguna vez incluso a la mitad de la proyección (y luego opinan de las películas, no lo dudéis). No me veo capacitado para dar un veredicto sobre el interés que ha despertado en la ciudad la programación de este año, o si se han llenado las salas, porque sólo acudí a dos pases con público. Como ya he dicho, la proyección gratuita de la película coreana sí que animó a mucha gente, pero muy pocos fuimos a ver la iraní 'Ashkan', estando además el director en la sala por si los asistentes querían hacerle preguntas tras el visionado.
Por último, quiero compartir aquí la sensación que me han dejado estos largometrajes del festival, tan diferentes, tanto por temática como por su estilo y procedencia. En lugar de ofrecer una visión positiva, optimista, del ser humano, de la sociedad, de hacer ver que aunque estemos lejos unos de otros, estamos todos unidos por un mismo propósito de integración y progreso, y que podemos confiar en tiempos mejores, como querían dar a entender los organizadores y los patrocinadores del festival que ha acogido estas películas, lo cierto es que no veo nada de eso en 'Heliopolis', 'The Famous and the Dead', 'Shirley Adams', 'Every Day is a Holiday' o 'The Time that Remains'. Quizá en otras, pero no en las que vi.
Al contrario, la imagen que dan es la de un mundo hostil en constante decadencia, triste y sin esperanza, habitado por individuos que no pueden evitar la incomprensión y el desamparo, y por tanto no preocuparse por sus propias existencias miserables, por su propia supervivencia y felicidad (o al menos, ausencia de dolor), sin importarle lo más mínimo lo que ocurre en la casa del vecino (literal y metafóricamente), y donde lo único que tiene importancia es lo que haces con tu escaso tiempo y, sobre todo, con quién lo compartes. En este sentido, el único mensaje alentador que dan, y lo veo acertado, es que podemos cambiar las cosas, aunque sea en nuestro entorno inmediato. Que si de verdad luchamos por lo que queremos, en lugar de quedarnos sentados, resignados, maldiciendo nuestra suerte o esperando un milagro, podemos conseguir más de lo que pensamos. Hay que levantarse, e intentarlo.
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