"Everything happens for a reason" ('Lost')
Esta semana, Hulu, el popular servicio televisivo de vídeo bajo demanda, alcanzó los 2 millones de suscriptores de pago en Estados Unidos, de acuerdo a cifras que maneja The New York Times. Esto significa que en cuestión de tres meses, más de 500.000 usuarios se han suscrito a este portal (las últimas cifras oficiales datan de enero y hablan de millón y medio de usuarios). Teniendo en cuenta que la cuota mensual asciende a 8 dólares, una rápida multiplicación nos sirve para obtener los ingresos que está generando.
Netflix, otro de los servicios más populares de vídeo bajo demanda, sigue también más de moda que nunca, aunque un error de comunicación de la compañía con sus clientes (subida de precio sin avisar, cambio de planes mensuales para suprimir el alquiler tradicional...) ha hecho que en los últimos meses, el famoso portal haya perdido casi un millón de clientes. Y aún así, sigue siendo el rey del vídeo bajo demanda online, afirmando tener más de 24.4 millones de suscriptores tan sólo en Estados Unidos. Con estas cifras, y viendo como existen ofertas asequibles en las que todos salen ganando (clientes, autores, distribuidoras, etc.), todos deberíamos estar más contentos que nunca, ¿verdad? Pues hay alguien que no: las compañías que ofrecen televisión por cable.
En Estados Unidos, la televisión por cable siempre ha estado mucho más extendida que en España. Mirando cifras actuales, un 44.4% de los hogares americanos cuentan con este tipo de emisiones (cable básico, es decir, sin cadenas premium tipo HBO, Showtime o Starz). Sin embargo, las cifras son bastante preocupantes para ellos. Desde 1975, el número de clientes de cable básico ha ido creciendo progresivamente, pero alrededor de 2004 - 2006 esta cifra se comenzó a estancar. Desde entonces, cada año pierden suscriptores. No hace falta ser un genio para adivinar el motivo.
Estamos en plena crisis económica, donde a muchos no les queda más remedio que eliminar los gastos superfluos prescindibles para llegar a fin de mes. Hemos llegado a un punto en el que, para muchos norteamericanos, la televisión por cable ha pasado a ser parte de esos "lujos" sin los que pueden vivir. Además, cada vez existen más alternativas. ¿Por qué pagar 20 o 30 dólares al mes por ver unas cadenas básicas (si hablamos de canales premium la cifra crece exponencialmente) si luego hay servicios como Hulu o Netflix, mucho más baratos, permiten acceder a incluso más contenido? He aquí el gran problema, por el que estamos viviendo una guerra entre streaming y cable que seguramente marque el futuro del contenido online.
Las cableras sacan sus armas
¿Qué pueden hacer las plataformas de televisión por cable para no seguir perdiendo suscriptores? La primera medida parece sencilla: retirar todo el contenido "premium" de las plataformas de vídeo bajo demanda. Así a los usuarios no les quedará más remedio que suscribirse a través del cable para ver estas películas o series exclusivas. Por eso a nadie le extrañó que Starz se retirara de Netflix hace unos meses. Con esta baja, Netflix perdió más de 1.000 series y películas de las que Starz tiene los derechos. El catálogo completo del popular portal asciende a 20.000 títulos, por lo que puede verse a simple vista que es una pérdida importante. Durante el año anterior, Starz recurrió a retrasar la llegada a Netflix de sus producciones, para de esta manera animar a los usuarios a suscribirse, pero se ve que tampoco dio muy buen resultado.
Starz es uno de los ejemplos más recientes, pero en 2011 Showtime eliminó de Netflix las temporadas más recientes de 'Dexter' y 'Californication'. Ahora si estás suscrito al portal puedes ver las primeras temporadas y engancharte, pero para seguir el resto deberás o suscribirte a Showtime o comprar/alquilar el resto de la serie a través de algún proveedor (iTunes o cualquier tienda física). Con HBO más de lo mismo: el 86% de los beneficios de la cadena provienen de la cuota de suscripción que pagan sus espectadores, por eso abrirse a Netflix no es ninguna opción (de hecho, aún han ido más allá y han retirado los DVDs que los clientes podían alquilar de manera tradicional a través de la plataforma).
Pero eso no significa que estas cadenas sean reacias a poner su contenido online, simplemente que no quieren que otros lo tengan de manera más accesible y les acaben quitando clientes. HBO por ejemplo tiene HBO GO, su propio portal de streaming, que incluye la programación de HBO más popular. ¿El truco? Que para disfrutar de este servicio es necesario estar suscrito a la cadena de cable. Ofrecen contenido online, sí, pero aún siguen ingresando beneficios por suscripción, mientras que Netflix, Hulu o similares se quedan a dos velas sin poder hacer nada al respecto. Por desgracia para ellos, las cifras que tendrían que pagar a HBO y Showtime por hacerse con series como 'Juego de Tronos' o 'Dexter' son desproporcionadamente astronómicas.
Todo tiene su razón
La frase que encabeza el post no está puesta por poner, sino que tiene su sentido. Por eso si ahora leéis en algún medio que cierta cadena se retira de Netflix o que cada vez está pidiendo más dinero por quedarse, no es casualidad ni una simple rabieta, sino que todo se reduce a conseguir minimizar la sangría de bajas que están sufriendo. Pero no sólo eso, ya que las cableras tienen otro as bajo la manga: las conexiones a Internet de alta velocidad. De esto y de qué medidas están tomando los servicios de vídeo bajo demanda hablaremos en una segunda parte de este mini-especial.
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