Se calcula que durante la segunda guerra mundial, más de treinta mil marineros noruegos se lanzaron al mar participando en los convoys aliados. Muchos no volvieron. Este es el punto de partida de 'Un marinero en la guerra' (Krigsseileren), una intensa miniserie noruega que podemos disfrutar en Netflix.
Aunque la podemos ver en este cómodo formato de tres episodios, en realidad se trata de una película. La más cara de la historia del país escandinavo, de hecho. Toda una superproducción dirigida por Gunnar Vikene que fue la candidata noruega para los Óscar 2023. Finalmente no logró una plaza entre las nominadas, pero su paso a la gran N le ha otorgado una nueva vida y popularidad.
Y no es para menos. Con un nuevo montaje con minutos agregados y una división en tres episodios, nos encontramos con una dura (y a ratos cruda) odisea de supervivencia en la guerra por parte de nuestros dos protagonistas (Kristoffer Joner y Pål Sverre Hagen): dos amigos que deciden alistarse en la marina mercante y se ven forzados a permanecer en alta mar ante los peligros de la guerra y otras circunstancias.
La guerra del mar
Haciendo un programa doble interesante con la alemana 'Sin novedad en el frente', 'Un marinero en la guerra' es visceral y emocional a partes iguales, interesándose por encima de todo por el trauma en lo que el guion desarrolla una historia con un espíritu prácticamente de gran saga literaria.
De esta manera, las vivencias y tragedias de estos marinos son acompañadas por lo que está ocurriendo con la familia que han dejado atrás, en una Noruega ocupada por los nazis y bombardeada por ambos bandos. El desconocimiento de lo que pasa al otro lado, esa incertidumbre y falta de comunicación y la angustia que provoca se ponen bajo el foco.
Y esta angustia traspasa la pantalla, asfixiando casi al espectador en lo que Vikene apuesta por hacerlo todo lo realista que pueda. Una verosimilitud lograda apostando por rodar parte de la acción en el mar proporcionando no solo una potente fotografía sino también una tensión muy beneficiosa y alguna que otra escena que se hace bastante cruda de ver.
En el lado negativo está una falta de equilibrio entre los momentos de más tensión y los más tranquilos creo que más causado precisamente por su paso de película a miniserie. Los capítulos se notan algo desacompasados e incluso uno puede notar cierta desconexión entre la trama doméstica y la de ultramar. Tampoco es demasiado grave, pero sí que puede lograr que, dentro de su intensidad, haya ciertos tramos que se noten muy pesados.
He de reconocer que he tenido que reposar bastante lo que he visto en 'Un marinero en la guerra' ya que la propuesta y su intensidad lo requieren. Si bien sus momentos bajos pueden llegar a aburrir, Vikene logra recuperar la tensión siempre que nota que se desvía. Una joyita que puede correr el riesgo de pasar demasiado desapercibida.
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