‘Rivales pero amigos’ (‘The Young Racers’, Roger Corman, 1963) es una de las películas menos conocidas de su director, también una de las menores. Pero al igual que haría con otros géneros, con ella se adelantó a la moda que en la segunda mitad de los sesenta inundó muchas pantallas de cine en medio mundo: las películas ambientas en carreras de coches, tal es el caso de las mucho más famosas ‘Grand Prix’ (id, John Frankenheimer, 1966) o ‘Quinientas millas’ (‘Winning’, James Goldstone, 1969).
Repitiendo con Mark Damon, hoy productor de cine, con el que había trabajado en la extraordinaria ‘La caída de la casa Usher’ (‘House of Usher/The Fall of House of Usher’, 1960), Corman construye un film simpático, pero totalmente intrascendente, alrededor de la figura de un corredor de coches, exitoso y mujeriego, enfrentado a un escritor que busca recoger en un libro al hombre que los espectadores no ven. Un drama deportivo, filmado en escenarios reales, y que tiene su lugar en la historia del cine por suponer el trampolín de uno de los grandes cineastas estadounidenses: Francis Ford Coppola.
Coppola que ya había sido asistente de Corman –debemos recordar que este director fue el “descubridor” de cineastas como Coppola, James Cameron, Peter Bogdanovich, Jonatahan Demme o Joe Dante− durante el rodaje de ‘La obsesión’ (‘The Premature Burial’, 1962), repitiendo aquí labores, además de encargarse del sonido del film, nada destacable por cierto. En la filmación en Irlanda, Corman permitió a su ayudante el utilizar el mismo set de rodaje y varios de los actores, para su ópera prima, ‘Dementia 13’ (id, 1963), siempre y cuando la filmara fuera de los horarios de rodaje de ‘Rivales pero amigos’.
Pocos peligros
La película se mueve por varios escenarios, en los que su protagonista Joe Machin –un algo soso William Campbell− compite en carreras de coches, cosechando un éxito tras otro, y no sólo en los circuitos, sino con toda mujer que se le cruza delante. El escritor, y ex corredor Stepehen Children –Mark Damon compitiendo en sosería con Campbell− es contratado por la misma escudería que Machin, con el fin de escribir un libro biográfico sobre el famoso corredor, sacar lo bueno y lo malo de su lado humano. Acabará compitiendo a su lado, al mismo tiempo que forja una buena amistad con él.
‘Rivales pero amigos’ es un film suave que no arriesga ni lo más mínimo, ni siquiera en momentos clave, como el final de la última carrera, cuando los dos conductores están enfrentados realmente. Eso sí, no nos priva de la belleza de lugares como Monte Carlo o Bélgica, y de actrices como Luana Anders o Marie Versini, ésta última en el papel de sufrida y paciente esposa de Machin, que aguanta una y otra vez sus infidelidades, plantando cara a las amantes de su esposo con inquebrantables argumentos sobre el amor.
Ochenta minutos de duración es una de las bazas de la película, la cual nunca llega a aburrir, pero hace gala de cierta torpeza a la hora de exponer algunas de sus situaciones –la repentina invitación a Stephen por parte de Machin a su casa para conocerse mejor−, pero que ofrece cierto ingenio en detalles tan aparentemente insignificantes como el intercambio de escenarios a través de un dibujo que simula el cabello de una mujer, que se extiende pareciendo carreras que se mezclan, divertida alegoría de la ajetreada vida amorosa del protagonista.
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