Al ver 'The Air I Breathe', una película aún no estrenada en España, reflexioné irremediablemente sobre el auge en el cine de las historias corales, algo provocado sin duda por el éxito de crítica y público de 'Crash', esa sobrevalorada película de Paul Haggis. Si bien 'The Air I Breathe' me decepcionó profundamente por su artificialidad, se me recomendó 'Mumford', del director Lawrence Kasdan, como una oportunidad para ver una historia coral más disfrutable y de mejor calidad argumental.
El doctor Mickey Mumford (Loren Dean) es el psicólogo más apreciado de la pequeña ciudad de Mumford (precisamente). Al haber llegado hace poco, sólo tiene como amiga a su vecina Lilly (Alfre Woodward). A lo largo de la película se muestra cómo Mumford tiene unos métodos poco convencionales para atender a sus pacientes. Se muestra especialmente preocupado por Skip (Jason Lee), un joven multimillonario por haber inventado un nuevo de módem que se siente profundamente solo; Sofie (Hope Davis), una recién separada afligida que se aqueja de fatiga crónica; Althea (Mary McDonnell), que compra cosas de forma compulsiva para quedarse con sus cajas, mientras sobrevive como puede en su vida familiar; Henry A. Follett (Pruitt Taylor Vince), un hombre reprimido que sin embargo se apoya en elaboradas fantasías sexuales...
Lawrence Kasdan muestra con una fluidez asombrosa los perfiles de una amplia gama de personajes encarnados por actores que hacen un buen trabajo casi al mismo nivel. Por supuesto destaca Loren Dean como un psicólogo que escucha secretos de todo el mundo y que sin embargo alberga el mayor secreto de todos. Podría considerarse una comedia dramática, en la que se respira humor y melancolía casi a partes iguales. Para Mumford no es fácil arreglar algunos problemas mediante la palabra, aunque ejemplifica una forma de tomarse la vida mediante su serenidad y franqueza. La primera mitad se corta repentinamente cuando Mumford revela su secreto a su nuevo amigo Skip, y esto supone un punto de inflexión demasiado brusco, no sólo por todo lo que conlleva que el espectador sepa esta información, sino porque el tono habitual de la historia es interrumpido de un golpe. No obstante, la atención y el interés se mantienen al incluir un aura de intriga sobre el paradero de los personajes, que se van curando poco a poco de una manera simpática y agradable.
A pesar de que los detalles de estos detalles escabrosos sobre el verdadero origen de Mumford pueden adivinarse tras inteligentes insinuaciones, es cierto que le otorga un estatus de personaje memorable cuando uno se identifica con su auténtico propósito. El reparto es tan fabuloso que todo defecto del film podría ver eclipsado por la entrega de todos sus actores. Los diálogos, minuciosamente proporcionados, escuetos o extensos según la escena, son de una maestría innegable. Y por supuesto, la música de James Newton Howard es para levantarse espontáneamente y aplaudir. La influencia de Howard en cuanto a estilo se nota en otros compositores como Thomas Newman o incluso Vangelis (nótese que cuando Nessa mira las revistas, la canción es clavada a cuando Bagoas baila en 'Alejandro').
Por tanto, un guión perfecto donde todo encaja y pensado para que la película no se haga larga en ningún momento a pesar de su lento ritmo, realizado por el propio Kasdan. Tengo que destacar a Jason Lee, que muestra ampliamente sus dotes de skater, y que ahora es conocidísimo por su protagonismo en la serie 'Me llamo Earl'. Lee define un personaje inseguro y empático. Asimismo, Hope Davis, que ha destacado luego por varias interpretaciones de producciones independientes, aquí ya apuntaba maneras con un registro de gestos y forma de hablar portentosa. Y como personaje secundario, casi cameo, hay que hablar de Ted Danson, como el marido arrogante de Althea, que incomoda sobradamente con su presencia.
Las elipsis entre una escena y otra, tan habituales y frecuentemente arriesgadas, surten su efecto para mantener esa tensión que Mumford comparte con el espectador, SPOILER ya que su secreto, el hecho de que Mumford no es realmente un psicólogo, sino un ex-drogadicto estafador, hace que nos identifiquemos con su personaje y podamos complacernos con su sabiduría innata a la hora de conectar con la gente. Cuando el doctor Delbanco, psiquiatra de la ciudad, acude a él, podemos ver el triunfo de la escucha sencilla antes que los medicamentos, los términos puramente psicológicos, y el arte de la palabra como arma curativa para el reconocimiento de las miserias propias y ajenas con claridad meridiana. Además, es un acierto el falso happy ending propuesto, ya que mientras todo el pueblo está curado, él acaba en la cárcel porque un programa de televisión revela a todo el pueblo (y a la justicia) su fraudulento oficio. FIN SPOILER.
Se le puede achacar a 'Mumford' el tener algunas escenas forzadas y/o demasiado pastelosas, como por ejemplo SPOILER que todos se curen a la vez y que Skip termine liándose con Lilly, por no hablar de que Sofie acabe enamorándose de Mumford tan "fácilmente" FIN SPOILER. Pero desde luego es una maravilla ver una película tan falta de maldades, tan pensada para que el espectador disfrute y se implique como un paciente más (o quien sabe, como un psicólogo más), sin acusar en ningún momento un tono comercial. A veces se disfraza de película de sobremesa, y eso es bueno, porque resalta aún más sus riquezas frente al convencionalismo manido de ese tipo de películas.
'Mumford' es, como dicen muchos, una pequeña joya, una película sencilla que sin hacer albricias de guión, se sustenta divinamente en un esplendoroso reparto, en un sólido protagonista, en sus magníficos diálogos, y como ya he dicho, la banda sonora de James Newton Howard es como para encargarla en Amazon en cuanto uno acaba de ver el film. Totalmente recomendable, y algunos detalles es muy probable que se queden clavados en la mente del espectador.
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