El amor ha sido siempre uno de los temas que más ha interesado a las películas, siendo bastante complicado hacer cualquier lista de títulos narrativos que prescindan por completo de ello. Eso sí, lo más habitual siempre ha sido que las cintas que se centren en ello estén protagonizadas por personajes que van desde los veintitantos hasta los cuarenta y pocos, pero la comedia romántica ha ido perdiendo gancho durante los últimos años y poco a poco empiezan a ganar fuerza los romances con personas de otras edades.
En lo referente a los adolescentes, el humor escatológico ha sido la base de la historia de muchos adolescentes buscando el amor, pero últimamente también ha aumentado el interés hacia relatos de corte más dramático. Estoy convencido de que el gran éxito de la discreta ‘Bajo la misma estrella’ (The Fault in Our Stars) va a hacer que esa tendencia vaya a más y una de las primeras muestras de ello la tenemos con ‘Ciudades de Papel’ (Paper Towns), otro fraude romántico para adolescentes que sólo quiere ser diferente de boquilla.
’Ciudades de papel’, puro artificio
Soy consciente de que en el cine todo es fingido y que uno podría poner pegas a prácticamente cualquier si se pone picajoso, pero lo que no estoy dispuesto es a aceptar cualquier cosa que me quieran colar como si todo valiera. Aquí es obvio que los límites varían en función del criterio de cada espectador, y en mi caso he de reconocer que no soy especialmente amigo de los romances adolescentes que quieren venderse como algo diferente y especial, pero que luego acaban siendo más de lo mismo y, en no pocos casos, de peor calidad.
Ese punto resulta vital para entender que la magia romántica que quiere vendernos ‘Ciudades de Papel’ me resulta increíblemente artificial en cuanto su punto de partida empieza a desarrollarse -para la excusa de base siempre hay que ser más abierto de mente-. Es ahí donde surge lo de querer ser especial con el protagonista ayudando a la chica de sus sueños, con la que llevaba años sin hablar, y más tarde haciendo todo lo posible por dar con ella, pero es que simplemente no hay nada en toda la película que me invite a querer creérmelo.
Está claro que ‘Ciudades de Papel’ juega más con la fantasía adolescente que con la verdadera realidad de serlo, pero nunca llega a tener claro cómo fomentarlo para no quedarse en una incómoda tierra de nadie en la que en ningún momento sabe cómo reflejar ninguna de las dos cosas más allá de simpáticos instantes ocasionales –esa inconfundible canción que utilizan los tres amigos para combatir el miedo-. No soy uno de sus mayores defensores, pero lo suyo habría sido intentar acercarse a lo que es ‘Las ventajas de ser un marginado’ (The Perks of Being a Wallflower).
Esto provoca un grave agujero en el tono, porque tampoco sabe equilibrar muy bien lo que realmente pretende ser, haciendo que lo romántico resulte forzado y demasiado pensado, mientras que su lado realista no podría sonar más falso. La cuestión es que ‘Ciudades de Papel’ es una película que quiere parecer profunda y llegarte al corazón pero lo hace tirando de arquetipos y clichés ya tan desgastados y con una falta de decisión tan grande que superficial acaba por convertirse en una de las palabras que mejor la define.
Nada especial
Mucho ha dado que hablar Cara Delevingne, una modelo que está intentando hacerse un nombre como actriz, durante los últimos días con motivo de una polémica entrevista, pero ojalá hubiese demostrado esa personalidad como Margo, ya que otro de los elementos clave para que ‘Ciudades de Papel’ se venga abajo es que nunca consigue transmitir los motivos por los que su personaje es tan especial y por ahí viene una parte importante de los problemas de la película.
Lo realmente problemático de un personaje que acaba viniendo a representar todo lo que critica es que todo lo demás gira alrededor de ella, por lo que incluso su prolongada ausencia –por presencia el verdadero protagonista es un bastante soso Nat Wolff- marca de forma irremediable la película. Y es que todo lo relacionado con el amor imposible, la búsqueda de pistas e incluso el propio viaje por carretera saben a mentira, a simple producto para llegar al corazón de lo más fácilmente impresionables.
Es una pena que eso impida que la dinámica entre los tres amigos se desarrolle mejor, pues es ahí donde se ven pequeños detalles de interés aquí y allá. No es que tampoco haya mucha verdad en la relación entre ellos, pues aquí también se vuelven a los mismos lugares comunes de siempre presentados de una forma que ya muy vista, pero sí que se percibe cierta química entre los actores y por ahí podría haber salido algo interesante en lo referente a alcanzar la madurez.
El problema es que esa amistad es algo nunca llega a explorarse a fondo, tanto por la historia romántica del protagonista como por la inclusión de tramas propias en esa dirección para los dos amigos que resultan bastante frustrantes, y ni siquiera ciertos destellos de Halston Sage, la mejor amiga en la ficción del personaje de Delevingne, sirven para compensarlo. Tampoco es que Jake Schreier, su director muestre especial interés en ello, ya que su anodino trabajo de dirección va en la dirección de potenciar la magia romántica del todo a un euro que domina la función.
En definitiva, ‘Ciudades de Papel’ es otro drama romántico adolescente que fracasa en todos los frentes, que encima quiere ir de diferente para acabar siendo más de lo mismo y que ni siquiera cuenta con una pequeña redención a través del trabajo de sus protagonistas, algo que sí sucedía en ‘Bajo la misma estrella. Si es que hasta cierta agradable sorpresa de terror que hay actualmente en cartelera que lo aborda de forma muy secundaria me transmite más sobre el amor adolescente que la que aquí nos ocupa…
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