‘Capitana Marvel’ tiene el privilegio de ser la primera película de la compañía protagonizada en exclusiva por una mujer. Eso está trayendo las quejas machistas de algunos sin basarse en ningún dato defendible, pero también existe la posibilidad de que se lleve demasiadas alabanzas por el simple hecho de que al frente de todo tengamos a Brie Larson.
Mucho me temo que todo ello va a manchar la charla que se tenga sobre la película, desviándose así de sus méritos reales. Como entretenimiento cumple sin destacar por encima de propuestas similares y Larson destaca tanto por su interpretación como por la química con Samuel L. Jackson. Más allá de ahí es donde surgen los problemas de ‘Capitana Marvel’.
Una aventura noventera
Siempre me ha llamado la atención que el cine nunca haya prestado especial atención a sacar provecho a la nostalgia por los años 90. Parece que la de los 80 da tanto de sí que no merece la pena preocuparse por más y uno de los ejes fundamentes de ‘Capitana Marvel’ es su preocupación por incluir elementos de la época, desde diferentes artilugios que aparecen en pantalla hasta la estupenda selección de canciones que ilustran y elevan algunas escenas.
Eso se traduce normalmente en pequeños apuntes cómicos que funcionan muy bien dentro de la línea habitual de Marvel y en un constante recordatorio de que ‘Capitana Marvel’ es anterior a la práctica totalidad de aventuras de este universo hasta la fecha. Eso sí, todo esto tarda en llegar, ya que su naturaleza de película de presentación hace que la llegada a la Tierra de la protagonista se demore un rato, lo suficiente para ir sentando las bases de la historia.
Ahí el hecho de “proceder” de otro planeta sirve para potenciar el elemento visual, pero nunca para presentar en condiciones el mundo de los kree más allá de un par de apuntes concretos. Al final todo va encaminado al enfrentamiento con los skrull y pronto deriva todo en una búsqueda que no deja de ser la excusa habitual para llegar a la batalla final.
Lo que sí la diferencia de otras propuestas similares es que el apartado dramático tiene una mayor presencia. Un recurso lógico si tenemos en cuenta que la protagonista va descubriendo quién es en realidad a lo largo de las dos horas de metraje. Eso conlleva una reducción de las escenas de acción en beneficio de algo que el guion firmado por Anna Boden, Ryan Fleck y Geneva Robertson-Dworet nunca terminan de saber exprimir de forma satisfactoria.
Pisando sobre seguro
De hecho, eso provoca la aparición de cierta fatiga en la fórmula de Marvel a la hora de construir el relato, dando la sensación de mundana incluso cuando busca la sorpresa. El gran problema de la película está ahí: la monotonía. Es una pena que no se potencie más el hecho de tener a la primera protagonista femenina en Marvel y opte simplemente por pisar sobre seguro en la gran mayoría de los casos.
Ahí no ayuda el hecho de contar con dos directores inexpertos en una producción de este calibre. Marvel lleva tiempo apostando por esta fórmula y los resultados tienden a ser satisfactorios, pero aquí da la sensación de que Boden y Fleck han confiado a la segunda unidad las escenas de acción, resueltas con solvencia pero sin brillo -solo hay una que destaca más y lo hace principalmente por la canción que suena de fondo-, y en las situaciones más dramáticas nunca encuentran su voz.
Los protagonistas sí dan la talla
Por suerte, el trabajo de casting de los personajes principales ha estado bastante inspirado en el caso de ‘Capitana Marvel’. A Larson no tengo la más mínima pega que ponerle y estoy deseando volver a verla en acción, aunque a poder ser estando en otras manos. Tiene el carisma necesario, sabe cuándo ponerse seria, tierna o divertida y está muy convincente en las escenas de acción.
A su lado brilla un inspirado Samuel L. Jackson que en sí mismo ya representa esa nostalgia noventera que mencionaba antes. Es cierto que no puede usar esos tacos que tanto le caracterizan, pero funciona muy bien con ese tratamiento más familiar y su química con Larson es innegable. Al igual que lo es la que tiene con el simpático gato que acompaña a nuestros héroes a partir de cierto momento.
Por lo demás, se agradece que Ben Mendelsohn no quede limitado al rol de villano malo malísimo al que parece condenado durante los últimos años y cuenta con alguna escena bastante simpática, pero el resto ahí están, cumplen y rápidamente te olvidas de lo que han aportado –o dejado de aportar- a la película.
Por último, me gustaría señalar que visualmente tiene situaciones bastante efectivas en el espacio, pero en líneas generales da la sensación de no querer ir muy allá. En algún momento pensé que podría ser para incidir que la tecnología adecuada no estaba disponible entonces, pero es que simplemente se apuesta mucho por los efectos con luces sin darle algo distintivo más allá del propio traje de la protagonista.
En definitiva, ‘Capitana Marvel’ cumple como pasatiempo, pero se sitúa como una de las aventuras menos inspiradas de Marvel hasta la fecha. Y es una pena, porque Larson se merecía una película mejor que la que ha acabado teniendo. Esperemos que reconduzcan la situación en futuras entregas, porque pese a sus problemas, estoy deseando volverla a ver en acción.
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