'Poesía': aprender a mirar de nuevo

'Poesía': aprender a mirar de nuevo
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Hoy sale a la venta en DVD la película coreana ‘Poesía’ (‘Shi’, 2010), de Lee Chang-dong, que vi en cines, pero ya algo tarde, cuando quería recuperar todo lo que me había dejado del 2010 para hacer una lista completa de lo mejor del año.

La continuación de ‘Secret Sunshine’ (‘Milyang’, 2007), contiene instantes maravillosos. El final, especialmente, es una preciosidad. En sí mismo ya constituye una obra cinematográfica poética que parece que podría tener vida propia o sostenerse sin más — podría ser un corto, una pieza de creación…— La voz de la joven leyendo el poema se superpone a las imágenes con una fuerza inmensa que provoca un estremecimiento sin necesidad de música.

La belleza de ‘Poesía’ no es puramente visual. Los encuadres en ocasiones dan con paisajes urbanos y rurales que pueden resultar agradecidos y que se fotografían con acierto, pero el director no se dedica a cuidar la colocación de la cámara y a buscar el ángulo y la composición que mayor lucimiento estético pueda proporcionarle. Hay veces en las que lo retratado es mundano o hasta vulgar. Estamos muy lejos de esas películas de fotografía tan sublime que sus fotogramas se disfrutan como cuadros o postales sin que sea necesario más, ni contenido ni emociones.

Sin embargo, los planos de ‘Poesía’ están impregnados de sentimientos que el espectador ha ido albergando gracias a lo que se ha escuchado en el taller de creación poética, a la bondad que hemos percibido en la anciana… Así, las imágenes se aprecian gracias a la elevación espiritual que se siente al penetrar en el mundo y en las miras de la protagonista. Supongo que en eso consiste la poesía: las palabras pueden ser sonoras o feas y desgarradoras, pero la emoción transmitida las transformará siempre en algo bello. Como dice el profesor de la protagonista: hay que aprender a ver las cosas para que lo más cotidiano se convierta en poético.

Poesía

Personajes

Yun Jung-hee encarna a una mujer que está siempre en Babia, sin que se sepa nunca —no lo sabe el espectador, pero seguro que también se lo preguntan quienes interactúan con ella— si está ida a causa de su edad y su enfermedad o si elige vivir en su mundo para huir del terrenal. Ante esta interpretación o ante esta actitud vital tan pasiva, muchas veces es difícil sentir empatía o comprensión, pues la perplejidad y casi la risa se apoderan de quienes presenciamos las acciones de la señora. Pero en otros momentos una enorme ternura nos llena. Y, cuando llega la hora de la verdad (spoiler) y es necesario mostrar valentía, nos sorprende que se sitúe por encima de todos los demás, tomando la única determinación válida y ética, una decisión por la que deseábamos que optase desde el inicio, pero que sentíamos que quizá no llegaría nunca (fin del spoiler).

El chaval, interpretado por Lee Da-wit, parece la encarnación del adolescente más canónico, tanto es así que podría caber en él tanto la más infinita candidez como la acción de la que se le acusa. Hacia este personaje, más o menos genérico, más o menos objetualizado se puede proyectar todo, desde la preocupación y el cariño de una anciana que está a su cargo, hasta el desprecio absoluto.

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El resto de los personajes están retratados en grupo. Los padres de los otros adolescentes se comportan como uno, con una única postura ante los hechos y con una completa falta de moral o de caridad, siquiera de sentimiento de obligación ante la educación de sus hijos, que tendrían que aprender algo sobre las consecuencias de sus actos. Destaca el dueño del karaoke, que recoge y escucha a la señora, pero no como alguien que se distancie de su visión, sino más bien como representante de los demás.

El otro grupo lo componen su profesor de poesía y los poetas que se reúnen para leer sus escritos y cenar, de entre los que sobresale el policía con sus chascarrillos soeces. Éstos forman la vertiente divertida, pues se comporta de manera casi tan absurda como la protagonista, restándole el halo de belleza estética o glamour que se le podría presuponer a la creación de poesía. Con una intención semejante, el anciano al que ella cuida, que funciona de forma individual, parece previsto para introducir un contraste entre la apariencia elegante de la protagonista y su realidad.

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Desarrollo de la historia

La trama es en cierto modo similar a la de la también surcoreana ‘Mother’, del genial Bong Joon-ho, —que saldrá a la venta el 1 de marzo en DVD—. Por el contrario, presenta, un enfoque radicalmente diferente hacia unos hechos casi idénticos. La señora mayor, que es abuela en un caso y madre en el otro, opta por una actitud diversa ante la situación, pero en definitiva es quien se mueve, quien toma decisiones y provoca consecuencias. (Spoiler) En ambas se reivindica el poder de estas mujeres de apariencia endeble. ‘Poesía’ demuestra que la persona que aparentaba ser más débil e insignificante, aquella anciana que tan poco encajaba entre el grupo de hombres convencidos de sí mismos que intercedían por sus hijos, finalmente es quien más fuerza tiene de todos ellos (fin del spoiler).

A pesar de toda su capacidad para emocionar, la película se me antoja demasiado lenta y larga. La tardanza en retomar las tramas que se han dejado en suspensión para contar otros menesteres, es excesiva: casi da tiempo a olvidarse de lo que estaba pendiente, por lo que esto puede perder intensidad dramática. Claro que podría estar entre las intenciones del autor que se nos fuesen las cuestiones de la cabeza, para emular el sentimiento de pérdida de memoria que estaba experimentando la protagonista.

Conclusión: se trata de una historia muy bella por sus implicaciones humanas y emocionales, que se debe ver con mucha paciencia y suma atención, dejándose arrastrar por su ritmo, por el indolente comportamiento de la protagonista y por la poesía de su apreciación de la vida.

Otra crítica en Blogdecine | ‘Poesía’, irreductible belleza, por Juan Luis Caviaro.

Mi puntuación:

3,5

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