Pese al cierre anunciado hace dos días por el Presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, RTVV continúa sus emisiones. No hubo fundido a negro, como se especulaba dramáticamente. A día de hoy, Canal 9 sigue emitiendo, si bien lo hace en un tono muy distinto al que nos tiene acostumbrados el ente, coronando sus emisiones especiales con el hashtag #RTVVnoestanca (RTVV no se cierra). Y, paradojas de la vida, logrando sus mejores datos de audiencia: hasta un 9,4% de share, que triplica su media habitual. Y es que el discurso de rechazo al cierre y de denuncia de la mala gestión que se ha hecho del ente público copan ahora la programación.
Tanto es así que los propios responsables de informar sobre el accidente de metro que causó la muerte de 43 ciudadanos y sobre el que, según ellos, se manipuló sobremanera en los informativos de RTVV, pidieron disculpas por su "actitud indigna" en relación con la cobertura, durante el informativo especial sobre el cierre que sustituyó ayer a la programación habitual de Canal 9. Y es que ahora se sienten libres de denunciar la mala praxis de la Generalitat a la que el art. 56 del Estatuto de Autonomía, otorga las competencias de "regular, crear y mantener televisión, radio y demás medios de comunicación social, de carácter público, para el cumplimiento de sus fines".
La cuestión legal
La Generalitat debe ahora seguir el cauce legal para disolver la entidad y que RTVV deje así de emitir. Es más; una vez incluso elaborada y aprobada la ley que permita el cierre, habría que esperar a comprobar cuándo entra en vigor la disolución o cese de actividad de esta empresa pública. Hace ahora poco más de un año se derogó la ley 7/1984, de 4 de julio, que reguló en su momento la creación de la entidad pública RTVV, al aprobarse una nueva ley, la 3/2012, de 20 de julio, con la intención de adecuar la legislación del ente a la situación económica actual.
En esta modificación se establecía la fusión entre Televisión Autonómica Valenciana, S.A. y Radio Autonomía Valenciana, S.A en una única sociedad, RTVV S.A. Se trata, pues, de una sociedad mercantil de titularidad pública, que habrá de disolverse como tal y que se regula en función de la ley 3/2012, sus Estatutos Sociales y la normativa reguladora de empresas de la Generalitat. Para poder cerrar RTVV S.A., además de disolverse como empresa, el Gobierno tiene dos vías legales: la ley ordinaria que ha de pasar por el Parlamento Valenciano (pero que implica una demora en el tiempo así como la posibilidad de enmiendas) o la creación de un Decreto Ley, un recurso que ya han utilizado en la reestructuración de otras empresas del sector público, aludiendo el carácter urgente de la resolución para justificar tal medida.
La nueva ley de radiotelevisión valenciana establece también una importante novedad: la "posibilidad de que Radiotelevisión Valenciana, SA pueda externalizar la producción y edición de contenidos así como la provisión de medios materiales, técnicos y humanos que requiera la prestación del servicio". Pero de la externalización podríamos acabar pronto en privatización si se cumple lo que parece la crónica de una muerte anunciada.
Y podría ser así pese al esfuerzo de trabajadores, asociaciones y la sociedad valenciana en general por pelear contra el cierre de RTVV, manifestándose en diversas concentraciones que están teniendo lugar estos días en Valencia frente al Palau de la Generalitat o en Burjassot, frente a la sede de RTVV, buscando la posibilidad de que el final de RTVV sea negociable y no una decisión unilateral y que no tiene que ver únicamente con motivos económicos, como alegaba el Presidente de la Generalitat. Han indignado y mucho las palabras de Fabra intentando convencer demagógicamente a los valencianos de que la única alternativa para evitar el cierre de la televisión pública era cerrar un hospital.
Reacciones al cierre
Las reacciones no se han hecho esperar tampoco en el sector audiovisual valenciano que, según informaba ayer el diario digital Valencia Plaza, ya se plantea bajar la persiana. Y es que son muchas las productoras locales (y en órbita, un buen número de profesionales) que "vivían" del trabajo que producían para Canal 9, ya sea con la elaboración de contenidos propios o cubriendo determinados eventos. Pero no sólo lamentan perder su trabajo; desde el sector se habla de la muerte de nuestra cultura, ya que Canal 9 (desde octubre de este año, Nou TV) era una "ventana al mundo" que mostraba nuestras costumbres y ejercía de difusor de nuestra cultura y nuestra lengua.
Hoy mismo el Consejo de Administración de RTVV instaba mediante un comunicado de prensa en su web a los trabajadores a seguir desarrollando su labor para asegurar el normal funcionamiento de la radio y la televisión públicas y llamaba la atención sobre la gravedad de privar a los valencianos de lo que consideran un "derecho fundamental".
Reacciones también por parte de FORTA, la Federación de Organismos de Radio Y televisión Autonómica, ha emitido un comunicado en el que manifiestan su esperanza de que se pueda seguir manteniendo un servicio público como es RTVV y abogan por un modelo sostenible que lo haga posible (aunque tampoco dan fórmulas). Curiosamente, el Ente Público Radiotelevisión Autonomía Madrid es el único de los 13 que no suscribe las palabras de FORTA. Tal vez porque no crean, mirando a su ombligo, que una televisión pública endeudada hasta las cejas pueda salir de ese atolladero y llegar a ser un servicio público sostenible (y rentable).
En la calle, se respira un aire de apoyo al ente, algo que nunca tuvo por gran parte de la sociedad valenciana, que asistía atónita a la instrumentalización política del medio, a la mala gestión económica y a la pérdida de la posibilidad de tener una televisión pública que de verdad representara a la sociedad valenciana. En las redes sociales la petición de elecciones adelantadas está tomando fuerza y muchos están aportando su firma contra el cierre de RTVV a través de Change.org.
En ¡Vaya Tele! | Ser televisión autonómica en tiempos de crisis
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