David Schwimmer siempre será recordado por dar vida al pijo Ross en 'Friends', comedia sobre un grupo de amiguetes que durante diez años obtuvo un éxito arrollador en todas las partes del mundo. Haga lo que haga, creo que nunca se sacará de encima esa imagen, como así lo demuestran algunos de los papeles que ha hecho para el cine, incluyendo cambios de imagen como por ejemplo 'Verano de corrupción'. Lleva tan calado en el cuerpo al pobre de Ross, que hasta ese personaje le persigue e influencia cuando trabaja como director.
Simon Pegg ha tenido una larga carrera, sobre todo en la televisión, pero por aquí no hemos notado su presencia hasta que nos llegó la simpática 'Zombie´s Party', el absurdo título que le pusieron en España a 'Shaun of the Dead'. Con el director de la misma, Edward Wright, repitió en 'Arma fatal', que con la misma fórmula parodiaba los films de acción. Compartió cartel con Schwimmer en la inédita en nuestras salas 'Big Nothing', así que su nueva colaboración, esta vez uno como director y el otro como actor, no debe ser casual.
'Corredor sin fondo' es un título que demuestra una vez más la suma inteligencia del responsable de titular los films en nuestro país. 'Run, Fatboy, Run', que es algo así, como "Corre, gordo, corre", era un título mucho más ideal (de hecho es el original, que coño); y aquí tenemos que aguantarnos con "eso". La película es una comedia romántica que versa sobre Dennis Doyle, un chico que vive solo, trabajando como guarda de seguridad en una tienda de ropa interior. Hace cinco años, su vida estuvo a punto de ser algo muy distinto, pues estuvo a punto de casarse con una preciosa mujer a la que abandonó en el altar. En aquel momento huyó presa del pánico, y ahora se da cuenta de que siempre la quiso, y para demostrarle su amor participará en una gran maratón que tendrá lugar en la ciudad de Londres.
A punto estuvo de ser la ciudad de Los Ángeles aquella en la que se celebra el maratón de la segunda mitad de la película, pero al tratarse de una coproducción entre los USA y los británicos, se cambió a la ciudad de Londres. Lo cierto es que poco importa, porque por mucho que la acción se desarrolle en suelo inglés, casi todo cuanto se narra tiene forma yanqui. El personaje central tiene los rasgos del inglés, quien chupa cámara mucho rato, así que la película puede parecer "británica" en ciertos aspectos. Pegg no renuncia a ciertos momentos de humor desfasado, desenfadado, con algún punto provocativo, aunque todo dentro de cierto comedimiento. Él termina siendo lo mejor de un film demasiado tópico, aunque por momentos no evite caer en cierto ilógico histrionismo, presentado en las escenas más excesivas. Curiosamente, dichas escenas pertenecen a un bloque que se presenta como el mejor del film. Aquel en el que el protagonista se somete a un entrenamiento brutal, con lo que el film se encuentra totalmente libre. El resto cae en la previsibilidad y el tópico más evidente.
Pegg se encuentra secundando por Thandie Newton, como su ex-novia, y Hank Anzaria, como el nuevo novio de ella. Dos personajes enormemente tópicos, interpretados sosamente, que encierran el film dentro de los cánones más comunes de la actual comedia norteamericana. Sin embargo, es en personajes aún más secundarios, donde podemos encontrar algo de riqueza en la película. Dylan Moran y Harish Patel dan vida al mejor amigo y casero, respectivamente, del protagonista. Dos personajes algo mejor dibujados, y que en cierto modo, terminan de vestir la personalidad del personaje central.
'Corredor de fondo' se tambalea entre lo yanqui y lo british. Quizá más lo primero, porque al final la película no renuncia a la moralina tan típica de las producciones norteamericanas, quedando como un film mucho menos irreverente, e incluso menos gracioso, de lo que parece a primera vista. Y es lo segundo gracias a lo cual el film no naufraga. Pegg pone todo su empeño en conseguirlo, y con ello paliar parte de las enormes pobrezas del guión. Al menos, me ha hecho pasar el rato, y eso ya es bastante en estos tiempos.
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