La nueva entrega de 'Juego de Tronos' nos sorprende aún digiriendo el desenlace de El león y la rosa que dejó marcada en nuestras retinas Esa inolvidable imagen. Ya sabemos cómo se las gastan en esta serie con los giros dramáticos, pero para alguien que no ha leído los libros tanto la boda roja como la otra boda han supuesto dos grandes shocks. (¿Nos envidiáis los que ya lo sabíais?). Aunque las emociones que nos provocaron una y otra difieren mucho. El rojo que se extendió en Los Gemelos dio paso al púrpura del vino adulterado. Y ahora nos vestimos de negro.
Aunque la mayoría de seguidores de la serie le deseaban eso y más a Joffrey, habrá quien incluso le eche de menos. Porque, a pesar de querer verle muerto (así de claro), se sienten también divididos por esa mezcla de amor/odio (amas odiarlo) que provocaba ese niñato insufrible. Yo misma creo que me sitúo más en este segundo grupo. Pero señores, la cuarta temporada no ha hecho más que empezar y ya hay que nombrar a un nuevo rey. Toma lección de ritmo narrativo.
Días "de luto" en Desembarco del Rey
El Rey ha muerto, viva el Rey. Pero poco parece importar a los Lannister (excepto a Cersei). Ni siquiera su padre (por muy ilícitamente que lo sea) muestra un poco de respeto por su hijo, de cuerpo (aún caliente) presente, en, probablemente, la escena más transgresora de la serie. Mientras Cersei se apura en acusar a Tyrion, Tywin procura por su casa y busca vengar a su nieto. Y los espectadores que no sabemos nada de la saga de George R.R. Martin buscamos aún un culpable, como si de una partida de Cluedo se tratara.
Rompedora de cadenas (que ya nos anuncia la entrada en escena de Danaerys, aunque la reservan para el final) comienza precisamente retomando la cara púrpura de Joffrey --por si aún no habíamos disfrutado lo suficiente del merecido final de Joffrey "El Breve"--, que tuvo tiempo mientras se envenenaba de apuntar con dedo acusador a su hermano tío Tyrion en un último intento de acabar con él después de humillarle de todas las maneras posibles. Al mismo tiempo dejamos a Sansa huyendo con Ser Dontos, cuya reaparición en el primer capítulo ya nos ponía sobre aviso, como bien apuntó mi compañero Mikel en su review. Pero el pobre bufón sólo era un títere manejado por los largos hilos de Meñique, que sólo le utilizó para que se ganara la confianza de Sansa y así sacarla fuera de escena, bajo su ¿segura? protección. ¿Sabía Lord Baelish algo de lo que iba a pasar?
Tras su brevísimo matrimonio, Margaery Tyrell se pregunta si puede considerarse una viuda negra. No es de extrañar, teniendo en cuenta el destino de sus dos maridos. Lady Olenna trata de calmarla, mientras nos deja claro que su nieta sólo es una pieza más a utilizar en el juego de estrategia que los Tyrell han iniciado al unir su destino al de los Lannister, demostrando que los de Altojardín sólo se arriman al sol que más calienta. Pero les ha vuelto a salir mal la jugada por la inesperada interrupción del banquete que no dio lugar a consumar el matrimonio, lo que le otorgaría así plenos derechos de Reina a Margarey. Aún con todo, está claro que Lady Olenna aún se reserva un as bajo la manga, a sabiendas de que los Lannister les necesitan tanto como la Casa Tyrell a ellos: "Hiciste un gran trabajo con Joffrey, el próximo será más fácil". Todo apunta a que a Tommen le van a intentar manipular de todas las maneras posibles.
Nuevas alianzas
Con la carpa de la boda prácticamente sin desmontar, Desembarco del Rey se prepara para otro acontecimiento (menos histórico) que tendrá lugar en sólo dos semanas: el juicio contra Tyrion, formalmente acusado por su hermana. Pero el trono está vacío; como lo está la cabeza de Tommen Baratheon, el llamado a ser nuevo rey al que Tywin intenta adoctrinar desde antes de que ocupe el lugar de Joffrey, insisto, aún de cuerpo presente. El jefe de la casa Lannister se esfuerza en hacerle entender a su nieto que las virtudes de los otros reyes acabaron llevándoles a la tumba. Y que no hay mayor virtud que la sabiduría. ¿Y qué hace sabio a un Rey? Saber escuchar, dejarse aconsejar.
Como en la política, también la lucha por el trono hace extraños compañeros de cama. Eso explica que Tywin también se de prisa por poner al Príncipe de Dorne de su parte, incluso interrumpiéndole en mitad de una orgía (normal que rehúse después tomar asiento en esa cama), proponiendo unir sus dos causas, no sin antes darle a entender que es mejor estar a su lado que ser sospechoso de asesinato. Al fin y al cabo, "Víbora Roja" es experto en venenos, tenía un móvil (vengar la muerte de su hermana, violada y asesinada por La Montaña, vasallo de los Lannister) y ha desembarcado justo en el momento más adecuado. Pero en realidad poco le importa a Tywin si Orberyn y Tyrion conspiraron para matar a Joffrey. Los Lannister necesitan esa alianza para asegurar su poder interno y la fuerza de los dornianos para luchar contra las amenazas externas. Oberyn se dejará seducir por un puesto en el Consejo, pero sobre todo por la posibilidad de ocuparse personalmente del asesino de su hermana.
