"Se está volviendo ridículo". Emma D'Arcy exige este cambio para Rhaenyra en la temporada 3 de 'La casa del dragón'

"Estamos entrando en el reinado del fanatismo", asegura la intérprete

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Vamos a tardar todavía en ver la temporada 3 de 'La casa del dragón', la precuela sobre la guerra civil Targaryen en el universo de 'Juego de tronos' pero los protagonistas de la serie tienen claro qué quieren para su personaje. Al menos eso asegura Emma D'Arcy, Rhaenyra en la serie, en una reciente entrevista para el podcast Happy Sad Confused.

Danza de floretes

Durante la conversación con Josh Horowitz, D'Arcy fue preguntada sobre lo que se viene en la temporada 3. Se viene, definitivamente, la guerra de la Danza de dragones y la intérprete necesita que se cumpla un deseo: que le den una espada a su personaje:

«La demanda que tengo es tener un arma, en plan, se está volviendo ridículo. Ni siquiera me importa si es una pequeña daga, una espada corta. Me da igual. Todos los hombres de la serie no se tienen que preocupar por dónde ponen sus manos porque están constantemente sosteniendo el pomo de su espada. Eso obviamente suena como un nuevo fin, pero puedes hacer lo que quieras. Es cierto. Pero para el resto de nosotros, ¿dónde ponemos nuestras putas manos?. El próximo año, una mano va a ocuparse de eso. Es lo que quiero. Quiero una espada y he sido muy clara con eso con Ryan [Condal] y creo que va a pasar.»

Dejando ese detalle de tener o no una espada, D'Arcy sigue analizando el arco de su personaje y cómo cree que, ahora por primera vez, Rhaenyra toma las riendas de su destino:

«En cuanto a lo que pasa después, algo que me llamó la atención recientemente de las dos temporadas es que ella es a menudo un personaje reactivo, está en una posición reactiva y al final de la temporada 2 es quizás la primera vez en la que está en una suerte de posición superior, políticamente. No sé la respuesta a la pregunta de qué pasa cuando ella está en una posición de poder genuino, sin ser desautorizada por todos en su consejo, tiene la ventaja estratégica.»

«Estamos acercándonos al reinado del fanatismo», sentencia D'Arcy al final de la reflexión. Para la intérprete, el personaje está adoptando una suerte de posición de fe ciega en su legado, en su apellido y todo lo que conlleva... y eso es aterrador.

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