El festival de cine fantástico de Sitges ha acogido la primera proyección de ‘Cuckoo’ en España, una de las películas de terror que más conversación ha creado durante el año, aunque su género se mueva más bien entre la comedia de ciencia ficción, el thriller de misterio y el más puro absurdo. Probablemente la atención que ha ido acaparando tenga que ver porque está protagonizada por la actriz de ‘Euphoria’, Hunter Schafer, como una adolescente americana que descubre un espeluznante secreto en los Alpes alemanes.
Distribuida por Neon tras ganarse al público indie de terror con una temporada en la que han apostado por títulos como ‘Inmaculate’ o ‘Longlegs’, esta se ajusta a esos títulos que antes solía menear A24 y llegaban cada año con una infecciosa intensidad compartida que muchas veces no merecían, cumpliendo los requisitos de este fenómeno casi al dedillo, desde la presencia sobrenatural, la promesa de ser algo vanguardista y una casi obligada estética retro que hace parecer de otra época.
El director Tilman Singer causó cierta sensación en 2018 con su curioso primer largometraje, ‘Luz’, una película sobre exorcismos que le sirvió también como proyecto de fin de carrera, aunque fuera más una experiencia estética que no pretendía otra cosa que explorar texturas anticuadas en el género sin darle mucho sentido compacto. En ‘Cuckoo’ sí hay un intento de narrativa más condensada contando como Gretchen (Schafer), una afligida adolescente estadounidense, se traslada a regañadientes con su padre Luis, su madrastra Beth y su hermanastra muda a un complejo turístico en los Alpes.
La mujer que chilla
Allí, su familia pretende ayudar al empresario local Herr König a construir un nuevo hotel. König se fija en Gretchen y le ofrece un puesto de recepcionista en uno de sus establecimientos, pero ella no tarda en darse cuenta de algunos sucesos extraños, como un chirrido desorientador procedente de los bosques cercanos, ataques repentinos de la joven Alma, huéspedes que vomitan en el vestíbulo y una mujer que parece perseguirla de forma trastornada. Obviamente, algo va mal, así que Gretchen forma equipo con un policía local llegar al fondo del asunto.
Su paso por festivales prometía un evento que daría una nueva dimensión al terror de autor, y realmente en su primera mitad Singer atrapa con un acabado estiloso y bastante intriga. Utiliza algunos trucos formales visualmente atractivos que muestran un potencial que parece estar empezando a tomar forma. Su enfoque lúdico y retorcido deja algunos momentos para el recuerdo, como el primer encuentro de Gretchen con la horripilante mujer chillona durante un paseo nocturno en bicicleta, una planificación que convierte la aparición en algo verdaderamente espeluznante.
Hay además un prodigioso diseño de sonido que promete que el primer acto es solo un apetitico, sin embargo, el hechizo se va difuminando cuando el ruido de ‘Cuckoo’ va dejando de tener sentido a medida que el guion da demasiadas explicaciones que, inevitablemente, hacen que la película se derrumbe sobre sí misma. El misterio resulta ser bastante predecible, lo que da paso a lo aburrido, la falta de tensión o escalofríos, convirtiéndose más de lo que seguramente espera su autor en un drama familiar alemán sobre una batalla por la custodia, pese a que la violencia, va aumentando.
Una decepcionante segunda mitad
Toda su atmósfera e interés descarrila por completo en cuanto pasa su ecuador, antes incluso de llegar a la gran revelación, que de por sí se vuelve más y más boba a medida que se va desentrañando lo que está pasando y la razón por la que todo el mundo actúa de forma extraña, con una sensibilidad camp introducida como quien introduce piezas de marisco y chocolate en una hamburguesa. Se huele en detalles, como hacer que Schafer pase la mayor parte de la película magullada y vendada con el brazo escayolado, cierto intento de elevar sus excentricidades a algo iconográfico.
Hay oportunidad para disfrutar con Dan Stevens, que completa su trilogía de raros tras sus papeles en ‘Godzilla y Kong: El nuevo imperio’ y ‘Abigail’, un intimidante villano que es la prueba palpable de la oportunidad perdida del director para haber ido a por todas y hacer algo verdaderamente desquiciado, en vez de confuso o raro por el mero hecho de serlo, en lugar de permitir que sean los personajes los que orgánicamente entren en su espiral de sinsentidos, que además carecen de cualidad onírica, y más bien parecen una colección de caprichos.
No está claro si el objetivo de ‘Cuckoo’ era ser considerada un clásico de culto por sus cualidades extravagantes, el uso de la música anacrónica y lo exagerado de algunas situaciones, pero ni conecta con el lado irónico de la marcianada que parece buscar ser ni resulta especialmente divertida, por lo que parece estar forzando su capacidad de absorber lo cool, quedando en una tierra de nadie más irritante que convincente.
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