Uno de esos villanos que siempre perduran en mi memoria es al que dio vida un Robert De Niro en 1991 en la cinta ‘El cabo del miedo’. Martin Scorsese decidió retomar esta vieja historia ya llevada, con gran factura, por John Lee Thompson en 1962 (aquí titulada ‘El cabo de terror’) y cuyo personaje principal, en esta ocasión un villano poderoso y de presencia perturbadora como es Max Cady que fue interpretado por Robert Mitchum.
Sin embargo, la tarea de repetir un personaje semejante se antojaba difícil, pero para eso se eligió a Robert De Niro, en una época en la que todavía le importaban sus papeles. Se metió en la piel de Max Cady, algo histriónico y excesivo, pero totalmente adecuado y convincente, logrando que película tome un resultado más brillante gracias a su trabajo.
Max Cady fue un personaje que salió de la imaginación del escritor John D. MacDonald, en la novela ‘The Executioners’, y que dio lugar a las dos adaptaciones comentadas, no sin bastantes diferencias con la creación original. Sin embargo, en ambas cintas se logra mostrar con acierto a Cady como poseído por un rencor vengativo hacia el abogado Sam Bowden que fue quién lo defendió pero lo encarceló (ocultando pruebas), que llega a límites psicópatas. Cady, durante su estancia entre rejas solo sabe alimentar su odio, prepararse para lograr su único cometido en la vida: la venganza.
Max Cady, psicópata, violento y vengativo
Como hemos definido, a Max Cady sólo le mueve el deseo de venganza y como bien narra Scorsese en unos pasajes que resumen a la perfección este proceso, su preparación la lleva a cabo por todas las vías. No sólo se culturiza, aprende leyes para conseguir su cometido y no volver a acabar con sus huesos en prisión, sino que físicamente va curtiendo su piel con tatuajes que denotan su espíritu sin escrúpulos con un objetivo marcado en su cuerpo y en su mente.
Hay que reconocer que Scorsese fue avispado al retomar esta historia. Que por un lado no esconde su clara condición de remake, incluso supone todo un homenaje a la dirigida por Thompson (incluyendo cameos a dos de sus actores protagonistas, Robert Mitchum y Gregory Peck), pero por otro sabe extraer lo esencial para trasladarlo a su particular visión y narración de la historia. Y en esa traslación, tiene esencial importancia el personaje de Max Cady. Al que dota de escenas muy cuidadas y entrega a De Niro un papel a su medida.
Sin embargo, a pesar de mi admiración hacia el personaje, no se puede negar que es todo un psicópata digno de repulsión. Un tipo con una frustración sexual que lo convierte en un agresor de mujeres, hasta que un abogado lo termina enviando a la cárcel, donde esa frustración la canaliza en sed de venganza. Aún más extrema, más radical y con un instinto psicópata más acentuado pero a la vez más inteligente, cultivado y terrorífico.
¿Abogado?, abogado, sal ratita…
Nick Nolte interpreta al sufrido abogado Sam Bowden, cuya apacible (aparente) vida familiar acaba trastornada por la liberación de Max Cady que decide hacerle la vida imposible. A la vez hay que señalar que Sam oculta en su memoria el duro peso de la conciencia por una maniobra de ocultación de pruebas que llevó a cabo para encerrar a Cady. Quizás se lo mereciera, pero no fue lícito. Algo que pesa en su conciencia y que se despierta con la llegada de Max Cady de nuevo a su vida, ahora en forma de pesadilla, para recordarle que no lo hizo bien.
Una de las escenas más recordadas del film y que contiene la esencia de esta historia de venganza, pero de miserias, de corrupción y malas conciencias es en la que Max Cady se aproxima a Sam, le quiere hacer saber que ha regresado. Como una voz de ultratumba, pero que resuena en su interior, Max despliega un sadismo brutal con sus palabras. Perturbadoras, pesadas pero controladas para evitar caer de nuevo en prisión, elabora un juego psicológico de persecución, acoso simplemente brillante. Un personaje que a pesar de su repugnancia, de ser el malo de la historia, engendra también esa parte racional y lógica del hombre herido por un error. Un fallo del pasado que le privó de libertad y quiere poner las cosas en su sitio. Inolvidable Max Cady.
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