Una de las películas argentinas del pasado 2019 y flamante ganadora del Goya a la mejor película iberoamericana –derrotando a la colombiana 'Monos', a la costarricense 'El despertar de las hormigas' y a la chilena 'Araña'– tiene como protagonistas a un grupo de habitantes de un pequeño municipio argentino que tras verse en paro o con penurias económicas se reúnen para reflotar una antigua cooperativa agrícola clausurada hace años.
Una vez aglutinado entre todos la cantidad de dinero necesaria para la reconstrucción, Fermín Perlassi –personaje encarnado por Ricardo Darín– lo ingresa en el banco. "Este es el mejor momento, qué más nos puede pasar", expresa Fermín a un vecino.
Una tragedia plasmada con sentido del humor
El problema radica en que nos hallamos en diciembre de 2001, momento en el que el gobierno de Argentina, presidido por Fernando de la Rúa, impuso el denominado corralito, provocando que la ciudadanía no pudiese extraer dinero en efectivo de sus cuentas bancarias. De la noche a la mañana este grupo de vecinos no solo se han quedado sin el sueño de relanzar la cooperativa, sino que sus ahorros han quedado inmovilizados hasta nueva orden.
Este es uno de los primeros efectos cómicos del guion, pero hay más, puesto que una vez transcurrido el tiempo los habitantes del pueblo sospechan que han sido estafados por un ruin abogado que, junto a un gerente del banco, conocían lo que iba a suceder en el país. De este modo se llevó la guita antes de ingresarla y la escondió en una bóveda subterránea. Ahora el plan es conseguir lo que les pertenece y así hacer justicia.
A partir de una tragedia nacional de tintes muy dramáticos el realizador argentino Sebastián Borensztein construye una comedia que funciona mejor cuanto más agresiva y explosiva se hace y pierde fuelle cuanto recurre a situaciones tópicas de humor familiar.
Responsable de títulos conocidos en nuestro país como ‘Capitán Kóblic’ (2016) o ‘Un cuento chino’ (2011), con la que también obtuvo el premio Goya en la misma categoría, Borensztein adapta la novela ‘La noche de la Usina’, escrita por Eduardo Sacheri, quien también coescribe el guion. Ya otra obra de Sacheri fue llevada con enorme éxito a la gran pantalla, en este caso por Juan José Campanella en la excelente ‘El secreto de sus ojos’ (2009).
'La odisea de los giles' funciona gracias a un estupendo reparto
Si ‘La odisea de los giles’, seleccionada por Argentina a los premios Oscar, consigue la sonrisa perenne durante la mayor parte del metraje es gracias, fundamentalmente, a un radiante reparto integrado por actores argentinos de fama internacional como el antes mencionado Ricardo Darín, Luis Brandoni, Rita Cortese o Chino Darín.
Los intérpretes logran elevar algunos tramos no tan acertados en el apartado cómico, aunque no siempre se consigue, sobre todo en algunas subtramas como por ejemplo la que desarrolla la relación amorosa entre los dos adolescentes.
Aunque se trate de una coproducción entre Argentina y España –la tercera de su director– lo cierto es que el filme es muy costumbrista y juega con la idiosincrasia argentina para fabricar su humor y crear con esta los diálogos y las coyunturas planteadas, cuestión que no debería, ni mucho menos, alejar al espectador español o de otra nacionalidad.
Ya desde el título queda claro, haciendo mención al término gil, dícese en el país sudamericano de una persona lenta, a la que le falta viveza y picardía. Y eso es precisamente lo que le termina ocurriendo a la película de Borensztein, que adolece de mordacidad en su crítica sociopolítica y se acomoda en la amenidad de la trama y la caricatura de sus personajes.
No obstante, queda una cinta disfrutable que encuentra en un episodio catastrófico del país una humorística historia de un grupo de ingenuos y humildes ciudadanos que desesperados dicen basta y se enfrentan al sistema, representado por ese malvado abogado. Sin la rebeldía y el espíritu de furia de 'Relatos salvajes' pero con la complicidad exitosa de sus actores y algún que otro gag para el recuerdo.
El Goya debió ser para otro film
Pese a la eficacia de 'La odisea de los giles', ha de reprocharse a los académicos españoles, eso sí, el escaso riesgo en sus votaciones al optar por la obra más convencional de las cuatro finalistas al Goya, dejando pasar la oportunidad de premiar 'El despertar de las hormigas', ópera prima de la costarricense Antonella Sudasassi.
Un estupendo relato feminista acerca del empoderamiento de la mujer en América Latina a través de la liberación personal de una joven modista. Madre de dos niñas, la protagonista renuncia a quedarse de nuevo embarazada, llevando así la contraria a su controlador marido. Una crítica al patriarcado colmada de sugerentes simbologías, un gran trabajo en el montaje y formidables interpretaciones.