La temporada 3 de 'The Witcher' quedó marcada de forma irremediable por el anuncio de que iba a ser la última con Henry Cavill dando vida a Geralt de Rivia. Su trabajo aquí gustará más o menos según cada espectador, pero lo que es innegable es que la serie de Netflix está muy marcada por su presencia. Y también me atrevería a decir que fichar a Liam Hemsworth para ser su sustituto es un cambio claramente a peor.
Eso seguro que lleva a que algunos seguidores de 'The Witcher' hayan perdido el interés hacia una temporada que debuta este jueves 29 de junio con sus cinco primeros episodios -para poder ver los tres restantes habrá que esperar hasta el 27 julio-. Yo ya he podido verlos y he acabado un poco decepcionado, aunque también he de señalar que el quinto episodio es el mejor de todos y deja con curiosidad por lo que está por llegar.
La incógnita de Ciri
Una de las grandes claves de esta temporada 3 es el peligro alrededor de Ciri, ya que hay muchos interesados en hacerse con ella, dado que posee un gran poder que todavía está por ver cómo va a acabar afectando a todo el mundo. La showrunner Lauren Schmidt Hissrich potencia la idea de que podría ser un gran peligro, mientras que en paralelo vamos viendo cómo progresa su entrenamiento a las órdenes de Yennefer.
Ahí una cosa que queda clara muy pronto es que la química entre Anya Chalotra y Freya Allan es inferior a la que cualquiera de ellas tiene con Cavill, lo cual lleva a que el creciente dramatismo fruto del vínculo que surge entre ellas se sienta algo vacío, como si fuera una simple mecanismo para hacer avanzar la historia. Está claro que esa es la función de prácticamente cualquier trama en una serie de televisión, pero los responsables de la misma tienen que hacer que se siente como algo natural y estimulante. Eso nunca termina de suceder aquí.
A cambio, la progresiva familiaridad de Ciri con sus poderes es algo que sí despierta como mínimo la curiosidad, sobre todo cuando participa en el enfrentamiento con alguna de esas impresionantes criaturas marca de la casa que siguen presentes en esta tercera temporada. Ahí la serie siempre ha mostrado su mejor cara y vuelve a hacerlo una vez más.
A eso hay que sumar también las esporádicas escenas de acción de peleas cuerpo a cuerpo, donde el vigor visual vuelve a estar presente. Pienso por ejemplo en el enérgico arranque del primer episodio, pero también hay otro más avanzada la temporada con muchos participantes en el combate, pues ahí vuelve a demostrarse un trabajo de coreografía muy superior a lo habitual actualmente en Hollywood. Claro está, tampoco esperéis algo tan brillante y trabajado como en la aún reciente 'John Wick 4', pero sí lo suficiente para volver a enganchar incluso al actor más desencantado con el resto de aspectos de la serie.
A medio gas
Por desgracia, los aspectos más puramente dramáticos funcionan bastante peor, aunque aquí no sea por la posibilidad de resultar confusa, algo por lo que 'The Witcher' sufrió muchas críticas en su primera entrega, sino por introducir nuevos elementos argumentales de eficacia cuestionable. Tampoco ayuda demasiado que al fin se junte a los tres personajes principales para que luego eso no se exprima a fondo en beneficio de ir tejiendo una conspiración de fondo que resulta ligeramente monótona.
De hecho, hasta Jaskier, que siempre había sido un personaje que funcionaba bastante bien en 'The Witcher', pierde aquí interés de forma considerable. Eso creo que sin duda se debe a que su componente más cómico se destierra casi por completo en beneficio de un enfoque más dramático para crear ciertos dilemas al personaje interpretado por Joey Batey.
Todo eso lleva a que ahora mismo tengo que decir que la temporada 3 de 'The Witcher' es la peor de la serie hasta ahora. Que nadie interprete eso como que de repente me ha parecido una pérdida de tiempo, pero es que la segunda corrigió debilidades de la primera y mantuvo sus fortalezas, pero aquí se da un paso atrás al apostar por una narrativa que debería haberle permitido seguir mejorando. Porque la "misión" a la que han de hacer frente Geralt y Yennefer es más ambiciosa, recogiendo lo que se había plantado hasta ahora y prometiendo repercusiones enormes para lo que pueda suceder.
Sin embargo, esa mayor intensidad es algo que no termina de reflejarse bien en pantalla. No sé si tendrá algo de inconsciente por el hecho de que sé que Cavill va a irse y eso hace que me implique menos con los personajes, porque yo soy de los que considera que está haciendo muy buen trabajo como Geralt. Con todo, creo que aquí las tramas secundarias funcionan peor y que esa gran conspiración se siente demasiado genérica. Al menos hasta el quinto episodio, pues ahí la temporada coge realmente rumbo y además juega muy bien con los puntos de vista. Pero claro, si dejas lo mejor para el final y encima cortas la temporada en dos, pasa lo que pasa.
La otra gran duda que queda ahora es cómo reaccionará el público ante una entrega quizá más ambiciosa pero también menos conseguida, a lo que hay que unir la marcha de Cavill. Que no se nos olvide que la segunda temporada ya tuvo peor audiencia que la primera y 'The Witcher' no es una serie bastante cara. Es verdad que Netflix ya ha confirmado tanto una cuarta como una quinta temporada, pero como se hunda en audiencias, ya veremos si mantiene esos planes.
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