La gran duda que había siempre alrededor de ‘Bones‘ era si la serie podría continuar sin hundirse una vez que sus protagonistas acabaran juntos. Es la pregunta más habitual en las series que juegan con la tensión sexual no resuelta de su pareja central (que otro título como ‘Castle‘ también empieza a ver planteada muy a menudo en su cuarta temporada), y dependiendo de si los fans consideran que dicha resolución es satisfactoria o no, la serie sabe si podrá sobrevivir. Aunque pocos temas hay que causen más división que éste.
‘Bones’ lleva amagando, con esa posibilidad desde el final de la cuarta temporada y finalmente, aprovechando el embarazo real de Emily Deschanel, sdecidieron lanzarse a la piscina con todas las de la ley. No, aunque quedó muy claro qué había pasado al final de la sexta temporada, no se ha visto la consumación de su relación (qué cursi suena esto), y cuando empieza la séptima entrega, Booth y Brennan son una pareja ya establecida que, como mínimo, llevan cinco meses más o menos viviendo juntos, alternando entre la casa de él y la de ella. Y este cambio en su relación, este paso hacia algo mucho más serio, ha traído, curiosamente, una bocanada de aire fresco a la serie.
Los mismos Booth y Brennan
Por lo que hemos visto en los dos episodios emitidos hasta ahora, que esperen un bebé juntos no ha cambiado esencialmente el modo de ser de Booth y Brennan. Ella continúa aplicando una lógica delomedora a todo (sus explicaciones sobre cómo se comporta su cuerpo por culpa de las hormonas del embarazo no tienen precio), y él está siempre preocupándose por ella. Sus conversaciones sobre su relación, sobre si deben casarse o comprar una casa juntos siguen también el tono de honestidad que iniciaron en el capítulo 100; con Brennan, las cartas están siempre sobre la mesa.
No es el único cambio que introduce la serie, porque hay un nuevo interno, Finn, para suplir al llorado Vincent Nigel-Murray. De momento, ha tenido su capítulo de presentación, en el que sabemos que es casi tan brillante como Brennan (o como Zack) y que comparte también una infancia muy complicada, pero no sabemos si dará tanto juego como otros internos, caso de Daisy o Fisher. Lo que si nos han dejado estos dos primeros episodios son dos cadáveres mucho más gore y asquerosos de lo habitual, lo que ya quiere decir algo si tenemos en cuenta el nivel de la serie en este aspecto. Parece que vuelven a divertirse con los casos (algo que se perdió en la sexta temporada), y la mayor implicación de Sweets en las investigaciones también puede dejar buenos momentos porque él aprovecha para intentar sonsacarle a Booth sobre su relación con Brennan.
Ya estaréis al tanto que el embarazo de Emily Deschanel (que tuvo un niño, Henry, en octubre) ha llevado a que esta nueva temporada de ‘Bones’ tenga 13 capítulos, más cuatro adicionales de los que ni Hart Hanson y Stephen Nathan saben aún qué va a pasar con ellos. En marzo, su hueco lo ocupará ‘The Finder’, pero hasta entonces, seguiremos viendo cómo Booth y Brennan se ajustan a su nueva situación personal. Aunque ella esté aprendiendo a abrirse un poco más al resto de la gente, no puede dejar de racionalizarlo todo, y eso continúa siendo una gran fuente de diversión.
En ¡Vaya Tele! | Y ‘Bones’ cambió
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