Hace tiempo que parece que Hollywood ha perdido bastante interés hacia las comedias románticas. No ha pasado tanto tiempo desde que era habitual encontrarse con una financiada por algún gran estudio en nuestro cine más cercano, pero ahora da la sensación de que su lugar en las preferencias de las productoras ha sido ocupado por el cine de terror de presupuesto contenido. Aunque el enorme éxito de 'Crazy Rich Asians' quizá haga que eso cambie.
Ahí ha aparecido Netflix al rescate quedándose con multitud de comedias románticas y marcándose grandes éxitos con títulos como ‘A todos los chicos de los que me enamoré’ o ‘Mi primer beso’. Además, su política también incluye adquirir los derechos de alguna película más allá de su país de origen, siendo eso lo que ha sucedido con ‘¿No es romántico?’, cinta que vende que va a desmontar el subgénero y luego acaba siendo una más pese a su toque paródico.
No intentes venderme lo que no eres
Rebel Wilson da vida en ‘¿No es romántico?’ a una arquitecta que no recibe el reconocimiento que se merece en su trabajo, pero lo que realmente le importa a la película es su cinismo en todo lo referente al amor, en especial sobre todo lo relacionado con las comedias románticas. Tras un incidente despierta convertida en la protagonista de una de ellas y poco a poco todo va girando hacia una propuesta autoconsciente pero que tampoco hace gran cosa para ir más allá de la gracia puntual.
Ahí está lo que realmente define a la película: su protagonista irá haciendo multitud de comentarios a lo largo del metraje sobre los tópicos de las comedias románticas para luego caer una y otra vez en ellos. De esa forma, la chispa inicial va apagándose más allá de instantes conseguidos –el momento en el que es consciente de que no va a poder hacer el amor con otro personaje- hasta desembocar, eso sí, en una curiosa moraleja final.
Esa apuesta provoca en todo momento cierta frustración en el espectador al dejarse claro que la película es totalmente consciente de las limitaciones de estas historias para supeditarlo todo al lucimiento personal de Wilson. Al respecto conviene apuntar que la actriz dota a la película de una energía imprescindible para no acabar cansando al espectador, pero es una lástima que sus responsables no hayan sabido o no hayan podido explorar su premisa con mayor profundidad.
Al servicio de Rebel Wilson
Alrededor de Wilson tenemos a un elenco entregado para la ocasión pero que en ningún caso tiene permitido hacer sombra a nuestra protagonista. Liam Hemsworth y Pryyanka Chopra son los más beneficiados, ya que sus personajes son los que más marcados están por ese toque paródico al que la película nunca termina de sacar partido, mientras que Adam Devine básicamente se limita a prolongar lo que ya mostró en ‘Modern family’.
Por su parte, Todd Strauss-Schulson sabe cómo llevar el ritmo desde la puesta en escena, pero tiene a sus disposición ingredientes menos suculentos para subvertir el género de los que tuvo en su momento en la muy superior ‘Las últimas supervivientes’. De hecho, aquí se le ve más suelto en los momentos que se regodean en el cliché pero con un matiz más cómico como la escena del karaoke.
El verdadero problema está en el guion firmado por Erin Cardillo, Dana Fox y Katie Silberman por su indecisión sobre lo que quiere ser la película. No quiere ser una comedia romántica al uso pero tampoco renunciar a sus mecanismos, quiere ser una parodia pero sin marcarlo demasiado y, sobre todo, busca ser diferente pero quedándose siempre corto. Al menos algo de ingenio se percibe, pero hacía falta más que eso.
En definitiva, ‘¿No es romántico?’ funciona de forma aceptable como cruce entre parodia y comedia romántica, pero al final acaba pesando más lo segundo que lo primero para desgracia de aquellos que se acerquen únicamente a ella esperando ver una cinta que desmonte los lugares comunes de este subgénero. Los detecta y algo se ríe a costa de ellos, pero al final acaba celebrándolos tanto como cualquier otra.
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