Para el segundo grupo de películas proyectada en el Atlantida Film Fest 2016 —que, según Filmin, está teniendo una gran afluencia de público en Palma de Mallorca, y on-line está obteniendo una respuesta bastante positiva también— he elegido dos obras polémicas, por diversos y varios motivos. ‘Objetivo: París’ (‘Made in France’, Nicolas Boukhrief, 2015) retrasó su estreno en Francia debido a los atentados cometidos en París. La realidad superando a la ficción.
El film de Boukhrief narra la historia de un escritor infiltrado en una célula yihadista en la capital francesa. Todo con la intención de escribir un libro, y que conducirá al protagonista por un camino de violencia y fanatismo, de graves consecuencias. Drama que se construye a partir de resortes de thriller con no pocos momentos tensos y una labor interpretativa extraordinaria.
Sam —un muy convincente Malik Zidi— es un periodista independiente que descubre el horror del terrorismo de primera mano al comprobar, dentro de su nuevo grupo de “amigos”, cómo unos ideales tornan a fanatismo. La amenaza de sumir a París en un caos de violencia con un ataque simultáneo de varias células sostiene la tensión en un relato visceral, nada maniqueísta y cuyo apunte más interesante es asistir a la desintegración del grupo provocada por su propia violencia.
‘Objetivo: París’ —un título muy oportunista que nada tiene que ver con el original— también vierte una contundente mirada sobre la ceguera de determinados “creyentes”, dispuestos a creerse todo lo que le digan, realizando una alegoría sobre el poder de la mentira como herramienta para la guerra.
Violenta y directa a pesar de algunos bajones de ritmo.
Un ladrillo con aspecto de película
(From here to the end, Spoilers) ‘The Chilhood of a Leader’ es el típico caso de película difícil de vender, a pesar de intentarlo con uno de esos tráileres que no cuentan nada y dejan atontado al respetable con la fusión de imagen y sonido. Si el título ya es bastante significativo, el desvelar en los avances que se trata de la infancia de uno de los líderes de un régimen fascista, creo que juega muy en contra del film.
Lo cierto es que no hay otro modo de venderlo, o al menos para convencer al siempre cruel público de ir a verla. Sin duda la referencia más directa de la ópera prima del actor Brady Corbet es ‘La cinta blanca’ (‘Das weiße Band - Eine deutsche Kindergeschichte’, Michael Haneke, 2009), con la pretenciosidad y el postureo fílmico elevado al cuadrado. No soy fan del film de Haneke, pero le veo una intención en su pericia técnica.
Aquí también hay pericia, pero las intenciones se las debió dejar el debutante director olvidadas en algún lugar. La arbitrariedad con la que utiliza la puesta en escena es escandalosamente molesta. Planos secuencia siguiendo a los personajes por las escaleras, planos cenitales, uso del gran angular. Todo muy bonito, y todo porque sí. Igual que la supuestamente planificación de algunas secuencias. He oído citar a Ingmar Bergman y Luchino Visconti. Humor raro.
Se publicita la figura de Robert Pattinson, quien aparece, afortunadamente, muy poco en el film, también la de Liam Cunningham —ahora muy conocido gracias a ‘Juego de tronos’—, como padre del supuesto protagonista, un insoportable niño —debutante Tom Sweet— sobre el que el film narra tres de sus rabietas, a cada cual más estúpida. El trabajo actoral queda anulado por la opulencia visual.
Cuando ‘The Chilhood of a Leader’ logra hacerse interesante, al menos para mí, es justo en su conclusión, con una muy significativa secuencia. Antes de eso hay que aguantar un ladrillo fílmico que tiene la osadía de hablar sobre la educación en términos crípticos y pretenciosos.
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