Tras las muchas anécdotas que se acumularon durante su pre-producción, y que incluyen el que Martin Brest lanzara una moneda para decidir si iba a dirigir el filme o no, o el hecho de que Mickey Rourke primero y Sylvester Stallone, después, fueran los actores considerados para interpretar a Axel —Stallone se bajo de la cinta cuatro semanas antes del comienzo del rodaje y fueron necesarios severas re-escrituras para adaptar el libreto a Eddie Murphy— 'Superdetective en Hollywood' (Beverly Hills Cop', Martin Brest, 1984) se convirtió en la cinta más taquilleras del año de su estreno en Estados Unidos, acumulando 234 millones de dólares que se transformaron en 316 a nivel mundial, situándola en la escala planetaria sólo por detrás de 'Indiana Jones y el tenplo maldito' ('Indiana Jones and the Temple of Doom', Steven Spielberg, 1984).
Y todos sabemos ya lo que eso supone en la mentalidad hollywoodiense. Secuelas. Cuantas más mejor. Con esto en mente, resulta curioso que la primera intención de la Paramount para con las aventuras de Axel Foley, ese detective caradura de la policía de Detroit que es, sin duda alguna, el personaje más icónico de cuantos ha representado Eddie Murphy, fuera convertir a 'Superdetective en Hollywood' en una serie de televisión —una idea que fue retomada y vuelta a deshechar hace poco en favor de una nueva entrega cinematográfica—. Pero la negativa de Murphy ante la opción de la pequeña pantalla, y sus ganas de volver a interpretar a Foley en un largometraje, fueron razones suficientes para que Paramount, Jerry Bruckheimer y Don Simpson se pusieran manos a la obra de cara a 'Superdetective en Hollywood II' ('Beverly Hills Cop II', Tony Scott, 1987).
Supongo que con la intención de que cada entrega de la saga tuviera una personalidad diferente —lo que llevaría a Paramount a contar con John Landis para la muy olvidable tercera parte—. Simpson y Bruckheimer quisieron repetir colaboración con Tony Scott después de los espléndidos resultados comerciales que había obtenido el hermano de Ridley el año anterior con 'Top Gun (Ídolos del aire)' ('Top Gun', 1986), una cinta a la que mucho se le puede achacar en lo que a guión e interpretaciones respecta pero que cuenta con una más que correcta labor de realización. Y es precisamente la inclusión de Scott la que, unido a un guión bastante más eficiente, convierte a 'Superdetective en Hollywood II' en un filme que, a mi parecer, supera con mucho a la primera parte.
Reformulando una idea inicial que pasaba por haber trasladado la acción a París y Londres, en el regreso de Foley a Beverly Hills tras la negativa de Murphy de rodar fuera de Estados Unidos, lo cierto es que la estructura básica del guión de esta segunda parte bebe directamente del esquema que movía la primera, cambiando de nuevo el personaje los grises de Detroit por la soleada California para investigar un crimen, en este caso el tiroteo que casi acaba con la vida del Capitán Bogomill —interpretado de nuevo, aunque aquí su protagonismo sea testimonial, por Ronnie Cox—.
Con Judge Reinhold y John Ashton de nuevo en la piel de ese "matrimonio viejo" que son Rosewood y Taggart, 'Superdetective en Hollywood II' tiene muy claro desde el principio que si quiere volver a convertirse en al menos parte del éxito que fue su predecesora, tiene que ofrecer lo mismo que la primera entrega aumentado y corregido, potenciando los dos factores que combinados, hacían funcionar tan bien al primer capítulo de las aventuras de Foley: el humor y la acción.
El primero está plenamente garantizado con la sola presencia de un Eddie Murphy que, lejos todavía de las patochadas infumables en las que después incurrirá durante los noventa y haciendo buen uso aún de su característica risotada, convierte la caradura con la que su personaje sigue haciendo de las suyas en la mejor arma para provocar la carcajada sin problemas, y varias son las escenas aquí incluídas ex-profeso para el lucimiento de la acusada vis cómica del actor afroamericano, destacando tanto la "entrega" de cierto peligroso paquete como el momento de la incursión de los tres policías en el despacho del abogado del "malo" de la función, una secuencia esta que, da igual cuántas veces haya visto, siempre me hace reir.
Pero donde realmente resalta 'Superdetective en Hollywood II' con respecto a su antecesora es sin duda alguna en el cambio a mejor que supone la dirección de Scott con respecto a la de Brest. No quiero con esto menospreciar la labor del segundo para con la primera parte, pero lo cierto es que, aún apreciando la cinta, siempre me ha parecido que adolecía de un ritmo bastante irregular y que el trabajo del cineasta se salvaba en no pocas ocasiones gracias al carisma de Eddie Murphy y a las intrigas planteadas por el guión.
Solucionada la falta de personalidad en la butaca del director con la participación de Scott, y si bien hay que admitir que posteriores trabajos suyos son bastante más enérgicos, encontramos en las varias secuencias de acción que trufan el metraje el complemento perfecto al humor que destila el mismo, contándose entre las mejores de ellas los dos robos, la persecución tras el segundo y, por supuesto, el clímax final.
Quizás acostumbrados a lo que el cine de género nos ha ido dejando en tiempos presentes, asomarse con una mirada actual a lo que 'Superdetective en Hollywood II' nos ofrecía hace tres décadas sea suficiente como para poner de relieve sus carencias —esos villanos arquetípicos hasta decir basta, lo previsible que es todo el conjunto—, pero os puedo asegurar que, habiéndola visto el año de su estreno, e incontables veces desde entonces, la producción es uno de esos filmes a los que les perdonas todo por su inmediata capacidad para hacerte rejuvenecer treinta años. Y eso no hay quien lo pueda criticar.
Ver 22 comentarios