‘Noche de bodas’ llegó hace unas semanas a los cines de Estados Unidos como la mayor apuesta de Fox Searchlight desde su creación hace ya 25 años. El sello detrás de títulos como ‘12 años de esclavitud’, ‘Birdman’ o ‘La forma del agua’ concedió el estreno más amplio de su historia a esta comedia de terror al lanzarla de forma simultánea en 2.855 cines. Luego quizá se esperaba más de ella en taquilla, pero los 50 millones de dólares que ya ha recaudado en todo el mundo superan con creces los 6 que costó.
Tras su paso por el Festival de Sitges, ‘Noche de bodas’ se estrena finalmente en España este viernes 11 de octubre, convirtiéndose así en una de las mejores opciones de cara la próxima noche de Halloween. Muchos no esperarán a entonces para acercarse a su cine más cercano, y bien que harán, ya que es un sangriento entretenimiento en el que lo único que se echa de menos es que algunos personajes secundarios tengan más tiempo para lucirse.
Una cacería tan chapucera como divertida
‘Noche de bodas’ es a su manera una actualización de ‘El malvado Zaroff’, la película que popularizó la idea de la caza del hombre por parte del hombre que luego se ha recuperado en infinidad de películas -desde delirios sci-fi como ‘Esclavas del espacio’ hasta cintas de acción como ‘Blanco humano’. Todo se prestaba a ello-. Aquí se recupera esa idea, potenciado su vertiente de crítica de los abusos de los ricos hacia el resto de la población y con una fuerte carga cómico para potenciar su naturaleza de pasatiempo sangriento.
Porque al final lo que le interesa a ‘Noche de bodas’ no es proponer un juego perverso para uso y disfrute del espectador: una pareja se casa y la familia de él tiene la tradición de jugar a un juego con la persona recién llegada. Casi siempre se trata de algo inocente, pero el escondite equivale a que te vayan a dar caza sin que tú lo sepas. Ahí la película podría haber apostado abiertamente por el terror, pero gracias a Dios se potencia la comedia negra al incidir de forma constante en lo inútiles que son varios de los integrantes de la familia Le Domas.
De hecho, esa será una solución recurrente para conseguir algunos de los momentos más divertidos de la película a costa del pobre servicio doméstico, pero el halo cómico sobrevuela en todo momento ‘Noche de bodas’, empezando por las propias armas que se utilizan para intentar dar caza a la protagonista y siguiendo con la actitud de los personajes. Eso sí, lo hacen sin caer en una caricaturización que habría dañado una película que, por otro lado, hace un curioso cruce entre gore y elegancia.
Nada sería igual sin Samara Weaving
Y es que ‘Noche de bodas’ no deja nada al azar, por lo que el trabajo de ambientación dentro de la mansión de la familia Le Domas resulta imprescindible no para convertirse en un personaje más, pero sí para dar tanto variedad como estilo a las diferentes peripecias a las que ha de hacer frente una inspiradísima Samara Weaving. Hasta ahora seguro que muchos pensarían en ella por su notable parecido con Margot Robbie, pero aquí demuestra que tiene madera de protagonista.
Tanto mostrando una ingenuidad al principio como cuando se convierte en una arrolladora reina del grito, Weaving se convierte en el alma que da sentido a lo trabajados que está la ambientación y la efectiva carga cómica de la propuesta. Con un protagonista más anodino se corría el riesgo de ser una propuesta simpática que se agota antes de tiempo. Cierto que cuenta con el apoyo de algunos secundarios inspirados -pienso sobre todo en Adam Brody-, pero ella es la responsable de que esta chapucera cacería no se agote antes de tiempo.
Eso sí, tampoco conviene quitar méritos al trabajo de puesta en escena de Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett, ya que saben dar con el tono adecuado que mezcla lo juguetón y lo retorcido. El gore está bien utilizado -solamente en el tramo final se permiten ciertas licencias que por mi parte fueron bien recibidas-, no hay ningún bajo de ritmo a lo largo de su ajustado metraje y saben potenciar los puntos fuertes del guion y minimizar los débiles -que los tiene, sobre todo en lo referente al tratamiento del personaje del marido de la protagonista- para que el disfrute sea mayor.
En resumidas cuentas
‘Noche de bodas’ es uno de los mejores pasatiempos del año. Un logrado cruce entre comedia y terror que sabe mantenerte en tensión sobre el siguiente peligro al que la protagonista ha de hacer frente. Con una cuidada ambientación, en especial gracias a la fotografía de Brett Jutkiewicz, y un acertado reparto en el que sobresale una Weaving que debería convertirse en una estrella después de esta película.
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