Después de arriesgarse a ser penalizado por el Gobierno chino por asistir al Festival de cine de Cannes 2006 sin contar con su permiso, Lou Ye ha recibido una acogida tibia tras la proyección de su película ‘Palacio de verano’. El film, de corte político, asombró por su inesperado tratamiento de las relaciones sexuales en una película china, pero también por su desinterés en la manera en que cuenta los conflictos sociales habidos en su país. Los avatares sexuales de una jovencita durante las revueltas juveniles que tuvieron su máxima expresión en la matanza de Tiananmen son, desde luego, algo insólito en el cine chino.
La película, aunque rodada en aquel país, está sostenida por coproducciones europeas, y aún no ha sido vista por la censura china. Probablemente, será prohibida por sus escenas de sexo y sus desnudos frontales, y también por las imágenes de archivo sobre las protestas y el recuerdo de Tiananmen. Ése es el interés morboso de que haya sido exhibida en Cannes, ya que, por lo demás, poco hay que decir de una película que, según la crítica de El País, resulta “muy liosa, a veces gratuita, y casi siempre pretenciosa. Un botón de cierto cine que disimula su torpeza con facilones planos secuencia cámara en mano y elipsis inexplicables”.
