'[•REC]³ Génesis', Vivan los novios

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Koldo (Diego Martín) y Clara (Leticia Dolera) están hechos el uno para el otro, por eso el día de su boda se rodean de sus seres más queridos, amigos y familiares. Lo que no saben es que su boda desencadenará también un sobrenatural apocalipsis cuyas consecuencias cambiarán el rumbo de los fastos.

Tercera entrega de la saga que dirigieron al alimón Jaume Balagueró y Paco Plaza, ambos con un guión en el que contaron con el talentoso Luiso Berdejo y un importante respaldo en la taquilla. Ciertamente, la floja ‘ [•REC]²’ (id, 2009) me dejó con muy pocas ansias de continuar con la saga, tal vez porque ciertas complicidades se confunden, muchas veces, con la descarada repetición de tópicos que encuentran una coartada en susodichas simpatías (generadas, claro, por el marco del género).

Pero, sorpresa, Plaza devuelve a la saga una vida que nunca había tenido antes y filma la más estimable entrega, en puntuales momentos bastante superior incluso a su entrega original, aunque con otras referencias en mente y también con unas intenciones fílmicas y estéticas bien alejadas del propósito de reinventar el cine de terror en clave mediática e hiperdigital.

Lo que resulta ciertamente sorprendente de la película es reencontrarse con Plaza, un cineasta cuyos registros más inquietantes y talentosos no han contado con la distribución o la suerte que merecerían. Siendo ‘Cuento de navidad’ (id, 2005) su más importante hallazgo como director y estando la película dirigida dentro de las “películas para no dormir” televisivas, Plaza se encontró con el importante éxito de la franquicia, rompiendo, temporalmente, su trayectoria, cada vez más interesante.

Es muy curioso que esta franquicia le haya posibilitado ahora dirigir su mejor película para pantalla grande. Partiendo de la maléfica (¡y genialoide!) idea de que sea ese arquetipo español, el del pariente de carácter verborreico y chulería legendaria, el que genere toda la epidemia que terminará con zombies siervos de Belcebú, Berdejo y Plaza empiezan la película parodiando una de las derivas más bajoneras y jodidas del audiovisual contemporáneo: el vídeo de bodas.

Tamaño hallazgo visual le sirve para ejercer el costumbrismo con un ojo tan afilado que no resulta tan descabellado evocar a Berlanga, aunque sí creer que comparten intereses temáticos y políticos en su película ya que estamos ante un cineasta, Plaza, que va a rendir tributo a ‘Terroríficamente muertos’ (Evil Dead 2, 1988) y ‘Braindead: tu madre se ha comido a mi perro’ (Braindead, 1992) y en cuanto la acción se ponga en marcha, sus referentes no se ocultan.

Leticia Dolera está sublime dado que parece dotada para la comedia y encantada con reinventarse como una heroína, con sierra mecánica incluida, para dotar el imaginario erótico de los amantes del fantástico con una imagen muy complicada de olvidar. Su aspecto delgado y menudo contrastan con su enérgica y feminista reacción a los problemas; su interpretación carga de matices, despoja de seriedad, y añade una añorada ligereza a un papel en el que cualquier malinterpretación de dramatismo puede hundir las perspectivas de diversión (elevada) de sus hacedores.

Igualmente genial, y con un potencial cómico con puntuales toques dramáticos, es el novio que encarna Diego Martín, siendo mucho más vulnerable, y tan absolutamente perdido en medio de lo que no deja de ser una comedia de baja estofa, una comedia ácida que él puede soportar, que, de repente, se convierte en una película de terror delirante de la que ya no está tan seguro si sobrevivirá.


El trabajo en la fotografía sigue siendo de Pablo Rosso, con la felicidad de que cuenta aquí con más posibilidades lumínicas al no contar con el formato narrativo de la serie. La música la pone Mikel Salas. Beredejo y Plaza firman el guión. En sus ochenta minutos, estamos ante una película inolvidable y muy destacable.

Mikel y Beatriz comparten aprecio por la diversión contenida aquí.

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