Los celos son, pienso, el peor de todos los defectos, porque convierte en víctimas a ambas partes
Un 19 de noviembre nacía Gene Tierney, Laura forever, a la que el mítico productor Darryl F. Zanuck definió así: "incuestionablemente la mujer más bella de la historia del cine". Acostumbrada a que los hombres perdieran la cabeza por ella en la pantalla, en la vida real fue capaz de darle calabazas al mismísimo Howard Hugues, y la crueldad que a veces emite el amor se saldó con su ingreso en un sanatorio debido a la gran depresión que sufrió tras su tormentosa relación con el príncipe, y mujeriego, Alí Khan. En cine, algunos de los directores más importantes de los años 40 y 50 —Ford, Preminger, Leisen, Daves, Negulesco...— tuvieron la suerte de poder dirigirla.
Películas imprescindibles para un buen homenaje: 'El diablo dijo no' ('Heaven Can Wait', Ernst Lubitsch, 1943), mi film preferido del maestro de Wilder, con una Tierney que enamora al mujeriego Don Ameche; 'Laura' (id, Otto Preminger, 1944), una de las películas más perfectas que existen; 'Qué el cielo la juzgue' ('Leave Her to Heaven', John M. Stahl, 1945), su única nominación al Oscar y su personaje más perverso; 'El fantasma y la Sra. Muir' ('The Ghost and Mrs. Muir', Joseph L. Mankiewciz, 1947), por amar a un fantasma; y 'Casado y con dos suegras' ('The Mating Season', Mitchell Leisen, 1951), el último gran título de su director, comedia de enredo sobre el amor.
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