Cuando terminó en 2023, una de las quejas principales de la audiencia con la primera temporada de 'The Last of Us' fue lo poco que se apoyaba en sus raíces de videojuego de acción y terror. Aunque significativas, no había demasiadas escenas de infectados en una temporada que priorizaba ante todo el drama televisivo y el viaje emocional de sus personajes.
Es un feedback que caló y que parece que se han tomado a pecho. La segunda temporada da el pistoletazo de salida de nuevo centrándose en lo humano, en los nuevos personajes y en la vida en Jackson, pero también nos regala más acción zombi en forma de una rutinaria patrulla que se complica más de lo esperado. Es aquí donde espera una sorpresa que hace su primera aparición en la serie: el stalker.

En la secuencia más tensa de todo el capítulo, Ellie se encuentra sola en una tienda infectada tras caer por un agujero. Es aquí donde descubre que tiene compañía, una criatura que en lugar de mostrar el comportamiento habitual de correr hacia ella se esconde, la flanquea y en última instancia la ataca por sorpresa. Aunque consigue acabar con él, vuelve a meterle a la joven un miedo en el cuerpo que creía haber perdido cuando se trataba de lidiar con estos monstruos.
Para los fans del videojuego, esta escena supone también la vuelta de una de las omisiones que se hicieron en la primera temporada. Los stalkers eran una rareza en el juego de 2013, y estaban reservados solo para algunas de las escenas más terroríficas como el sótano del hotel, secuencia que no se adaptó para la serie.
No fue hasta el segundo videojuego donde cobraron más protagonismo y un comportamiento similar al que se muestra en el capítulo, escondiéndose del jugador y poniéndole las cosas difíciles. Con su característico look largirucho, la mitología original del videojuego los explicaba como una fase intermedia entre los infectados primerizos (o runners) y los icónicos clickers. Es algo que se aprecia por su corona de hongos en la cabeza, que no está tan formada como la de los clickers.
Una nueva rama evolutiva
Más allá del guiño nostálgico para apaciguar a fans, Mazin y Druckmann parece que se guardaban un as bajo la manga con estos stalkers que justifica su aparición tardía. En el mismo episodio, debaten el extraño comportamiento como signo de inteligencia, y como posible muestra de que el hongo, al igual que los humanos, también está evolucionando y encontrando más formas de defenderse. Es un enfoque con el que la serie va más confiada que el videojuego, y ya en la primera temporada sugerían el funcionamiento de una suerte de mente colmena.

No es el único elemento de la mitología de los juegos originales que podemos esperar que rescaten esta temporada. Durante el estreno de la primera temporada Craig Mazin era muy pragmático diciendo que se habían deshecho de las icónicas esporas del juego porque no tenían tanto sentido basándose en ciencia real. La ciencia no ha cambiado, pero sí la mente sus creadores que afirmaron que las esporas al final sí aparecerían en la nueva temporada. El modus operandi se repite, ya que el cambio de parecer vendrá acompañado de una justificación narrativa.
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