"Jodiste a todas las personas que conociste y te importaban". (Detective O´Hearne / Mark Addy)
'El mundo según Barney' ('Barney´s Version', 2010) se estrenó en España el pasado 18 de marzo, pero hasta este fin de semana no he tenido la oportunidad de verla. No hay problema en ir a ver 'Torrente 4', 'Gnomeo y Julieta', 'Sin compromiso' ('No Strings Attached') o 'Esta abuela es mi padre' ('Big Mommas: Like Father, Like Son'), una cosa que se proyecta en 300 salas. Se anuncian en todas partes, están en todos los multicines, y en consecuencia, son las más taquilleras. No puedo estar más de acuerdo cuando mi compañero Jesús León dijo hace poco, en nuestro apartado de "respuestas", que los distribuidores son unos cobardes. En general, lo son, sin duda alguna, semana tras semana lo demuestran. Pero ahí siguen, con sus absurdas campañas de marketing (esas títulos genialmente traducciones...) y constantes retrasos en los estrenos, atacando la piratería de forma mecánica y acaparando pantallas con productos que deben considerar ventas seguras; cine de consumo rápido, de usar y tirar, o cine basura si lo preferís, en cantidades más elevadas de las que el público puede soportar sin sufrir una indigestión. El negocio se va a pique, y nos piden salvarlo, compensar su torpeza.
Comparada con la mayoría de los estrenos que infectan las carteleras, os voy a hablar de una película sobresaliente. Por sí sola no lo es, pero al menos se nota que está hecha con humildad y esmero, con la única intención de narrar una peripecia de seres humanos cuyos aciertos y errores, cuyas destrezas y debilidades, pueden entretener, emocionar y hasta inspirar al espectador. Una película que se basa en algo tan sencillo como unos actores creyéndose una historia, aportando vida y verdad a sus personajes. Y eso hoy en día es tan raro, tristemente, que solo puedo recomendarla, con importantes matices. Ante todo, su mayor defecto es que dura demasiado. O dicho de otra manera, el realizador Richard J. Lewis, procedente de la televisión, fracasa con el ritmo de la película, patina con una estructura basada en episodios, en forma de flashbacks en la mente de un personaje ya viejo y enfermo, lleno de arrepentimiento, desesperado por arreglar los destrozos que ha causado en su vida. La gran tragedia es que no puede, hay cosas que no puede corregir, y además, ya es tarde.
"Estás casado con una mujer que está forrada, que prepara un kuguel de hojaldre muy rico y que tiene un tipazo estupendo. Infinidad de matrimonios se han sustentado en mucho menos que eso". Izzy Panofsky (Dustin Hoffman)
Escrita por Michael Konyves, la película comienza con Barney (Paul Giamatti) llamando por teléfono a las tres de la mañana, visiblemente borracho. Quiere hablar con su esposa, pero el hombre al otro lado de la línea le recuerda la hora que es, y además que ya no es su esposa. Barney responde con crueldad y el otro cuelga. A la mañana siguiente, la hija de Barney (Anna Hopkins) le cuenta, mientras éste se marcha al trabajo, que su llamada provocó una ataque al corazón al segundo marido de su madre. Barney no puede disimular su satisfacción, y bromea con la posibilidad de que el tipo haya quedado impotente. Es una buena manera de presentar al protagonista, su forma de ser y su situación, con apenas dos escenas. Se nos ha dado información fundamental que más adelante será ampliada y explicada, como que Barney bebe más de la cuenta, que es rudo con la gente y que ama a la mujer que aún considera su esposa. Una siguiente escena añade más información, una que ya se sale de lo corriente. Un policía retirado (Mark Addy) entrega a Barney una copia firmada de un libro en el que le acusa de haber salido impune de un asesinato.
