Pocas series arrojan una sombra tan larga y tan duradera como ‘Star Trek‘. La creación de Gene Roddenberry, estrenada en la NBC en 1966, apenas aguantó tres temporadas en antena, pero en las repeticiones en sindicación encontró un público que la convirtió en una serie de culto. El modo en el que sus responsables afrontaban las aventuras de la tripulación de la USS Enterprise, con su mensaje optimista y tolerante, alcanzó finalmente una mayor repercusión de la que parecían adelantar sus audiencias iniciales, y entre sus logros figura el de hacer que Kirk y Uhura se dieran el primer beso interracial de la televisión estadounidense. Los fan siempre puntualizan que fue por culpa de unos malvados alienígenas que controlaban su mente pero, aun así, aquello fue en 1968, en pleno auge del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos.
Tras aquellas tres temporadas iniciales, la saga resucitaría con la primera de las 11 películas rodadas hasta la fecha, dirigida por Robert Wise en 1979, a rebufo del gran éxito de ‘La guerra de las galaxias’. Las aventuras de Kirk, Spock y el resto de tripulantes de la Enterprise continuaron en el cine, donde los descubrió una nueva legión de fans, y para su aventura televisiva de ‘Star Trek: La nueva generación‘, que se estrenó en 1987, se optaría por una nueva tripulación que sí disfrutó del éxito de audiencia que se le resistió a la serie original. Hizo famoso, además, a Patrick Stewart, que hasta que le cayó en suerte el capitán Jean-Luc Picard era conocido más por su trabajo en los teatros de Londres.
‘La nueva generación’ terminaría en 1994, dándole tiempo a tener tres spin-offs (‘Espacio Profundo 9’, ‘Voyager’ y ‘Enterprise’), pero todo esto, curiosamente, estuvo a punto de no suceder nunca. Animado por los éxitos de las misiones tripuladas de la NASA al espacio, Roddenberry creó ‘Star Trek’ y se la ofreció primero a la CBS, que prefirió quedarse con ‘Perdidos en el espacio’. La NBC sólo la acogió con la condición de que se rodara de nuevo todo el capítulo piloto, cambiando de paso a todo el reparto menos a Leonard Nimoy como Spock. El primer capitán de la Enterprise, Jeffrey Hunter, fue sustituido por William Shatner y el resto de episodios se construyeron casi como si fueran antologías de historias en las que la tripulación de la Enterprise viajaba a diferentes planetas para llevar la paz de la Federación de Planetas.
El presupuesto para la serie era muy bajo, y eso llevó a que se tomaran decisiones que influirían decisivamente en el subgénero de los viajes espaciales. Por ejemplo, la teletransportación fue simplemente la idea que se les ocurrió a los guionistas para no tener que mostrar a la nave aterrizando y despegando de los planetas, unos planos que costaban demasiado dinero, y un par de rzas enemigas terminaron estando relacionadas sólo porque la empresa encargada de los maquillajes de los extraterrestres no tenía presupuesto para hacer otro totalmente distinto. La serie original no puede evitar ser hija de su tiempo, pero aún hoy conserva su encanto.
Vía | PopWatch
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