Seamos sinceros, las secuelas pocas veces están a la altura del original. En principio demuestran una pequeña falta de originalidad al tratar de explotar una fórmula ya utilizada con personajes ya creados a los que ya no hace falta presentar. Llevan haciéndose desde que el cine es cine y evidentemente hay casos famosos en los que una secuela está sin problemas a la altura del original, y en ocasiones algunas que llegan a superarla. Me viene a la memoria títulos como ‘La novia de Frankenstein’ (‘The Bride of Frankenstein’, 1935, James Whale) y ‘El padrino, parte II’ (‘The Godfather: Part II’, 1974, Francis Ford Coppola), preferibles a sus respectivos antecedentes por poco que sea. Hay más, excepciones que confirman la regla general. No hablemos ahora de segundas partes bochornosas porque la lista sería interminable.
Afortunadamente hablamos de Pixar, y hacerlo sobre ellos es hacerlo a otro nivel. La peor película de la casa —para el que suscribe es ‘Bichos’ (‘A Bug´s Life, 1998, John Lasseter & Andrew Stanton) y me parece magnífica— es una lección de cine para muchas de las películas de imagen real que se estrenan a lo largo y ancho de los años. Paso a paso han ideo superándose alcanzando unos límites que siempre parece que no van a rebasarse, pero ahí están los chicos de Pixar comandados por el incansable John Lasseter dando muestras de imaginación infinita, logrando ese pequeño milagro de poner en armonía al público infantil y adulto creando emoción a través de la diversión. Hace ya más de 10 años que nos regalaron ‘Toy Story 2’, (id, 1999, John Lasseter, Ash Brannon & Lee Unkrich), una de las piezas clave de la casa.
‘Toy Story’ (id, 1995, John Lasseter) había sido un superexitazo en todas partes del mundo. El público había quedado encandilado con una historia increíble y nos habíamos enamorado completamente de unos personajes, por lo que su regreso, cinco años después, supuso una alegría para todos nosotros. Eran muy pocos, por no decir nadie, los que iban a resistirse el reencontrarse con unos personajes tan ricos y cautivadores. Y por lo que parecía habría más diversión, más emoción, con la incursión de nuevos personajes y una aventura que no olvidaríamos. Nuestras expectativas se cumplieron con creces, abriendo nuestros ojos de par en par ante otra obra maestra de la animación, que técnicamente superaba a la primera con creces aunque comparándola con alguna de las últimas de Pixar se ha quedado como vieja.
Pero ya se sabe —más ahora que en el momento del estreno de ‘Toy Story 2‘— que en Pixar no sólo se trata de técnica, de ser los mejores animando por ordenador, se trata realmente de saber utilizar esa técnica para hablarnos de grandes personajes animados que desprenden más vida que muchos otros interpretados por actores de carne y hueso, y de mezclarse con una historia que en la mayoría de los casos ha contado con un guión sólido, de hierro. El presente caso es uno de los más claros, los cuatros guionistas acreditados hilan una historia en la que no faltan de nada y está servida con un sentido del ritmo único. Desde su inicio hasta su desenlace ‘Toy Story 2’ atrapa al espectador sin darle respiro y sumergiéndolo en un emotivo viaje que va in crescendo hasta su explosión en un clímax final que deja en paños menores a buena parte del cine de acción coetáneo.
Más de una vez a John Lasseter se le ha definido como el Steven Spielberg de la animación y me parece una comparación muy acertada. El director de ‘E.T’ es uno de los realizadores favoritos de Lasseter y éste se ha encargado de rendirle tributo en varias de sus películas, no sólo con referencias directas a alguno de sus films —aquí encontramos una muy divertida a ‘Parque jurásico’ (‘Jurassic Pak’, 1993)— sino por esa envidiable capacidad para aunar lo comercial con la calidad. ‘Toy Story 2’ da comienzo como si se tratase de un film de Superman con esos títulos de crédito sobre el espacio, a continuación un prólogo que parece una de esas introducciones a lo James Bond o Indiana Jones. Enseguida nos enteramos de que es un videojuego sobre Buzzlightyear al que Rex está jugando. A lo largo del film los chistes sobre grandes films de evasión son continuos, desde ‘La jungla 2: Alerta roja’ (‘Die Hard 2’, 1990, Renny Harlin) hasta el homenaje más celebrado, el de ‘El imperio contraataca’ (‘The Empire Strikes Back, 1980, Irvin Kershner), sin duda la secuela más laureada de todos los tiempos.
En ‘Toy Story’ era Buzz quien tenía un problema de identidad al no querer aceptar que era un juguete y no un guardián espacial. En esta segunda entrega, se le da la vuelta a la situación y es Woody, que ha sido secuestrado por un friki coleccionista, el que se entera de que es un objeto de colección al formar parte de una valiosa familia de muñecos, entre los que se encuentra una chiquilla cowboy un poco pesada y un capataz con secretos planes de inmortalidad. En esta parte el film presenta sus cartas más serias, ésas que anticipaban ya que Pixar caminaba hacia la madurez sin concesiones dentro del mundo infantil, muy consciente de que su público algún día crecerá y no querrá saber nada de dibujos animados. Sin ningún tipo de tapujos, y sobre todo sin cargar las tintas, la película nos habla de termas como la vejez o del hecho de ser abandonado.
Mientras Woody toma conciencia de quién es y de lo que debe hacer, el resto de sus amigos planean una suicida misión de rescate que les lleva por una buena parte de la ciudad hasta un almacén de juguetes y de ahí a un aeropuerto, sorteando toda una serie de peligros; parte ésta en la que Lasseter y su equipo demuestran una imaginación desbordante empleando elementos muy familiares —una maleta, un calle, una puerta automática, un ascensor, un coche, un avión— como los grandes obstáculos que deberán eludir nuestros protagonistas. Un más difícil todavía que Lasseter aprueba con la nota más alta, pareciendo que para los chicos de Pixar nada es imposible.
Esta obra maestra se estrenó hace ya once años, toda una vida en la animación por ordenador. Hoy mismo nos llega su tercera y conclusiva entrega y mucho me temo que seremos bastantes los que echemos mano de los cleenex. Despedirse de Buzz Lightyear, Woody y el resto de la pandilla va a ser muy duro.
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