Hace poco os hablaba de John Ford, intentando elegir sus diez mejores películas, con lo difícil que eso resulta en un director de la talla de Ford. Dejaba fuera su etapa muda, por haber visto los films más famosos de la misma (más otros menos recordables), que de hecho son los únicos fáciles de encontrar. Poder ver la cantidad de mediometrajes que firmó como Jack Ford es tarea casi imposible, y el esperar que las editen en dvd, sobre todo en nuestro país, es soñar despierto. Afortunadamente, al otro lado del charco, empiezan a editarse a modo de packs algunas de las películas del maestro pertenecientes a su época menos conocida.
Como muchos sabrán, la mayoría de los films mudos de Ford no tuvieron la importancia capital de sus films sonoros, y tampoco el peso histórico que sí tuvieron otros directores coetáneos, como puede ser el caso de Fritz Lang (su etapa muda es simplemente deslumbrante) o King Vidor. Sólo algunos títulos desprenden esa sensibilidad de la que hizo gala el director en sus películas más conocidas. Después de haber dirigido un montón de westerns bastante olvidables, y que rodaba a la velocidad de la luz, y ya en la década de los 20, el director de origen irlandés empezó a hacer películas mucho más serias, por así llamarlas. 'Legado Trágico' es una de ellas.
La película narra dos historias entrelazadas. Por un lado, tenemos a un personaje ávido de venganza que viaja hasta Irlanda, en la que hay un precio puesto por su captura debido a ciertos errores del pasado, para hacer pagar a un hombre la muerte de su hermana. Precisamente, este hombre se casa con la hija de un severo juez, el cual vive sus últimos días agobiado por los fantasmas de todos a los que envió a la horca injustamente. Su último gran deseo es ver casada a su hija con alguien importante que le dé el futuro estable que su padre siempre quiso para ella, pero ésta está enamorada de otro hombre.
En 'Legado Trágico' ('Hangman´s House', 1928) están ya todos los típicos elementos del cine de Ford, y que en futuras películas desarrollaría. El film está ambientado en su amada Irlanda (Ford nació en los USA, pero siempre tenía admiración por el país de sus progenitores y se sentía de allí), con la típica galería de personajes tan característica de su cine. Tal vez se hayan cargado un poco las tintas con los malvados de la función, que en este caso son dos. El juez con una vida nada ejemplar, en lo que a repartir justicia se refiere, y que parece resignado a pagar sus males en el otro mundo, cosa que se deduce de esos interesantes instantes oníricos, en los que el juez mirando el fuego de su chimenea por el que se le aparecen, ansiosos de verdadera justicia, espíritus con rostros conocidos por el mismo. El actor, Hobart Bosworth, puede que esté algo exagerado en su composición, por otro lado, demasiado lineal. Lo mismo puede decirse de Earle Foxe, que da vida al rico marido con el que se casa la protagonista de la película, y que tiene fama de chivato. Curiosamente, la película se centra demasiado en estos dos personajes, y deja de lado al femenino, una chica que tiene que cargar con la etiqueta de haber sido la hija de un asesino, y ahora la mujer de un chivato. La actriz June Collyer es de lo más flojo de la cinta.
Menos mal que tenemos a Victor McLaglen, uno de los actores fetiche de Ford, dando vida a un simpático personaje (como era costumbre en él), que mezcla dureza con buen corazón. Uno de esos personajes rectos y justos que enseguida se ganan al espectador. Impresionante el plano final en el que se queda mirando a la pareja feliz que se va (fuera del plano) y su rostro parece entristecerse en el último momento. Un instante lleno de lirismo que cierra impecablemente la película. Ésta contiene otros instantes en los que Ford despliega su pasión poética, elevando el film a una altura considerable, aunque no alcanza la calidad de joyas como por ejemplo 'Tres Hombres Malos', uno de sus films mudos más famosos, realizado dos años antes.
'Legado Trágico' es una buena película, tal vez un poco irregular en alguno de sus tramos, no sabiendo por dónde tirar, pero es altamente disfrutable. Quizá una de las últimas realmente interesantes antes de que Ford se adentrase de lleno en una década (la de los 30) en la que ya empezaría a dejarnos algún que otro título inolvidable. Más cine de John Ford en Blogdecine: