Tiny Fey y Amy Poehler han demostrado en infinidad de ocasiones tanto lo divertidas que son como la gran química que hay entre ellas. Sin embargo, el séptimo arte sólo había intentado sacar realmente partido a esto con ‘Baby Mama (Mamá de alquiler)’, una comedia apenas aceptable que no supo aprovechar el talento de sus dos protagonistas, ya que es cierto que coincidieron en otros títulos, pero en papeles menores.
Esperaba que eso cambiase gracias a ‘Hermanisimas’ (‘Sisters’) la película que tuvo la osadía de estrenarse en Estados Unidos el mismo día que el séptimo episodio de Star Wars y encima recaudar en dicho país prácticamente el triple de lo que costó. Cierto que las críticas no fueron demasiado positivas, pero yo quise mantener la esperanza. El pasado viernes al fin llegó a los cines españoles y ya os adelanto que si no es una completa pérdida de tiempo es por sus dos protagonistas.
Así, no
Creo que ya ha quedado claro que mi interés en ‘Hermanísimas’ estaba en volver a ver juntas a Fey y Poehler, pero el talento que puedas tener no sirve de demasiado si lo pones al servicio de un material indigno. Eso es lo que sucede en el caso que no ocupa, y no porque la película abuse demasiado del humor de trazo grueso, sino por su incapacidad para encontrar un punto de equilibrio para todos sus excesos, apostando por la saturación para intentar conquistar al espectador.
Además, el guion de Paula Pell, una veterana del ‘Saturday Night Live’ en su primer trabajo para la gran pantalla, falla de forma notable a la hora de encontrar el tono adecuado para reconciliar esos excesos cómicos con el lado más emocional de la historia, ese que sirve como única justificación para que el metraje se dispare de forma innecesaria hasta las dos horas. Ya no es solamente que casen mal entre sí, sino que por separado tampoco dan la talla.
De hecho, ni siquiera hay un interés real en crear sinergias entre esas dos facetas de la película, dedicando primero una parte importante a definir a las dos protagonistas por separado y la relación que hay entre ellas para luego optar por el desenfreno total durante una fiesta en la que veo perfectamente los gags y entiendo qué buscan con ellos, pero es que sencillamente no tienen gracia y al ir acumulándose acaban resultando hasta un tanto cansinos.
'Hermanísimas', menuda estupidez
Sin embargo, sería injusto poner esas dos facetas al mismo nivel, ya que al menos la primera gira de forma casi exclusiva alrededor de Fey y Poehler, y, quieras que no, eso hace que todo sea más digerible por mucho que incluso sus propias interpretaciones estén a años luz de sus mejores trabajos. Lo que sí consiguen es elevar un poco el material que tienen a su disposición y evitar que el aburrimiento haga acto de aparición. Algo es algo.
Por desgracia, todo se va al traste -aunque tampoco era gran cosa- con el desfase festivo, tanto para ellas a nivel individual -el interés se hunde cuando cada uno va por su lado por mucho que sea necesario para el conflicto que vendrá a continuación- como, sobre todo, el resto de tramas -aunque la mayor parte de ellas ni siquiera merecen recibir ese nombre, pues no son más que una excusa para hacer innecesarias añadiduras-.
A decir verdad, no creo que aporten nada más que saturación, tanto de un sentido del humor mal desarrollado como de otros cómicos que hacen acto de presencia imagino que por una cuestión de amistad con sus responsables. Ahí es donde queda clara la total falta de control que tiene Jason Moore sobre lo que sucede en pantalla, ya que su trabajo ni siquiera puede calificarse como funcional.
Al final lo que nos queda es una estupidez que si nos saca alguna sonrisa es únicamente y exclusivamente por sus dos protagonistas, ya que en el resto impera la sensación de que han dado luz verde demasiado rápido a la película, dejando de lado la molestia de las necesarias correcciones para pulir todas sus debilidades. Sólo eso explica su innecesaria tendencia al exceso sin realizar una preparación previa para motivar al espectador a recibirlo de mejor grado.
En definitiva, ‘Hermanísimas’ es una película bastante floja que seguramente lo hubiera sido aún más de no contar con la incomprensible entrega de sus dos protagonistas a un material de quinta categoría. También es exageradamente larga y nunca logra dar con las teclas adecuadas para convertir sus rasgos de identidad en virtudes. Si queréis ir al cine y ver una buena comedia, os recomiendo darle antes una oportunidad a ‘Kiki, el amor se hace’.
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