Creo que pocas dudas hay sobre que la gran mayoría asocia a Disney con el cine de animación. Cierto que sus mejores años ya pasaron y que ahora son los chicos de Pixar los que han conseguido mantener la posición dominante de la compañía en ese campo. No obstante, y desde hasta donde alcanza mi memoria, siempre han ido sacando películas de acción real que intentaban reproducir la magia de los clásicos Disney sin llegar a conseguirlo nunca. Eso sí, en los últimos años han ido potenciando la producción de películas que, respetando la idea de ser un entretenimiento apto para los más pequeños de la casa, introducen algunos elementos más adultos a la ecuación. No es que eso haya provocado una revolución en la compañía, ya que películas como la entretenida ‘El aprendiz de brujo’ o la divertidilla ‘La montana embrujada’ acababan dejando de lado todo el potencial de la historia para intentar alcanzar a la mayor audiencia posible. Dentro de esta línea hay que apuntar a ‘Acero puro’, la última propuesta de la compañía por ofrecer un entretenimiento familiar que arrase en taquilla.
A priori la idea de ver a robots dándose de hostias resulta atractiva, ya que, por lo menos en mi caso, trae a la memoria momentos de la niñez en la que enfrentábamos a combates a nuestros juguetes. Sin embargo, el mortal aburrimiento que resultó ser ‘Transformers: El lado oscuro de la luna’ terminó de aniquilar ese pensamiento. Es por ello que el estreno de una película como ‘Acero puro’ es algo un tanto desfasado. Además, tampoco ayuda que tome tanto como referente a ‘Rocky’ y la historia del underdog que va superándose a sí mismo hasta llegar al gran combate con el campeón de la categoría. Todo ello combinado con la historia de una complicada relación paterno-filial en la que no podrían aparecer más tópicos si se esforzasen en ello. Vamos, que lo que nos cuenta ‘Acero puro’ es un batiburrillo de cosas que ya tenemos más vistas que el tebeo.
Uno jamás puede esperar mucho de una película en la que aparezca el nombre de Shawn Levy, ya que es un director especializado en comedias donde tiene que confiar en el carisma de sus protagonistas para sacar adelante lo que nos cuenta. Sin estilo propio ni un gran dominio de ninguna de sus responsabilidades en la dirección, Levy parece el prototipo de director cumplidor y que nunca alza la voz que justa por Hollywood, y ‘Acero puro’ no es ninguna gran sorpresa en su carrera en este aspecto. Cierto es que no suele contar con guiones con muchas posibilidades, y eso resulta una pena en este caso, ya que, por mucho que tome de base un relato de Richard Matheson, las posibilidades de la historia se supeditan con demasiado rapidez a la utilidad del robot en el combate, sin en ningún momento profundizar un poco en lo que convierte a un robot que estaba abandonado en un chatarrero en una brillante anomalía. No, lo que hacen Leslie Bohem, John Gatins, Dan Gilroy, Jeremy Leven (me suelo echar a temblar cuando leo tantos nombres en el apartado de guión) es recurrir al tópico en todo momento (incluso cuando no tiene mucha lógica que lo hagan), y eso convierte a ‘Acero puro’ en una película muy predecible, algo que durando más de dos horas puede llegar a ser bastante molesto.
Creo que nadie osará discutir que Hugh Jackman es un actor que derrocha carisma. Ya lo ha demostrado tanto en el cine (memorable su Lobezno) como en la vida real (muy buen presentador de galas de premios) y en ‘Acero puro’ ese es su principal as para sacar la película adelante. Y es que el personaje de Jackman es el prototipo de personaje mala persona que va cambiando hasta alcanzar su redención final, siendo algo de lo que somos conscientes en todo momento. Sin embargo, Jackman se aprovecha de su carisma para que nos interesemos algo por los personajes y no desconectemos tras la segunda docenas de tópicos. Él solito consigue evitar el hundimiento de la película, ya que el resto del reparto realiza un trabajo, siendo amables, discreto. Dakota Goyo, que dio vida recientemente a ‘Thor’ de joven, sería facilmente intercambiable por otro chaval, aunque sí reconozco que consigue evitar que le odiemos, algo que suele pasar en este tipo de producciones. Evangeline Lilly es guapa y… ya, esa es su gran aportación. Los demás oscilan entre lo desaprovechado (Hope Davis es una muy buena actriz, pero no puede demostrarlo aquí) y lo ridículo (los villanos, tanto los centrales como los secundarios, rozan lo caricaturesco en una ruptura bastante grande con el tono general de la película). Vamos, menos mal que Jackman no tenía nada mejor que rodar esos meses.
La redención de ‘Acero puro’
Sin embargo, hay algo que ‘Acero puro’ consigue bastante bien: La implicación emocional del espectador durante los combates entre robots. Sé que es algo particularmente subjetivo, pero en determinados momentos la película consigue igualar lo que me provocan alguno de los combates de la WWE (el Pressing Catch, vaya) más memorables de los últimos tiempos. Es entonces cuando la sobredosis de tópicos y las soluciones de guión de baratillo dejan de importar. Podríamos, por poner un ejemplo, emparentarlo con la euforia que el fútbol desata en algunos, pero obviando todo el componente violento que suele ir asociado al deporte rey en España. No es que la película consiga crear momentos que vayan a perdurar en el imaginario colectivo, pero sí que consigue redimir a una propuesta que iba camino de convertirse en una absoluta mediocridad al hacer que el espectador conecte con lo que se le está contando. Y es que la repetición de la historia de David contra Goliath es algo que siempre funciona si se sabe hacer correctamente.
En el resto de aspectos relacionados con los robots, lo cierto es que la película no presenta ninguna novedad especialmente reseñable. Sí que se agradece que no se corten con el sadismo a la hora de destruir a los robots que pierden los combates, lo cual nos permite ver cosas equivalentes a algo muy bestia si estuviesen peleando humanos. Y la asociación debería poder hacerla hasta los más pequeños de la casa, pero claro, a la censura al sistema de calificación por edades americano eso es algo que no le importa. En el plano visual, no esperéis grandilocuencias al estilo de la saga Transformers, porque ‘Acero puro’ opta por un perfil bajo en esta faceta y ni siquiera los combates aportan nada novedoso. Eso sí, cumple perfectamente dentro de sus aspiraciones y no deja la sensación de que los robots sean un pegote dentro de la película. Y es que se opta por potenciar la naturalidad frente a la espectacularidad y ahí no hay pegas que ponerle a ‘Acero puro’.
En definitiva, ‘Acero puro’ es un entretenimiento para toda la toda la familia que cumple los límites más básicos que uno puede exigir a una película de estas características: No aburrir y ofrecer algún momento con algo de emoción. A cambio hay que soportar una cantidad tremenda de tópicos, un metraje excesivo y la sensación de que la película hubiese molado más si se hubiese centrado específicamente en todo lo relacionado con los robots. De vosotros depende si algo así os compensa pagar la cada vez más cara entrada del cine o no. Por mi parte, os recomendaría esperar a verla tranquilamente en casa junto al resto de vuestra familia en un día en el que estéis perezosos para hacer algo de provecho o ver una película de auténtico nivel. Vamos, un pasatiempo inofensivo para pasar el rato sin muchas pretensiones.
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