Hace 122 años que el cine conoció a Sherlock Holmes, y desde entonces decenas de actores le han interpretado en la pantalla, desde Robert Downey Jr hasta Benedict Cumberbatch pasando por Ian McKellen, Michael Caine o Charlton Heston. El personaje ha pasado por tantas manos y registros que la fascinación por su forma clásica se ha pasado un poco, y es difícil encontrar un giro que lo vuelva a hacer atractivo para el gran público. Por eso fue tan sorprendente su papel secundario en 'Enola Holmes', que consiguió mantenerlo fresco dejando la mayor parte de la investigación a su hermana. Tristemente, tras la segunda parte, vemos lo que queda una vez pasa la sorpresa: nada.
Enola, detective privada
'Enola Holmes' basaba parte de su atractivo en su poderoso montaje, que mostraba las piezas del puzzle, las ordenaba y no dejaba tregua en su ritmo frenético, dejando arrinconado al espectador, al que no le quedaba otra que asistir casi exhausto a las andanzas de la Holmes más joven e infravalorada de la familia. Uno de los problemas más graves de esta secuela es que se traiciona a sí misma convirtiéndose en una película infinitamente más convencional.
Lejos de apostarlo todo, 'Enola Holmes 2' decide tomar un camino mucho más lineal, apostando menos por la ruptura de la cuarta pared y más por un guion en el que algunos diálogos están metidos con calzador y el misterio queda absolutamente aguado, sin lugar para la sorpresa. No es una película erradísima y siempre raya en lo decente, pero es una pena que una continuación de la saga con el mismo equipo parezca una cinta de simple aprovechamiento, como una segunda parte directa a vídeo.
Los primeros compases de la película, eso sí, son estupendos, por mucho que utilice el manido "Os preguntaréis cómo he acabado aquí": el personaje ha evolucionado desde la primera parte e intenta abrirse paso por sí misma, pero en cuanto acepta su primer caso importante la cinta se encalla. Ni siquiera parece muy interesada en que sigamos el caso, y pone más emoción e intención cada vez que la trama secundaria de Sherlock aparece en pantalla. Hasta la propia película se aburre de un misterio que no es ni divertido ni emocionante.
Es la única y genial
'Enola Holmes 2' quiere llegar a todo tipo de público y por eso apuesta por la crítica social, el mundo de Sherlock Holmes y unas escenas de acción que tienen cierta originalidad, pero no la suficiente para una saga que empezó de una forma tan rompedora. En cierta manera, esta secuela se nota como una pequeña traición a ella misma, eliminando la carga emocional que el personaje tenía en la primera parte y sustituyéndola por una liviandad que no le sienta bien.
La madre de Enola, esquiva, misteriosa y guía en las sombras de 'Enola Holmes', aquí se convierte en un recurso introducido sin muchas ganas, un simple catalizador de tramas y objeto de chistes que podría haber sido mucho más interesante. Es gracias a su madre que sabemos que Enola es diferente a su hermano porque tiene corazón y hace los casos personales, pero eso no es excusa para una investigación así de blandita, que va en línea recta y en la que, para más inri... ¡La solución al enigma viene de Sherlock!
Enola Holmes es muy lista y muy capaz, y empieza a caminar por ciertos vericuetos, pero el que termina por llevar la voz cantante es Henry Cavill en un desliz un tanto extraño, producto de una fascinación con Sherlock que multiplica sus apariciones respecto al libro original, 'El caso de la dama zurda'. De hecho, se toma demasiadas libertades y cambia la trama a su antojo, convirtiendo un misterio ya algo soso en un potingue en el que se pueden ver las intenciones, pero no el buen acabado.
La pequeña cerillera
'Enola Holmes 2' tiene a una Millie Bobby Brown entusiasmada, que pega como un guante en el papel en las escenas aventureras... pero no tanto en las amorosas. Y es que su amado Lord Tewkesbury es, en esta parte, un peso que la película tiene que llevar para forzar el amor y, supuestamente, hacer crecer al personaje. La relación no es convincente, bonita ni inspiradora, y desmerece los intentos de la cinta por hacer de Enola alguien independiente y fuerte.
Ojo: las intenciones de esta segunda parte son buenísimas, tratando sobre los derechos de las mujeres y el poder del pueblo, pero no siempre esta reflexión está bien introducida en la trama, y algunas de estas escenas parecen más hechas pensando en las reacciones en redes sociales (incluyendo la ya infalible escena para compartir en Twitter y que corra como la pólvora) que en el bienestar de la película.
Al final, 'Enola Holmes 2', tras mezclar un misterio de segunda con unos diálogos de primera, decide que lo que le interesa contar de verdad es más sobre Sherlock y deja las mayores revelaciones de la película en manos del hermano mayor. Lo dicho: Enola merecía mucho más que esta película aguada que, sin dejar de ser nunca entretenida, desmerece los logros de la estupenda obra inicial y se convierte en una cinta obvia que se centra en un personaje secundario y hace perder señas de identidad a su protagonista. Ojalá en la tercera parte pueda volver a remontar el vuelo.
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