Puede haber una infinidad de motivos por los que el estreno de ‘Jurado Nº 2’ no tiene el calibre que requeriría una posible última película de uno de los grandes cineastas del cine americano. Desde una falta de respeto a toda una institución como Clint Eastwood a una perdida total de la fe en el potencial comercial del cine adulto.
Porque en su último estreno Eastwood ha decidido rescatar ese cine de ambiciones mainstream y personajes humanos lidiando con problemas reales. Un ejercicio de drama y thriller con pretensiones justas pero evidentes, donde el director aprovecha el género para indagar en el sistema y en las motivaciones de las personas. Recuerda a muchas de sus películas de los noventa, pero de las que más me vinieron a la mente fue ‘Medianoche en el jardín del bien del mal’.
Cuando cae la noche en el Sur
Una de las mejores películas de su carrera como director, que no es decir poco, donde adapta una novela exitosa de true crime gracias al guion de John Lee Hancock, que hace por condensar las diferentes historias y personajes del libro. John Cusack y Kevin Spacey protagonizan este drama con crímenes, juicios y gótico sureño que se puede ver en streaming a través de Filmin.
El ambicioso escritor John Kelso es llevado al sur del país, a la localidad de Savannah, para seguir a una celebridad local, el adinerado Jim Williams, que organiza una fiesta de Navidad de alto postín. Sin embargo, este hombre rico que esconde su homosexualidad es acusado de asesinar a su joven amante, ante lo que se declara inocente por actuar en defensa propia. Kelso indagará por su cuenta ya que hay más en la historia de lo que están dispuestos a contarle.
La película plantea desde el inicio una interesante y compleja dinámica entre reportero y acaudalado entrevistado. Esa mirada con cierta crítica entre la relación entre la prensa y el poder se traslada también a un sistema judicial que indaga aún más en su última película, pero siempre desde los parámetros dictados por la historia.
‘Medianoche en el jardín del bien del mal’: un Eastwood exquisito
Eastwood se permite el lujo de explayarse en una película inusualmente larga para él, llegando a las dos horas y media para entrar en las tripas del caso. Pero también para desviarse y observar las vidas locales, tratadas con cierta excentricidad pero nunca llegando a la comedia ridícula. La presencia de una celebridad drag local recibe un tratamiento más empático de lo que otras personas no normativas han recibido en sus últimas películas.
No tuvo el consenso crítico que igual merecía, e incluso fracasó en taquilla. Probablemente dábamos por sentado que películas como esta seguirían siendo el pan de cada día. Pero ya vemos que ni siquiera el nombre de un director legendario, con varios éxitos a sus espaldas, es suficiente para garantizar la pervivencia de un cine comercial con ambiciones humanísticas. Por eso hay que apreciar las pocas que obtenemos y reapreciar joyas como esta, que todavía presentan una historia y unos personajes con gusto absoluto mientras mira un poco más allá.
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