Sitges 2024 | 'Daniela Forever' reafirma a Nacho Vigalondo como una voz única y personal: su película más personal es también la más polarizante

Sitges 2024 | 'Daniela Forever' reafirma a Nacho Vigalondo como una voz única y personal: su película más personal es también la más polarizante

El director de 'Los Cronocrímenes' y 'Colossal' hace una pequeña gran película sobre la muerte, el recuerdo y la toxicidad

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Daniela

Todos anhelamos una segunda oportunidad para decir adiós. Para arañar unos minutos adicionales, para hacer una llamada donde poder sacarlo todo, para perdonarnos a nosotros mismos, para estar ahí, para volver a recordar un abrazo, un beso o una mirada. Sin embargo, al mismo tiempo somos conscientes de que la vida y la muerte transcurren de maneras asombrosamente paralelas: disfrutamos porque sabemos que habrá un final, lloramos porque hemos querido, anhelamos un día más porque nunca será suficiente. 'Daniela Forever' es la respuesta de Nacho Vigalondo a la incesante pregunta "¿Y si pudiera hacerlo todo otra vez?". La solución me ha roto en dos, pero mucho ojo: puede que a ti no te pase lo mismo.

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5eva, because forever is too short

Vigalondo ha tardado ocho años en volver al cine tras la portentosa 'Colossal', y lo ha hecho indagando en su interior para contar una película tan personal, única y extraordinaria como imperfecta. Evitando de manera muy inteligente ser un trasunto de '¡Olvídate de mí!' y creando sus propias normas, 'Daniela Forever' no solo delinea un universo propio, sino que, además, lo manipula, rompe, estira y reconstruye a su manera gracias a un guion que tarda en arrancar pero cuando lo hace se convierte en un doloroso (y maravilloso) tour de force sobre el olvido, la manipulación y, sobre todo, el perdón que nos debemos a nosotros mismos.

Pero, ojo, como buena película del director, la aflicción nunca se abre paso de manera constante y definitiva: 'Daniela Forever' es, ante todo, un entretenimiento extraño y peculiar. Es una historia sobre el dolor de la muerte y cómo asumir nuestro propio cretinismo, sí, pero en la que hay tiburones con pistolas, vampiros con motosierras y conciertos de Hidrogenesse. Sería muy fácil caer en el sentimentalismo de un hombre que añora a su gran amor perdido, pero Vigalondo sabe que se ha contado mil veces... y que lo más interesante de la historia no está ahí, sino en un protagonista que debe darse cuenta de que debe abandonar la idealización de su relación y que no debería sentirse único poseedor de sus recuerdos enlatados e inamovibles.

Nicolas no tiene ninguna intención de olvidar. Quiere vivir en su memoria, construir una nueva vida en sus sueños, encerrarse en sí mismo y negar todo lo que le rodea. El dolor le hace imposible trabajar, aceptar la ayuda de otros y actuar. Prefiere dedicar su vida a un monolito inalcanzable e inamovible antes que avanzar, y sus únicos esfuerzos giran en torno, precisamente, a hacer de este monolito uno más grande, manipulado y modificado por él mismo, borrando cualquier nube negra y convirtiéndolo en una insana perfección. 'Daniela Forever' no habla de la exploración del amor tras la muerte ni de aprovechar las segundas oportunidades, sino de ese momento, muy concreto, tras una muerte cercana, en el que tu vida se pone en pausa y solo tiene sentido mirar atrás de manera obsesiva. Ese periodo de tiempo en el que no hay un futuro y el pasado es tu único presente.

No es Drácula, es un vampiro cualquiera

Y, por supuesto, ese periodo tenía que estar representado por Madrid, una ciudad eternamente congelada y, al mismo tiempo, en perpetuo movimiento. Los que vivimos allí hemos aprendido a amarla y a odiarla. A perdernos por una calle por la que hemos ido mil veces, a empezar de nuevo en otro piso, a encontrar un nuevo sitio favorito, pero también a sentir dolorosa nostalgia por un barrio, a rememorar noches de vuelta a casa de horas entre carcajadas y viajes en metro donde los besos hicieron que nos saltásemos nuestra parada. 'Daniela Forever' solo podía ocurrir en Madrid, el lugar que no para cuando más necesitamos que lo haga. La peor ciudad del mundo. El sitio que tienes que volver a aprender a amar. El caos, la velocidad constante, los días y las noches entremezclados, el trabajo, el amor, la vida. La mejor ciudad del mundo.

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'Daniela Forever' acierta en muchos aspectos: la personalidad agotadora de su protagonista, las aristas de una relación claramente destinada al fracaso, la ciudad que se expande por su cuenta, tan opresiva como libre, la locura medida, un final agridulce que requiere dar un salto de fe y comprender a Nicolas... Pero no es perfecta, porque cuando las cosas se hacen desde el corazón nunca salen sin tacha. Y en este caso se equivoca en un prólogo frío que se hace innecesariamente largo y acaba por lastrar el metraje. De hecho, para cuando la cinta entra del todo en harina, ya ha pasado media hora y tiene que recuperar nuestra atención casi desde cero.

Si lo consigue o no, depende de cada espectador. Esta es una experiencia mucho más personal que cualquiera de sus películas (y se nota), y no todo el mundo puede querer entrar en esta combinación de ciencia-ficción, intimismo, comedia y retrato de un personaje desesperado al borde de su propio colapso. Creo que no es la película que muchos esperan con ese planteamiento, pero hace algo mejor: desafiar tus propias expectativas, entonar un "mea culpa", pintar de gris una historia que podría ser rosa. Es una película valiente, única y que muestra que, sin importar el tiempo que pase apartado del cine, Vigalondo sigue siendo una de las voces más interesantes y únicas del cine actual.

Me gustaría recomendar sin ambages 'Daniela Forever' a todo el mundo, pero no puedo. Lo que para mí ha sido una experiencia única, transformadora y dolorosa, para otro puede ser una grosería, un mejunje de otras obras que tarda en arrancar y nunca da ese momento lacrimógeno que promete con sus primeros momentos. Bien es cierto que me reconozco fan de Vigalondo: todo lo que ha hecho, incluyendo 'Open Windows' y el fundamental late underground 'Los felices veinte', me ha hablado de maneras muy personales y me ha removido casi siempre por dentro de una manera u otra. Y esta experiencia no iba a ser menos: como a su protagonista, no te da lo que buscas, pero sí lo que puede que necesites ver. De ti depende entrar en el sueño o permanecer despierto.

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