La falta de originalidad e inspiración en la parrilla americana es bastante apreciable si echamos un vistazo a los artículos que dedicamos hace unas semanas a hablar de las nuevas series de las cadenas generalistas. Algún que otro remake, series de policías, de abogados, de médicos... Si ahora mismo me preguntaran qué serie espero con más ganas, no sabría contestar. Sí, tengo curiosidad por algunas, pero nada comparado a la verdadera expectación e impaciencia que sentía hace años por algunas de las novedades. ¿Dónde están las 'Lost' o 'Mujeres Desperadas' de este año? ¿Dónde están las del año pasado?
Otros años a estas alturas ya estábamos saturados de trailers, de entrevistas con los actores y demás material promocional. Ahora nos cuesta hasta encontrar imágenes de calidad con las que ilustrar los posts. Es más, los que llevéis unos años pendientes del mundillo, recordaréis que, cada verano, solían filtrarse "misteriosamente" los pilotos de los nuevos estrenos. Las malas lenguas decían que eran las propias cadenas las que los filtraban para que durante el verano se hablase de sus series. Pues bien, ni el año pasado se filtraron, ni este (ojalá me equivoque) se están filtrando.
¿Y a qué se debe esta falta de originalidad? ¿Es la falta de ideas? No. El principal motivo, aunque no lo parezca, es la crisis económica. Muchas son las series veteranas que han visto recortado su presupuesto (un claro ejemplo son los efectos especiales malillos de la última temporada de 'Lost'), así que las nuevas series no iban a ser menos. Las cadenas están tendiendo a apostar por lo de siempre. No buscan series que destaquen, buscan series que no se estrellen en audiencia y les hagan no quedar mal con los anunciantes.
Esta autocomplaciencia se traduce en el auge de lo procedimental frente a series de trama serial. Es más fácil enganchar a un espectador casual con un episodio de 'CSI' que con uno de 'Lost', ya que para seguir la primera no es necesario tener demasiada información de otros capítulos, pero con la segunda el espectador estaría más que perdido. Además, las series seriales sufren más erosión en la audiencia por esto mismo: un espectador que se salta tres capítulos de 'Lost' tiene menos posibilidades de volver a retomar la serie que uno que se pierde tres episodios de 'CSI'. Si a eso le sumamos el hecho de que los procedimentales se vendan mucho mejor en sindicación (que ya explicamos que generaba muchísimos beneficios), entonces ya podéis imaginaros el panorama actual.
El problema de todo esto es que el conformismo que actualmente están viviendo puede pasarles factura. La audiencia cada vez está más fragmentada entre las distintas alternativas a la hora de ver televisión (este mismo año comenzaron, como nosotros, con la TDT, y no hay que olvidarse del cable). ¿Cómo se explica que, en pleno verano, la polémica 'True Blood' roce los 5 millones de audiencia en la HBO (una cadena de cable de pago que llega a muchos menos usuarios que las generalistas)? Echemos un vistazo a los ganadores de los Emmy del año pasado. ¿Es casualidad que la mayoría sean series de cable? ¿Es casualidad que los nominados este año, casi seguramente, volverán a repetir la tendencia?
Cada vez es más evidente la fuga de espectadores hacia las series que oferta el cable. Las cadenas de cable son conscientes de ello y por eso cada vez están apostando más por sus series de producción propia. Y no sólo estamos hablando de clásicos como la HBO o Showtime, sino también de otras que se han estrenado hace relativamente poco en la ficción televisiva (véase AMC o Starz). Las cadenas de cable no sólo aseguran ahora televisión con poca publicidad (o ninguna, depende del canal), sino que también son garantía de televisión de calidad. Y los espectadores lo saben.
¿Qué deberían hacer las cadenas generalistas ahora? No soy ninguna experta, que conste, pero mi opinión como espectadora es que deberían aprender a balancear el tipo de contenido. Nadie les pide que se conviertan en una nueva HBO porque tampoco es su función, pero si pudieran encontrar un equilibrio entre programación poco original pero rentable y programación más ambiciosa pero arriesgada, ya sería perfecto. Que tengan series convencionales, sí, pero que cada temporada nos ofrezcan uno o dos proyectos que llamen la atención. Que sean distintos.
No hace mucho os hablaba de los orígenes de 'Lost'. Ahí fue el presidente de la ABC el que dio luz verde al proyecto, aunque nadie le veía futuro. Incluso les concedió un carísimo piloto en Hawaii. Ésta fue precisamente una de las razones que llevaron a su despido, antes de que la serie se estrenara. Necesitamos ese tipo de ejecutivos, que sepan arriesgar de vez en cuando y apostar por series que se salen de lo común. Ya basta de CSIs o sucedáneos. Queremos ver más Losts. Más Alas Oeste. Más Kings. O eso o al final acabaremos todos limitados a ver series de cable.
En ¡Vaya Tele! | Cómo funciona la televisión americana: cadenas, estudios y productoras
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