'Héroes imaginarios', ni por Sigourney Weaver

'Héroes imaginarios', ni por Sigourney Weaver
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Héroes imaginarios’ (‘Imaginary Heroes’, 2004) es una de esas películas que se dirigen a un público adulto. No cine para adultos, pues se ha dado en llamar así al porno. Quiero decir que es una de esas películas que, si dices que no te han gustado, probablemente te contestarán que no has entendido todo el drama, que se debe a que no tienes hijos y a que no vives ese tipo de desgracias… algo así como lo que nos decían cuando éramos pequeños de: “cuando seas mayor lo entenderás”. Bueno, pues aunque no tenga hijos, creo que ya soy bastante mayorcita y que sé bastante de la vida como para decir con total conocimiento de causa que ‘Heroes imaginarios’ es una película mala, aburrida y sin nada que contar que no se pueda encontrar en un culebrón de los más convencionales.

La siempre extraordinaria presencia de Sigourney Weaver podría salvar la cinta, de hecho, los momentos en los que ella sale, son los mejores. Pero ni por ella se convierte en un buen film.

Weaver y Daniels son un matrimonio con tres hijos que pierde a uno de ellos. El chaval que se ha pegado un tiro era el favorito de su padre. La hija mayor, encarnada por Michelle Williams (‘Brokeback Mountain’) vive en la Universidad y sólo viene a casa para las fiestas familiares. El pequeño tendrá que respirar un ambiente enrarecido en el que, a la tragedia, se sumarán odios provocados por motivos desconocidos. El padre volcará su rabia y su mal humor en lo que le queda de familia y pondrá en peligro la estabilidad de un hogar que ya se resquebraja. El directo es Dan Harris, que ha colaborado en el guión de ‘X2’ y de ‘Superman Vuelve’ y que ha dirigido pocas cosas y todas muy desconocidas, al menos en nuestro país. En ‘Héroes imaginarios’ ha querido presentar todas las situaciones como tremendos dramas. Para ello ha elegido hacer unas largas pausas con una música creada muy claramente para enfatizar, al estilo de 'American Beauty' o de ‘Magnolia’. Al no lograr el efecto, sus obvias intenciones son molestas y el ritmo en general lento hace que el film se haga pesado. Es una de esas cosas hechas tan a propósito, que no resultan. El giro de guión del final, que debería sorprender enormemente a los espectadores, es un hecho digno de cualquier culebrón. La identificación con los personajes no termina de funcionar y el drama tampoco crea empatía.

Con el tema de la muerte del hijo, tenemos la magnífica, aunque durísima película de Nanni Moretti, ‘La habitación del hijo’ (‘La Stanza del Figlio’, 2001); ‘Y el mundo marcha’, de King Vidor y muchas otras, siempre superiores a ‘Héroes imaginarios’.

Jeff Daniels protagoniza esta película y otra, que ya no podría ser más parecida en cuanto a tono y temática, que se estrena dentro de dos semanas: ‘Una historia de Brooklyn’. Hablar de encasillamiento sería quedarse corta. Pero el caso es que, ya que tenemos dos de lo mismo, les recomiendo con todo el énfasis que pueda poner que, de tener ganas de ver alguna de ellas, se esperen unos días y vean la de Noah Baumbach. Tampoco es gran cosa, pero resulta muy superior cinematográficamente.

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