'El arrecife', infierno azul

'El arrecife', infierno azul

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'El arrecife', infierno azul

El cine de terror siempre ha sido una de mis mayores debilidades. En parte se lo debo a mi hermana, que le gustaba ponerme ese tipo de películas cuando era pequeño a ver si lograba asustarme -rara vez lo consiguió-, y hasta recuerdo que ‘Piraña’ (‘Piranha’) fue la primera película que me quedé despierto hasta tarde para verla o que tras el visionado de ‘Angustia’ fue la última ocasión que dormí en la cama de mis padres.

Aún conservo esa querencia, pero la verdad es que cada vez me cuesta más encontrar títulos que me llenen como antaño. No tengo miedo en probar con cualquier propuesta e incluso ver toda secuela a mi alcance -hay algunas muy buenas-, pero también me entra la pereza cuando me hablan mal de una, que fue lo que me sucedió en su momento con ‘El arrecife’ (‘The Reef’). Sin embargo, decidí recuperarla tras el estreno de ‘Infierno Azul’ (‘The Shallows’) y, pese a sus defectos, no me arrepiento de ello.

Una decidida apuesta por el realismo

Escena El Arrecife

Seamos sinceros y reconozcamos que el cine con escualos tocó techo con ‘Tiburón’ ('Jaws') y que algo extraordinario tendría que suceder para que algún díe viéramos una película no ya mejor que la de Steven Spielberg, sino una que simplemente no desmerezca en la comparación. No obstante, cuesta no acordarse de ella tras ver una cinta que eche mano de ellos como amenaza letal, que es lo que sucede en ‘El arrecife’. ¿Su peculiaridad? Una decidida apuesta por el realismo.

De hecho, las apariciones del tiburón son mínimas en esta producción australiana que se centra más en la lucha por la supervivencia tras ver cómo el barco en el que se encontraban tiene un accidente y empieza a hundirse. El guion del también director Andrew Goods se lo toma con mucha calma a la hora de presentarnos a los personajes e intentar humanizarlos para que pueda surgir la imprescindible empatía con el espectador para que uno no quiera simplemente que el tiburón acabe con ellos.

Eso es algo que Traucki abraza con naturalidad desde la puesta en escena, sabedor que el hecho de inspirarse en un singular caso real le da la posibilidad de dejar de lado la sobredosis de suspense más o menos impostado en beneficio del drama humano. Sobre el papel, todo parece ideal con la única salvedad de que quizá se extienda demasiado en este tramo, pero ‘El arrecife’ tiene un problema muy importante en sus actores.

’El arrecife’ y la importancia de los actores

Muchas veces el guion es el cáncer que va destruyendo paulatinamente una película, en otras ocasiones es un director incompetente que destroza un material más o menos interesante, pero también puede darse el caso de que un reparto erróneo se cargue una cinta o al menos esté cerca de hacerlo. Eso es lo que sucede en ‘El arrecife’, pues no tengo nada bueno que decir de sus actores, que en el mejor de los casos podemos hablar de mediocridad y en el peor de cargarse ese halo de realismo que rodea a la película.

Cuesta poco entender que ninguno de ellos tenga a sus espaldas una gran carrera, ya que durante el tramo más banal simplemente resultan anodinos y cuando llega la hora del sufrimiento simplemente hay que hacer un esfuerzo muy grande para creérselos, y es una pena, porque la situación es la adecuada y el enfoque es impecable para potenciar la tensión sin caer en efectismos innecesarios, logrando integrar también bastante bien el metraje con tiburones reales rodado al margen.

¿Llegan a cargarse la película? Ahí tengo que responder que no, pero lo que podría haber sido una propuesta casi notable acaba quedando relegada a ser simplemente estimable pese a esa grave deficiencia, ya que un drama humano en el que sus personajes fallan de esta manera, malo no, lo siguiente. Con todo, tanto el guion de Goods como la puesta en escena de Traucki mantienen esa honestidad que sostiene a la película en sus mejores momentos y que alcanza grandes dosis de efectividad en ciertas situaciones de peligro.

En definitiva, es una pena que ‘El arrecife’ no contase con otros actores, ya que ellos son el motivo de que el infierno por el que han de pasar no llegue a impactarnos al nivel que podría haberlo hecho a poco que lograsen mantener ese realismo por el que apuestan sus responsables. Pese a ello, es una cinta con un enfoque interesante y constante cuyo reducido metraje la convierten en una buena opción para ver en casa en lugar de morir abrasado en el exterior. Eso sí, creo que al final se queda algo por debajo de la muy entretenida cinta de Jaume Collet-Serra.

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