No falla. Cada vez que Michael Bay estrena nueva película, ya sea en plataformas o en salas de cine —donde debe verse la obra de este buen hombre—, se abre la veda para el choteo generalizado, los menosprecios infundados y los maremotos de clichés que persiguen desprestigiar a uno de los autores —porque, sí, es un autor— más lúcidos y visualmente estimulantes del blockbuster contemporáneo.
El caso de 'Ambulance', su último y fantástico largometraje —probablemente, situado entre sus tres mejores trabajos—, no ha sido una excepción. Pero el ruido que puedan hacer las críticas habituales hacia un cineasta que ha convertido sus calculados excesos en un sello personal no debe empañar un hecho que podría resultar chocante: con su remake del filme danés de 2005, Bay ha revolucionado el modo en que se rueda cine de acción marcando, probablemente, un antes y un después en la industria.
A continuación, os propongo repasar las claves de la realización y la dirección de fotografía de 'Ambulance', en las que explicaré por qué su utilización de drones FPV no sólo es impresionante y transgresora; sino que reafirma —una vez más— a Michael Benjamin Bay como un artesano audiovisual que, tras más de 30 años de carrera, continúa en plena forma.
Bayhem en estado puro
No es necesario ver más que la primera escena de 'Ambulance' para percatarnos de que, en lo que respecta al tratamiento de la imagen, estamos ante una producción 100% marca de la casa Bay. Ese look ultracontrastado, saturado y definido que ha predominado en su filmografía —especialmente la más reciente— vuelve a tomar forma de la mano del director de fotografía debutante Roberto De Angelis, quien posee una larga experiencia como operador de cámara en títulos como '6 en la sombra', 'Avatar' o 'Baby Driver'.
Para moldear el look de la película, se utilizaron cámaras RED —las favoritas de Bay— customizadas para el director bajo el sello Bayhem; concretamente los modelos HELIUM 8K y KOMODO 6K, equipados con lentes anamórficas T-Series de Panavision —que no falten los lens flares— y lentes esféricas custom Vantage One Bayhem. Un set de cámaras y ópticas habitual en el fondo de armario del director.
A través de este material, 'Ambulance' vuelve a servirnos en bandeja de plata una sucesión de instantáneas que recopilan las técnicas que convierten el sentido de la acción de Michael Bay en algo único. Los 360º pivotando alrededor de los personajes utilizando focales largas para comprimir el fondo de la imagen o los push-in contrapicados mientras el intérprete se incorpora son sólo dos de los muchos ejemplos que podemos encontrar en su implacable metraje.
Además de esto, Bay vuelve a mostrar su habilidad para capturar grandes escalas y transmitirlas al patio de butacas contrastando personajes y entorno —aprovechándose de edificios, postes de la luz y otros puntos de referencia—, y mantiene intacto su sentido de la cinética, creando planos en los que personajes, cámara y vehículos se mueven en todas direcciones siguiendo los puntos de fuga dictados por el espacio y el encuadre; creando una sensación de dinamismo única y un caos ordenado que convierte cada set piece en un show impagable.
Si a esto le sumamos el gusto por lo práctico del californiano, que no ha titubeado a la hora de sacar la artillería pirotécnica pesada y destruir coches y mobiliario urbano —y que ha criticado con razón los VFX que han llegado al corte final—, nos encontraos ante 140 minutos de Bayhem en estado puro, de ese que merece ser visto en la pantalla más grande posible y con el sistema de sonido más atronador que soporten nuestros tímpanos.
El arma secreta está en el aire
Más allá del poderío de Bay a la hora de planificar y convertir en realidad sus orgías de destrucción, lo que marca realmente la diferencia entre 'Ambulance' y sus homólogas recientes es el uso de su arma secreta: los drones FPV —o First Person View—. ¿Qué son estos dispositivos? Muy básicamente, podríamos resumirlo en que son drones equipados con cámaras que se pilotan en primera persona utilizando unas gafas VR que retransmiten feed en directo desde la aeronave y que, generalmente, se utilizan en competiciones deportivas de velocidad y acrobacias.
Por norma general —y aunque compañías como DJI hayan comercializado sus propios FPV—, estos drones suelen asociarse a una comunidad que customiza sus propios rigs optando por la ligereza y por cámaras como las GoPro o las Insta360, cuyos pocos gramos de peso benefician a la velocidad y la maniobrabilidad. Pero claro, aquí estamos hablando de Michael Bay, y las cosas se tienen que hacer a lo grande.
Sin duda, uno de los grandes atractivos de 'Ambulance' se encuentra en sus planos aéreos. Bay cree que el uso que se ha dado a los drones en el cine, por norma general, es tremendamente aburrido, así que se armó de valor y se decidió a utilizarlos para crear planos frenéticos, salvajes, y que no titubean a la hora de colarse en medio de la acción; atravesando a toda pastilla localizaciones interiores, huecos angostos e, incluso, bolas de fuegos y explosiones.
Por supuesto, para trasladar esta visión a la gran pantalla a través del filtro Bay, la calidad de una GoPro no es suficiente, así que el realizador contrató los servicios de Lighcraft; una compañía especializada en sistemas de control remoto y aéreos que ha trabajado para marcas comerciales como Dodge, o Ducati o Ford y para artistas como Justin Bieber, que diseñó drones equipados con cámaras RED KOMODO 6K —las más pequeñas de las dos usadas en la producción— y, en algunos casos, con gimbals para estabilizar la imagen aún más.
Estos drones de ensueño, cuyo precio supera los 10.000€ por unidad, pueden llegar a convertirse en una suerte de steadicams libres y sin las ataduras derivadas de contar con un operador a ras de tierra y en necesidad de operar físicamente la cámara, y podrían poner patas arriba el modo de rodar superproducciones como la que nos ocupa. Magia y tecnología mano a mano y a servicio del cine.
Para completar su dream team particular, Bay fichó a un equipo de pilotos FPV entre los que destaca Alex Vanover, de tan sólo 19 años y campeón mundial de la DRL —Drone Racing League—, a quienes se les dio plena libertad de movimiento y directrices que implicaban un riesgo tremendo para los equipos —comentan que derritieron más de un filtro ND al atravesar explosiones en pleno vuelo—. Por suerte, las KOMODO capturan el material en tarjetas CFast y, en caso de accidente y de un corte abrupto de la grabación, el material rodado hasta el momento es recuperable.
El resultado final de todo este despliegue técnico y artístico, y del derroche de talento no sólo de Bay y sus cabezas de departamento, sino de Vanover y la gente de Lightcraft, es una joya del cine de acción moderno y un indicativo más de que Michael Bay es digno del mayor de los respetos.
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