En Rocadragón ya han recibido la noticia y Stannis se lamenta de no contar con aliados, como los Lannister, para aprovechar esta oportunidad, ahora que ha terminado el reinado de "El Usurpador". Pero Stannis cuenta con Ser Davos, que actuará por su cuenta y riesgo (está en juego su propia vida) para atraer la ayuda que necesitan, que parece estar en Braavos. Claro que el haber dejado escapar al bastardo de Robert Baratheon es un cabo suelto que puede volverse en su contra en el futuro.
Los hermanos Lannister
El que no parece contar con aliados es Tyrion. Una vez más, el más maltratado de los Lannister ha demostrado ser un hombre íntegro y de principios. Eso le convierte, paradójicamente, en la oveja negra de la familia, teniendo en cuenta la catadura moral de los de su casa. Después de haber puesto a salvo a Shae no duda en liberar a su leal escudero para evitar su muerte, aún cuando es la única persona que podría testificar a su favor con Sansa fuera del mapa, Bronn siendo investigado y Varys de parte de Cersei.
Tyrion nos ayuda a despejar dudas descartando él mismo a Sansa o a Cersei como posibles culpables de envenenamiento (y eso que el veneno siempre es cosa de mujeres) mientras nos da una clave importante: "Quien haya matado al Rey quería que me culparan a mi, la desaparición de mi esposa me hace parecer más culpable". Insisto, ¿cómo de pringado está Lord Baelish en el asesinato de Joffrey?. Calmado, resignado e incluso sarcástico, Tyrion aguarda la llegada de un juicio que, sabe de sobra, no será justo. Su única esperanza es Jaime, pero éste parece haber perdido la cordura.
Y aquí retomo la escena que mencionaba al principio de esta crítica. Si lo de Cersei y Jaime era ya bastante repulsivo (ya sólo por definición), lo de mancillar el Gran Septo de Baelor ante su hijo muerto con una escena entre sexo semi-consentido y violación sobrepasa todos los límites. George R. R. Martin despeja con esta escena toda duda acerca de lo perversos y pervertidos que pueden llegar a ser. El momento en el que en pleno arrebato sexual golpean el brazo inerte de Joffrey es lo más despreciable que podían haber hecho como padres (aunque no tanto como el hecho de haberlo sido). Visto lo visto, parece más adecuado que sea el abuelo el que tenga "la charla" con Tommen acerca de continuar el linaje familiar.
Las amenazas externas
Aunque el reino esté conmocionado con el cambio de rumbo y más preocupado por su crisis interna, la verdadera amenaza viene de fuera. Mientras en Westeros las guerras son dialécticas, lejos de allí se libran otras batallas más sangrientas. Por un lado, los Salvajes arrasando poblados en su avance hacia el Castillo Negro. Por otro, Danaerys Targaryen haciendo progresos en su plan de conquista del trono, después de romper cadenas en Astapor y Yunkai. Tywin Lannister es muy consciente de los peligros exteriores (de ahí sus prisas por reunir a todas las ovejas en el redil) cuando hace este balance en su conversación con Oberyn:
"El Rey está muerto. Los Greyjoy se sublevaron abiertamente y un ejército de Salvajes marcha rumbo al muro. En el Este una chica Targaryen tiene tres dragones, pronto dirigirá su atención hacia Poniente."
¿A quién le resultará más áacil resistir, a los guardianes del muro o los de la ciudad de Meereen? En el Castillo Negro barajan sus opciones: hacerse fuertes tras el muro o adelantarse a los Salvajes llegando antes al Torreon de Craster, como propone Jon Snow. Por si ya tenían pocas posibilidades teniendo en cuenta los hombres de los que disponen y la crueldad del enemigo al que se enfrentan, ahora los amotinados que se hicieron con las chicas de Craster les pueden complicar más aún la vida. Así que, ¿arriesgarse a enfrentarse a ellos fuera del Muro o aguardar a que lleguen sabiendo que tienen todas las de perder? Ninguna de las opciones parece augurar nada bueno.
Menos posibilidades todavía parecen tener los señores de Meereen después de que Daario Naharis se meara, literalmente, en sus amenazas, acabara con dos suaves golpes de cuchillo con su grosero campeón y le dedicara la victoria a Danaerys, que ya parece haber sucumbido a su nuevo héroe (y no le faltan candidatos al puesto). El título del capítulo sólo tendrá sentido llegados al final, cuando la Madre de Dragones, la rompedora de cadenas, Mysha, amenaza a Meereen lanzándoles algo mucho más eficaz que flechas: barriles repletos de los que fueron los grilletes de los esclavos liberados. Una declaración de intenciones que los esclavos de Mereen seguro sabrán apreciar.
Si algo he aprendido de este capítulo sobre la narrativa de 'Juego de Tronos' es que la crueldad tiene muchas maneras de manifestarse. Las hay más sutiles, otras demoledoras. Uno puede mearse en el enemigo o comérselo. O, tal vez, conspirar para acabar con su propia sangre con tal de ostentar el poder. O matar a un pobre granjero porque en tiempos de guerra todo vale con tal de sobrevivir. Porque, como le dice El Perro a Arya para que acabe de perder lo que le queda de inocencia, "Así son las cosas. ¿A cuántos Stark tienen que decapitar para que te des cuenta?". Si, así son las cosas en 'Juego de Tronos'.
En ¡Vaya Tele! | Seguimiento de 'Juego de Tronos'
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