Ya tenemos la base de la historia, y una interesante. ¿Quién es este Barney? ¿Qué ocurrió con su esposa? ¿Realmente mató a alguien? Con el libro del que considera "su mayor enemigo" en las manos, el protagonista nos dará la respuesta a esas cuestiones, dando su propia versión; de ahí el título original de la película, idéntico al de la novela que adapta, 'La versión de Barney', escrita por Mordecai Richler, quien al parecer incluyó elementos autobiográficos. Aunque el tráiler ya se encargó de destripar todos los acontecimientos relevantes de la trama, resulta útil recordar el eslogan del cartel, Barney se casó dos veces y luego conoció a la mujer de su vida; lo más llamativo es que la conoce durante la celebración de su segunda boda, pidiéndole que se fugue con él a los dos segundos de haberse presentado. Por otro lado, su primera esposa (Rachelle Lefevre), una mujer débil de juventud problemática (fantástica la escena en la que su padre, encarnado por Saul Rubinek, relata esa historia), se suicida al creer que Barney la había abandonado; y su mejor amigo (Scott Speedman), desaparece y es dado por muerto, siendo Barney el principal sospechoso, con todas las pruebas en su contra, pero sin cuerpo no hay delito.
"No digas que harías lo que sea. La vida es real, se compone de pequeñas cosas, minutos, horas, siestas, recados, rutina... y tiene que bastar con eso". Miriam (Rosamund Pike)
Definitivamente, no es un protagonista corriente, y conforme pasan los minutos, y vemos cómo se comporta con todo el mundo, cada vez más egoísta y tosco, comprendemos que estamos en presencia de un auténtico gilipollas. Está hecho a propósito, no tiene que caer bien. Y sin embargo, en el último tramo de la película, uno no puede evitar sentir lástima por él, que en el fondo no es más que un miserable que se emborracha y se engaña a sí mismo para poder soportarse, para no acabar hundido por los remordimientos. He leído a Giamatti decir que el mayor perdedor no es aquel que no tiene oportunidades, sino el que las desperdicia. Efectivamente, Barney es un gran perdedor, y duele verlo. Podía ser un problema tener que abarcar tres décadas de la vida de alguien con un solo actor, pero aquí se soluciona con una estupenda labor de maquillaje (candidata al Oscar) y un formidable actor. Giamatti borda el papel, hasta el punto de confundirse con Barney, parece un papel hecho a medida. Es posible que cause extrañeza verlo cautivando a mujeres tan atractivas, como criticaba mi compañera Beatriz, pero no creo que pueda ser tachado de increíble, solo hay que dar un paseo por la calle para comprobar que es cierto eso de que el amor es ciego.
Los mayores aplausos se los ha llevado Giamatti, ganador del Globo de Oro, pero lo cierto es que todo el reparto (Dustin Hoffman, Rosamund Pike, Minnie Driver, Bruce Greenwood...) está muy convincente, todos hacen creíbles, humanos, cercanos, sus personajes. Ahí radica uno de los logros de 'El mundo según Barney', no hay personajes de una sola cara, no hay nadie totalmente bueno o malo; mirando el conjunto de su vida, uno puede comprender el carácter y el comportamiento del protagonista, ver bondad y amor, sin que ello justifique sus errores. En principio, resulta excesivo dedicar 130 minutos a esta historia, uno debe seleccionar (claro que hay cineastas que consideran relevantes largos planos de ventanas o puertas), realizar una exhaustiva depuración de material y ofrecer solo lo más interesante del relato; Lewis no lo hace, y eso pasa factura a la película. Sin embargo, y no he leído la novela, queda la sensación de que faltan cosas importantes, que al resumir la vida de Barney se podía haber dedicado más tiempo a aclarar algunas de sus decisiones (como su segundo matrimonio). Tampoco se luce el director con la puesta en escena, más propia del medio televisivo, pero los actores consiguen que esto pase más o menos desapercibido, y que la película llegue a emocionar, aunque se mire el reloj de vez en cuando.
Posdata: Por favor, comparad este breve extracto de la película (sin spoilers), doblado al castellano y en versión original. No se pierde la mitad de la interpretación, se pierde la veracidad de la interpretación, y en definitiva, la magia de la película.
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