-Durante más de un siglo he vivido en secreto, hasta ahora. Conozco el riesgo, pero tengo que conocerla.-¿Elena? Es igualita que Katherine
El pasado jueves, The CW emitió el final de la primera temporada de ‘The Vampire Diaries‘ como la serie de mayor audiencia de la cadena y uno de los mayores éxitos de la temporada, superando incluso en los demográficos a la oferta de la ABC ‘FlashForward’. Un éxito debido en parte a la fiebre por los vampiros desatada por la saga ‘Crepúsculo’, pero que en ‘The Vampire Diaries’ no alcanza tales niveles de ñoñerío y drama sentimental.
Partiendo de la base de que es una serie destinada a un público adolescente, es evidente que la adaptación de los libros de L.J. Smith ha sabido calar en el target más comercial aportando, además del drama adolescente, todo un variado elenco de protagonistas y secundarios (todos ellos de muy buen ver) así como escenas de acción y tramas abiertas que confluyen de manera muy acertada en el trío principal: Elena, Damon y Stefan.
Como ya sabréis, la historia comienza con Elena Gilbert comenzando un nuevo curso académico cuatro meses después de la muerte de sus padres. En la escuela conoce a Stefan Salvatore, un guapo y misterioso nuevo alumno, e inmediatamente ambos se sienten atraídos el uno por el otro. El tercero en discordia es Damon, hermano de Stefan, que vive casi con el único objetivo de disfrutar de la vida y hacer miserable a su hermano. Ambos, Stefan y Damon, son vampiros.
El comienzo de temporada fue algo dubitativo, quizá porque la fase de cortejo entre la pareja protagonista y el tiempo que pasa hasta que se da cuenta de que su novio es un vampiro es probablemente la más prescindible, pero una vez resuelto este dilema y pautada la trama principal de la serie, ‘The Vampire Diaries’ experimentó un ritmo ascendente en su historia que ha culminado (y de qué forma) con el episodio final.
Elena descubre que es idéntica a Katherine, la mujer que transformó a los hermanos Salvatore en vampiros y de la que ambos estaban enamorados. La intención de Damon es abrir una tumba donde están enterrados todos los vampiros que fueron capturados a mitad del siglo XIX, y donde supuestamente se encuentra Katherine. Cuando finalmente lo consigue, descubre que Katherine no está dentro, sino que ha estado libre y viva durante todo este tiempo, pero su acto libera a toda una corte de criaturas dispuestas a vengarse de las familias fundadoras de Mystic Falls. “A grosso modo”, éste es el argumento de la serie.
Además de ello, durante toda la temporada se mantiene una tensión sexual muy evidente entre el trío protagonista, sobre todo en la parte final con el cambio de actitud de Damon y el fracaso de Stefan en su intento por no tomar sangre humana. Elena, por su parte, no es como Bella en ‘Crepúsculo’, sino que como humana se preocupa por los actos que su novio pueda llegar a hacer, exigiendo respuestas sin dejar que sus sentimientos cieguen su comportamiento.
No hay que dejar atrás las historias secundarias; el descubrimiento de Bonnie de sus poderes como bruja y su recelo hacia los vampiros marcaron parte de la trama, y el discursito que larga a Stefan en el último capítulo demuestra que esto no ha hecho más que comenzar. Por otro lado, las ganas de Jeremy por convertirse en vampiro se ven, casi con seguridad, confirmadas en este final de temporada, y marcará los primeros compases de la segunda el próximo otoño.
Por último, me gustaría hacer referencia a la trama personal de Elena. La joven Gilbert descubre que ha sido adoptada, y que sus verdaderos padres son Isobel (una vampira con muy mala leche) y su tío John Gilbert, enemigo de los chupasangres decidido a acabar con todos ellos sin que le tiemble la mano. En el terreno sentimental, es evidente que Stefan es su amor platónico, pero yo no descartaría un posible desliz con Damon, sobre todo ahora que es más humano que nunca.
La irrupción de Katherine en la serie nos ha tomado a todos por sorpresa, y a la vez supone una grata y esperada incorporación que convierte el trío en un cuarteto sentimental. Con John casi muerto, Katherine en escena, Jeremy en fase pre-vampiro, Caroline en el hospital y el descubrimiento de una nueva raza de ¿hombres lobo?, se nos plantea una segunda temporada con más frentes abiertos, si cabe, que la primera.
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