Antena 3 ha programado, para el mes de marzo, un ciclo de cine de catástrofes en su espacio "El Peliculón" (por cierto, deberían ir pensando en cambiarle el nombre) bajo el denominador común de "Marzo en alerta". Huracanes, tormentas, terremotos, inundaciones... van a asolar las pantallas televisivas.
Este ciclo incluye películas como 10.5:Apocalipsis, o Categoría 7:El fin del mundo. Todas tienen un desarrollo similar: amenaza de desastre natural, un experto o experta que intenta alertar sobre él, varios protagonistas que reaccionan de distinta forma ante la amenaza... y muchos efectos especiales.
Lo cierto es que el cine de catástrofes tiene una larga tradición.
Desde clásicos como "El coloso en llamas" (incendio pavoroso) o "Earthquake" (terremotos) hasta más actuales como "El día de mañana" (glaciación express), pasando por "Deep Impact" (terremoto quise decir meteorito), "Vulcano" (eso) o "Twister" (huracanes), el "séptimo arte" ha dedicado especial atención a un género que permite explotar sentimientos muy dramáticos. Los efectos especiales de la última década han permitido añadir espectacularidad a las películas, en muchas ocasiones eclipsando totalmente el desarrollo dramático de las mismas.
Y es en este punto en el que nos encontramos. Lo que hace 5 años era patrimonio exclusivo de las grandes productoras (invertir grandes sumas de dinero en efectos visuales) se ha "democratizado", permitiendo que cualquiera con (relativamente) poco dinero pueda añadir una inundación, un huracán o la demolición de una ciudad entera.
Lo cual es, en el fondo, una buena noticia: aunque los hay mejores y peores, los efectos visuales han dejado de marcar la diferencia entre las películas atractivas y las desechables. El foco vuelve a ponerse en las historias, los personajes, las actuaciones.
Más información | Antena 3 En ¡Vaya Tele! | En noviembre vuelven los desastres naturales
