Ya está aquí la esperada nueva versión del clásico de Dario Argento, y la polémica está servida. Que si innecesario, que si muy largo, que si obra maestra... el caso es que parece que con la irrupción de la glamurosa película de Luca Guadagnino algunos se han olvidado de la última provocación de Gaspar Noé. Dos formas de entender el cine y la danza enfrentadas en el último tramo del año en un duelo sangriento y doloroso. ¿Y tú de quién eres?
El calentamiento
Merecedora del Méliès de oro, la mejor película de la última edición de Sitges viene firmada por el argentino Gaspar Noé, especialista en provocar al personal y hacer que la gente abandone las salas de cine en estampida como si de un Lars von Trier se tratara.
Rodada en un par de semanas y con un guión que el bueno de Noé puede sacarse de la manga en lo que toma un espresso, la película es tan agresiva y estética como de costumbre, con el aliciente de recrear las consecuencias de aquella fiesta de la que has oído hablar alguna vez, en la que alguien pone droga en el ponche (en este caso una sangría) y la cosa de va de madre. Eso es todo lo que hay en 'Clímax'.
Al otro lado tenemos un remake de una de las películas más respetadas y queridas por los aficionados del cine fantástico en manos, tras muchos rebotes, del responsable de una de las películas favoritas de todo el mundo: 'Call me by your name'. Luca Guadagnino y la 'Suspiria' escrita por David Kajganich, en el centro de la polémica tras "renegar" de la película original, inauguró, por cierto, la edición del certamen donde triunfaría la película de Gaspar Noé. La ronda de calentamiento acaba en empate.
Primeras piruetas
Es complicado decidirse por quién arranca mejor. La esquizofrenia cinematográfica del argentino y sus habituales upside/downs son siempre garantía y advertencia de la tomadura de pelo que está por venir. El director de 'Enter the void' se aplica con la habitual solvencia a pesar del precio de salida del viaje: un exhibicionista plano estático de una estantería llena de cosas que anticipan lo que está por venir. Tras 'Love', y aunque en este caso no sean sexuales, Gaspar Noé no se olvida de las pajas.
Por su parte, el realizador italiano combina algo más de convencionalismo en su punto de partida, donde termina conquistando con un exquisito diseño de producción y unos títulos de crédito asombrosos, coronando con la colocación del título de la película de una manera tan sutil que podrías perdértelo. En esta segunda ronda gana por poco la película de Guadagnino.
El poder la danza
A la hora de la verdad, a la hora de demostrar poder, la película protagonizada por Dakota Johnson, a pesar de contar con menos bailarines profesionales que su rival, se lleva la victoria. Los números son vibrantes y el que sirve como verdadera demostración de poder dolerá en la memoria del espectador días después de haber visto la película.
En el caso de la película con Sofia Boutella, el poderío de la danza no impulsa nada. A pesar de resultar imposible no mover el zapato durante sus primeros minutos de fiesta, 'Clímax' es una demostración de poder de la droga. Un mal viaje. Y los hemos tenido mejores. 'Suspiria' se marca otro tanto a favor y se distancia en el duelo de baile.
El clímax
Sería lógico pensar que el clímax de una película titulada 'Clímax' sería imbatible si se mide en duelo, de baile o no, ante otra competidora. Pero el caso es que tampoco logra derrotar a la película de Amazon Studios. Gaspar Noé pretende conmocionar al espectador a base de una técnica tan asombrosa como anticuada, y la cámara no hace nada que no hayamos visto antes en un videoclip de la edad de oro de Mtv. Cargante, tosca, monótona. Su visión invertida del infierno finalmente resulta ciega y vacía.
Ay, el infierno. 'Suspiria' también tiene un clímax infernal, una visita a los bajos fondos que falla estrepitosamente. A lo largo de más de dos horas hemos asistido a una fabulosa propuesta formal, con personalidad, valiente y con garra. Por desgracia, a pesar de algunas señales que nos advertían de que todo podría evaporarse (los sueños van al límite), será durante su clímax cuando se autoinmole. No sabemos muy bien dónde está la clave de tanta mala elección, pero el clímax de Guadagnino no funciona. Empate en esta ronda y pase lo que pase al final, 'Suspiria' se apuntará la victoria del duelo.
Epílogo: el suspiro
Si 'Clímax' no vencía en el terreno climático, 'Suspiria' tampoco lo hace en su epílogo. El suspiro de la película de la academia de baile de Berlín es doblemente innecesario, doblemente torpe, casi un capricho de artistas que se dan el gusto de hacerlo. Total, si nos pasamos de minutaje qué más da añadir un par de cierres más. Aunque no le importen a nadie.
Noé se lleva este punto final y maquilla el resultado final, aunque debemos tener en cuenta que eso que le gusta tanto de empezar por el final puede provocar malos entendidos incluso con el espectador más predispuesto a bailar como un mono con platillos ante su última idea.
'Suspiria' sale vencedora del duelo de baile del año cinematográfico de género fantástico (no se me ocurren más esdrújulas), pero lo hace por los pelos, pidiendo la hora, y debe recapacitar de cara al próximo torneo. Su acabado y su propuesta formal están muy por encima de la propuesta de su rival, y aún así 'Clímax' está cerca de llevarse un punto a su casa.
Quien sale realmente victorioso del duelo es el espectador, que gana por goleada pudiendo disfrutar de ambos títulos en pantallas de cine y comprobando que, gusten más o menos, las películas están ahí esperando a ofrecernos sus poderes de seducción. Ojalá sea por muchos años que sigan llegando propuestas tan rompedoras y arriesgadas. Nos gusten o no.
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