‘The Mandalorian’ ya ha pasado el final de su primera temporada en Disney+ y parece que los enemigos del protagonista no dejan de crecer. La primera prueba de ella la tenemos con el espectacular arranque de ‘El pistolero’ incluyendo una persecución espacial en la que la serie vuelve a exhibir los generoso medios que tiene a su disposición.
Ojo que hay spoilers de la serie hasta ahora a partir de aquí
Sin embargo, esa nueva muestra del ingenio de Mando para salir airoso de situaciones complicadas no deja de ser la excusa para forzarle a aceptar una nueva misión: un cazarrecompensas en su primera misión para hacerse con un puesto en el Gremio. Ese mismo al que nuestro protagonista traicionó recientemente para salvar a nuestro querido Baby Yoda…
De más a menos
‘The Mandalorian’ había jugado bastante en los últimos episodios con los iguales al protagonista, ya sea el resto de Mandalorianos en ‘El Pecado’ o Cara Dune en ‘Santuario’, pero aquí se invierten los papeles -vale que en el tercer episodio hubo un inicio de trifulca, pero no fue más allá- y le obligan a dar caza a alguien con suficientes habilidades como para acabar con él en cualquier descuido.
Está claro que esa amenaza va ir creciendo episodio a episodio, pero en ‘El pistolero’ todavía hay tiempo para cierta relajación y plantearlo todo como una nueva misión. De hecho, el capítulo incluso se permite el lujo de dejar atrás a Baby Yoda, no sin antes unos pocos minutos más dedicados a lo mono que es él -y un poco también esos droides del taller de reparaciones de Tatooine-, aunque ahí la serie nos deja una imagen para el recuerdo con esos cascos de soldados imperiales empalados.
Es entonces cuando realmente arranca ‘El pistolero’, proponiéndose quizá la aventura menos estimulante hasta ahora. Esa gran amenaza que supuestamente representaba Fennec Shand no se transmite en pantalla con la suficiente intensidad. Vale que hay un par de momentos en los que se juega con la idea de que vaya a abatir a Mando, pero uno nunca siente esa sensación de peligro inminente como para conseguir el efecto buscado.
Luces y sombras de ‘El pistolero’
Ahí habría sido necesario algo más de espacio, y es una pena, ya que Ming-Na Wen está muy convincente en el papel y se merecía un poco más de tiempo en pantalla para explorar las posibilidades del personaje. Al trasladar la amenaza de él al compañero del protagonista salimos perdiendo, porque es entonces cuando queda claro que ‘El pistolero’ es lo más parecido a un episodio de transición que hemos tenido hasta ahora en ‘The Mandalorian’.
De hecho, casi podríamos hablar de una pausa para repostar, lo único que en este caso es para arreglar los desperfectos de la nave. Ahí resulta simpática y entrañable la aparición de Amy Sedaris, pero acaba restando a la trama principal, aunque quizá sea más justo decir que podrían haber sido más generosos con el metraje para reforzar ese punto. Seguiríamos poder hablar de “relleno” -la primera vez en toda la serie que ese concepto ha pasado por mi cabeza-, pero seguramente lo hubiésemos disfrutado más.
Y es que al final lo mejor del episodio es esa persecución inicial y el cliffhanger con el que nos dejan con ganas de más. No deja de ser un recurso bastante sencillo para introducir un nuevo enemigo para nuestro protagonista, pero está bien presentado y no hace falta más para que sintamos curiosidad sobre el inevitable encuentro con nuestro protagonista.
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