Los actores Paul Newman, Christopher Plummer, Charles Grodin y otros, solicitan un proyecto de ley que prohíba el uso de la imagen o de la voz de una persona sin su consentimiento hasta 70 años después de su muerte. Los detractores de esta medida temen que ésta pueda restringir la libertad de expresión de los cineastas. Pero, según Paul Newman, simplemente utilizando un software de bajo precio es posible producir una película nueva reeditando la original. “Podrían crear una película con un actor que parezca yo, que hable como yo, que actúe como yo, pero que no sea yo”, señaló Newman frente a un comité de la Asamblea de Connecticut. Con esto Newman se refería a un anuncio de cerveza que utilizaba la imagen del ya fallecido John Wayne.
La Motion Picture Association of America, que representa a los estudios, está en contra de la ley y defiende el derecho de los cineastas a utilizar material de archivo en sus películas. Vans Stevenson, del MPAA, señala que las leyes actuales ya cubren estos derechos de imagen de los actores. Plummer declaró que le parecía que les robaban la identidad cuando eran clonados en algo que no eran.
Supongo que, saliera o no la ley, ocurriría como con los plagios musicales y literarios. Lo primero, tendrían que determinar si la persona que se ha fabricado con infografía realmente está inspirada o no en el actor o actriz denunciante. Muchos de los personajes de las películas de Disney más recientes se basaban en actores, como Tom Cruise, pero no tenían un parecido total. En la actualidad, los spots de Renault reproducen un muñeco de 3D con todos los rasgos del piloto Fernando Alonso, pero en ningún momento del anuncio se dice que se trate de él y, por lo tanto, -no le habrán pagado- no sé si tiene sentido que le sigan pagando derechos de imagen.
Como siempre, la publicidad es mucho más víctima de este tipo de denuncias que otros medios. En ese sentido, se llegó al absurdo extremo de criticar unos spots de un aparato de aire acondicionado porque aparecía un señor que no era similar en aspecto a Woody Allen, pero sí que actuaba como algunos de los personajes que ha encarnado el director judío en sus películas. Ante esto, se alegó usurpación de la imagen. Resulta absurdo, cuando en tantísimas películas existen personajes que se basan en otros de otros filmes, especialmente de Woody Allen. Los anuncios retrataban a un señor con gafas, tímido y tartamudeante. ¿Es que ante eso tiene la exclusiva Allen? Si además, él es el primero en plagiarse a sí mismo con otros actores que hacen de él en cada una de sus películas.