La temporada final de 'Evil' se emite actualmente en Syfy y puede encontrarse en streaming en Movistar+ . Es la confirmación definitiva de que estamos ante la mejor serie de terror de lo que llevamos de década. Más adictiva que nunca, con más comedia negra y más episodios inquietantes, su ausencia forzada va a dejar un hueco irreparable en la televisión de género, pero al menos se despide a lo grande, con una colección de capítulos que alcanzan la hora de duración con la misión de dar el mejor fin posible a un viaje que empezó hace cinco años.
El matrimonio King sabía que no iba a hacer una serie de género al uso, pese a que en su primera temporada adoptara un modelo que se camuflaba entre el procedural tipo ‘Expediente X', la reciente 'El Exorcista' de Fox, o los olvidados seriales de los 80 y 90 como 'Misterio para tres', en esa dinámica cálida, con la clásica tensión amorosa entre dos de los protagonistas o, sobre todo, 'Fenómenos' (2003), que también tenía a personajes dudosos de su fe que exploraban fenómenos aparentemente paranormales con una posible, o no, explicación lógica.
En esta recta final hay una confluencia interesante con 'American Horror Story: Delicate' y otras varias películas de este año como 'Inmaculate', 'La primera profecía' o 'Azrael', con las que tiene una cosa en común: el nacimiento del anticristo. Como siempre en la serie, la temporada juega con los tropos de diferentes subgéneros, y en este caso los embarazos y crianza de niños satánicos que hemos experimentado de diferentes ángulos durante el año reciben una vuelta y vuelta con su ingenio habitual.
Aunque su afición a romper con los lugares comunes siempre aboga por un sentido del humor absurdo, tontorrón, o en ocasiones paródico, no es nunca suficientemente invasivo como para evitar que haya momentos en la temporada verdaderamente turbios, cuando no decididamente oscuros, como el momento en el que un padre trata de matar a su hija con una jeringuilla de veneno o la muerte inesperada de uno de los habituales de la serie. Pese a que muchos creen que ‘Evil’ es solo una comedia, cualquier espectador que recuerde el escalofrío del episodio 4 de la primera temporada sabe que puede esperar cualquier cosa.
Comedia, terror y lucha entre ciencia y religión
Hay nuevos episodios terroríficos, empezando con 'How to Split a Atom', que juega con la idea de que un acelerador de partículas puede crear un agujero negro, pero llevándolo al terreno católico de una puerta al infierno que David llega a ver de cerca. Es uno de los más inquietantes de toda la serie, pero también caben perros robóticos, IA mimética de ultratumba, cerdos poseídos, viajes al Vaticano, reliquias del mismísimo Jesús, fantasmas en un avión, Slendermanes de tormenta, aquelarres en academias de danza a lo ‘Suspiria’...
Además, los casos de esta temporada están llenos de ideas brillantes que integran temas actuales, recogiendo esa constante de los King de reflejar todo lo que ocurre en el mundo y aplicar una postura que tan solo parece guiada por el sentido común. También hay una gran nueva camada de demonios y seres, como siempre diseñados y resueltos con animatronics y maquillaje, que en esta temporada se apoyan, en algunos momentos, en un uso muy cuidado del cgi. Pocas películas de este año, salvo ‘Alien: Romulus’ tienen monstruos así.
Pero el tema a afrontar es cómo ha afectado la cancelación de ‘Evil’ a su tramo final y la resolución de todos sus enigmas. Por lo pronto, la decisión de Paramount llevó a que la temporada tuviera dos episodios con clímax muy arriba. Antes de llegar al esperado desenlace cabe preguntarse cómo resolvieron todo en la sala de guionistas con el episodio 10, un épico survival durante un apagón con algunas de las escenas de terror más exquisitas de la serie. El encuentro de Andrea con "The Gray Man", el demonio en las sombras de la casa del vecino o el momento body horror en la oficina ponen los pelos de punta.
Un final digno para una serie que no debió ser cancelada todavía
Pero aunque la serie no puede evitar que la balanza entre lo sobrenatural y la razón tire hacia el género fantástico, no hay tampoco una plantilla para resolver o dictaminar la voluntad de Dios, así que la temporada se dedica a contraponer más casos que nunca relacionados con tecnología, algo que tendrá una correspondencia con los dilemas originales de sus inicios, pero que definitivamente está muy relacionado con los adversarios de la iglesia, dominando temáticamente el arco final, esos cuatro últimos capítulos extra que funcionan como una quinta temporada express.
El elefante en la habitación es si el final está a la altura de cuatro temporadas impecables y la respuesta corta es que no, pero al menos sí que es uno coherente con el estilo del matrimonio y la lógica interna de muchos casos que quedaban abiertos, resolviendo detalles concretos pero dejando abiertos muchos misterios. Y esto es lo que ocurre en esta coda, no hay forma de cerrar las decenas de líneas abiertas que los showrunners pensaban abordar en dos temporadas más, pero a cambio nos dan los cinco últimos capítulos más intensos de cualquier serie este año.
Sin embargo, hay algo muy satisfactorio en el final, una sensación de huida de los lugares comunes que mira al espectador y respeta su inteligencia, pero no deja de ser agridulce por saber que podría haber tenido mucho más tiempo para desarrollarse. Dicho esto, habría sido peor no tener nada, y los King han aprovechado el tiempo concedido para cerrar bien esta línea argumental con todos los puntos de bisagra de la trama comprimidos en una megapelícula de cuatro horas divertidas, terroríficas y un broche de oro para cerrar una de las propuestas más extravagantes, divertidas, escalofriantes e inteligentes de los últimos tiempos. Ojalá un spin off de la hermana Andrea.
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